30.6.09

Virgilio Piñera antologado


Virgilio Piñera. Fuente: el tono de la voz

Ediciones El Corregidor en Argentina ha decidido publicar a Virgilio Piñera, el gran escritor cubano, de enorme influencia en la mayoría de autores de su país, aunque no tan reconocido en hispanoamérica y España a pesar de su calidad. Cuentos selectos es el nombre de su antología d relatos y en Radar Libros publican un adelanto de la introducción de Cecilia Manzoni:


Podría decirse que las pasiones encontradas, así como los sucesivos eclipses y renacimientos que rodean la obra de Virgilio Piñera forman parte, en términos generales, de la continua y difícil inserción de los intelectuales en el mundo social, pero también de la intensa confrontación en el interior del campo cultural cubano, al que le ha costado aceptar una estética revulsiva y un temple inevitablemente independiente, como lo atestiguaron sus contemporáneos. Aun así, una ética sin estridencias fue capaz de sostener su escritura en circunstancias complejas: el exilio en la Argentina, la Cuba anterior a 1959 y las peores soledades del borramiento que sufrió en los últimos quince años de su vida en La Habana, los que van desde 1965 aproximadamente hasta su muerte solitaria en 1979. Si las diversas formas de la intimidación y la censura –sean violentas o sutiles– resultan siempre inaceptables, su exasperación con quien fuera uno de los más notorios protagonistas de la vida cultural cubana sustentó tempranamente largos exilios, una solución que, cuando todavía le era posible, rehusó Piñera. Colaborador desde los años cuarenta en Espuela de Plata y Nada Parecía, publicaciones periódicas en las que fueron confluyendo los que luego serían llamados origenistas, mantuvo con sus integrantes una relación compleja que de todos modos le posibilitó el encuentro con su propia voz; dramaturgo de éxito en los sesenta, se perfiló como una figura reconocida internacionalmente y dirigió durante un tiempo Ediciones R, empresa editorial revolucionaria en varios sentidos de la palabra. Escritor infatigable, fue autor de memorables poemas, formidables obras de teatro, cuentos y novelas extraños y excitantes, ensayos lúcidos, audaces e incluso premonitorios, muchos de ellos publicados en proyectos culturales tan prestigiosos como la revista Orígenes dirigida por José Lezama Lima, a quien lo unió un difícil y a veces imposible equilibrio entre la admiración y el rechazo.



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Los genios rumanos


Emil Cioran en una calle rumana. Fuente: jose maria siles blog

Rumanía es un pequeño países que ha dado grandes genios literarios. Esa es, al menos, la conclusión a la que llega César Antonio Molina en su artículo en el ABCD las letras y no está muy desacertado. A través de la triada Cioran-Ionesco- Eliade se hace una exploración sobre la siempre sorprendente literatura rumana. Muy recomendable. Dice:


Cioran y su generación, explica Vartic en Cioran ingenuo y sentimental (Mira Editores, 2009), repleta de genios de trascendencia universal, habían nacido con una «sed demiúrgica» en una cultura de «calibre» minúsculo que era el reflejo de un país «liliputiano». En No, Ionesco no daba ninguna oportunidad a la cultura rumana. Tampoco a compatriotas como Eliade o Cioran si no daban el salto fuera de ella. La cultura rumana, al carecer de importancia, no era considerada seria, imitaba a la europea, era una pariente pobre. El propio Ionesco se veía condenado a la marginación. En realidad, los rumanos se sentían orgullosos de no ser nada, de vivir al margen de la Historia, y les perturbaban personalidades tan extraordinarias como las de Cioran-Eliade-Ionesco, con un sentimiento de eternidad y absoluto. Personalidades tan gigantescas que un país pequeño no era capaz de asimilarlas. Vartic lo ejemplifica muy bien utilizando el personaje de Schiller, Fiesco.(...) «Únicamente estimo en este país a aquellos que han querido dejar de ser rumanos, pues sólo ellos podrán ser los rumanos del mañana. Ser rumanos de verdad implica no querer ser rumanos tal como se entendía hasta ahora», escribió Cioran. Eliade e Ionesco dejaron de serlo, aunque no del todo. El primero comprendió lo grande que podía llegar a ser un rumano cuando sale al mundo; el segundo reconoció que la revuelta contra la cultura de su país dio lugar a una edad dorada en el extranjero. Los complejos de inferioridad siempre han sido asumidos por infinidad de pueblos pequeños. Decía Gombrowicz: «Nací en un país donde la actividad principal de todo el mundo es la de lamentarse». (...) «No hago nada y ni siquiera pienso, me rondan algunos pensamientos y yo los dejo en libertad.» Cioran, adlátere de Dios en el monólogo del solitario. «Cuando estoy solo estoy completo, y cuando estoy con otros no estoy completo.» Cioran sin los hombres, sin la patria, sin Dios. Para él, Dios era su infinita intimidad e individualidad. A Dios lo consideraba una especie de álter ego, un compañero de soledad absoluta en plena noche. Cioran, filósofo de la confesión, de la subjetividad y la literatura, como Séneca, San Agustín, Montaigne, Pascal, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche. Filósofo del fragmento como expresión donde fija por escrito sensaciones, estados, accesos, reacciones, todas de carácter fulgurante. Dandi metafísico viviendo en un ático, en la rue de l?Odéon, en compañía de las nubes. Comparto con él esta frase de Baudelaire: «Siempre me ha producido verdadero espanto llegar a ser una persona útil». Eliade-Ionesco-Cioran y tantos y tantos otros, ¡Rumanía ya en la Historia!



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J.C. Onetti en El Cultural


Homenaje a Onetti en El Cultural. Fuente: elcultural

Nadie ha celebrado con tanto entusiasmo en España en centenario del extraordinario Juan Carlos Onetti como "El Cultural". Seguro el primer sorprendido sería el mismo Onetti, quien al ganar el premio Cervantes leyó una declaración: "es conveniente que se sepa que el jurado [...] ha tenido la quijotesca ocurrencia de otorgar esa gran distinción a alguien que desde su juventud estaba acostumbrado a ser un perdedor sistemático, a un permanente segundón [...] que no tenía ninguna victoria en su palmarés”. Entre los convocados a este homenaje están Jorge Rufinelli, quien escribe:


Actualmente la presencia de Onetti en la literatura no debe medirse únicamente por la eventual o virtual “influencia” de sus historias, ambientes y personajes, sino por su condición de modelo de escritor auténtico que jamás se sometió a requisitos de mercado y tuvo una fidelidad única: a la literatura. Ni siquiera a sus lectores ideales. De ahí, la poderosa admiración que por Onetti han sentido escritores como Juan Rulfo, García Márquez, y Julio Cortázar. A veces esa admiración es tan poderosa que sólo puede conjurarse escribiendo un libro, y ésos son los casos de Mario Vargas Llosa con El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008), y de Antonio Muñoz Molina, quien desde hace tiempo -ha dicho- se encuentra escribiendo un libro sobre Onetti, y quien ha señalado como supremo elogio: “Onetti te exige una lectura muy intensa, de los cinco sentidos”. Dolly Muhr señaló que Onetti a su vez admiraba a Muñoz Molina: “Son tan faulknerianos que se admiraban mutuamente”.


También participa Ignacio Echevarría:


Se ha destacado abundantemente la sorprendente madurez con que Onetti irrumpe en su propio mundo, en su propio estilo. En este sentido, cabe referirse a él como un escritor sin prehistoria. Apenas se puede hablar en su obra de una etapa de formación. Después de El pozo (1939), las novelas Tierra de nadie (1941) y Para esta noche (1943) acusan una episódica vacilación del rumbo a seguir, consecuencia de unos años por otro lado repletos de todo tipo de llamamientos para un escritor políticamente concienciado, por mucho que su compromiso con la escritura fuera impostergable. Ya la siguiente novela, sin embargo, La vida breve (1950), funda el territorio que el resto de la obra no hará más que explorar y que poblar. Y con los cuentos ocurre otro tanto. Baste señalar que una pieza magistral como “Un sueño realizado” (1941) es el quinto cuento que Onetti publica con su firma. Entre sus cuentos y novelas, por otro lado, se despliega un espacio incierto en el que resulta difícil, en muchas ocasiones, decidir a qué modalidad conviene adscribir una pieza u otra. Labilidad genérica; recurrencia de escenarios, de personajes, de motivos temáticos; continuo estilístico: el territorio narrativo de Onetti no ofrece apenas promontorios desde los cuales jerarquizarlo. Las obras completas de este escritor configuran, así, una perspectiva circular; admiten ser abordadas desde cualquier punto, sin que el itinerario escogido, por aleatorio que sea, desfigure el efecto del conjunto. Con muy buenas razones cabría dudar entre emplear aquí la etiqueta de obras completas o, más ceñidamente, la de obra completa.



Por otra parte, Antonio Soler comenta el gusto por lo policial de JCO:


Puede que alguna vez, o siempre, Onetti tratara de escribir novelas estrictamente policiales. Nunca lo consiguió. Quizá le ocurriera lo mismo que a su maestro Faulkner cuando intentó escribir una novela del género para ganar dinero y le salió Santuario. Es lo que a veces vemos en Onetti. Una trama policiaca de fondo devorada por el autor, por el peso de su mundo. Viscoso, difuso. Detrás queda el decorado, el regusto de lo policial. Pero apenas es un paisaje borrado por una lluvia densa. Dentro de Onetti siempre llovía. Siempre había callejones solitarios, mujeres pintarrajeadas y sensuales. Y un misterio por resolver. Sólo que al acabar de leer las novelas los misterios no se resolvían. Se habían trasladado a nuestra existencia y formaban parte de nosotros, como una gloriosa epidemia.


Cierran el homnaje palabras de Luis Mateo Diez y Luis Landero, así como una reseña de Joaquín Marco al tercer tomo de las Obras completas de Onetti.



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26.6.09

El espía que surgió de mi cabeza


PALABRA DE AUTOR. “Por lo general no soy tan meticuloso”, confiesa John Le Carré sobre el proceso de escritura de su última novela.

Reconocido como uno de los maestros del espionaje, el británico John Le Carré se entrevista a sí mismo y devela la cocina de su última novela, El hombre más buscado. Este libro indaga sobre el poder y el dinero, y su escritura, como dice la crítica literaria Márgara Averbach, es lúcida, incisiva y peligrosa.


Por: John Le Carré

-¿El hombre más buscado" es un regreso a su estilo o es más bien algo innovador?

-Eso es algo que deben decidir los críticos. Yo no formo parte del proceso crítico. Lo que sé es que este libro me encanta, y funcionó desde el mismo inicio de la obra. Tan pronto como puse en movimiento a los personajes, me llevaron donde quería estar. Doté al argumento de un toque de ira, y mis personajes han sabido expresarla. Pretendía escribir una novela de suspenso y, a medida que avanzaba en su redacción, empecé a experimentar tanto miedo como espero que sienta el lector. La economía del proceso me sorprendió. Por lo general no soy tan meticuloso. He buscado en mi pasado, y por instinto o por suerte he pescado a los personajes y el trasfondo que quería.

-¿Quiere decir que ya había confeccionado los personajes antes de empezar la obra?

-En concreto, tenía dos personajes que vagaban por mi memoria de escritor, pidiendo a gritos que los usara. Algunos personajes son así. Maduran en una botella, a veces durante décadas. Por ejemplo, uno de ellos era un señor mayor que conocí en Saint John's Wood. Estaba sentado en un banco con las compras de la semana a los pies, llorando. Cuando le pregunté por qué lloraba, me respondió que las reprimendas de su mujer se habían vuelto insoportables, y que le faltaba valor para regresar a casa. Otro era el niño de 12 años ingresado en un hospital palestino que había perdido las dos piernas por culpa de una bomba de racimo, y a todo aquel que pasaba junto a su cama en el hospital le mostraba el puño con el pulgar hacia arriba. Aún no he utilizado a ninguno de los dos. Traté de incorporar al señor mayor en La canción de los misioneros, pero no encajaba. Y no creo que jamás sea capaz de escribir acerca del niño palestino. En mi memoria no es sólo un personaje, sino un símbolo irreprimible del coraje del ser humano. Pero sí podía escribir sobre un chico llamado Issa, un checheno de 21 años que conocí en Moscú en 1992, cuando me estaba documentando para la novela titulada Nuestro juego. Era mitad checheno y mitad ruso, abandonó los estudios, y vivía en un gueto musulmán en las afueras de la ciudad. En los sitios cerrados llevaba una pistola encajada en el cinturón. Había hecho suya la causa chechena para fastidiar a su padre, que había servido como coronel en el ejército de ocupación ruso en la zona. Su madre era una pueblerina criada en el monte, castigada por su propia gente porque supuestamente se había dejado violar: los patriarcas de su comunidad enviaron a los miembros varones de su familia para que la mataran, como una cuestión de honor, nada más nacer Issa. Cuando su padre fue destinado nuevamente a Moscú, se llevó a Issa con él y trató de convertirle en un buen chico ruso. Los mejores colegios y todo eso. La respuesta de Issa tan pronto como pudo fue defender la causa del separatismo checheno. Y por amor hacia su madre, a quien nunca conoció, se convirtió al islam. En el libro que entonces estaba a punto de escribir, por fin tenía el papel perfecto para Issa, e incluso mantuve su nombre de pila, que es Jesús en checheno. Pero está claro que el Issa de mi novela ya no es el Issa que conocí en Moscú. Para convertir a la gente de carne y hueso en personajes ficticios, tenemos que complementar nuestro limitado conocimiento de ellos injertando pedacitos de nosotros mismos.

-Y si no me equivoco, el otro personaje a la espera de entrar en escena era su inconformista alemán, el maestro del espionaje, Herr Bachmann.

-No. Bachmann se limitó a meterse en el libro a codazos, surgiendo de la nada o de cualquier rincón. A lo largo de mi vida he conocido a varios Bachmann, fantasmas quemados de mediana edad como Alec Leamas en El espía que surgió del frío. Bachmann es de la misma calaña. No, el personaje sentado en mi sala de espera imaginaria era Tommy Brue, un escocés de 60 años heredero de un banco que está yéndose a pique, que se ve arrastrado a la vida de Issa. Al igual que Issa, Brue tuvo un padre turbulento. Todo el mundo tiene padres en este libro. Todo el mundo se bate en conflictos personales que ha heredado por nacimiento y por las circunstancias. Me figuro que es mi propia manera de lidiar con la compleja relación con mi padre, sobre la cual escribí en Un espía perfecto. Tiempo atrás viví en Viena, y ya hace 40 años de esto, pero aún conservo grabado en la memoria a aquel beodo banquero escocés que siempre andaba animándome a abrir una cuenta numerada en su banco. No estaba detrás de mi dinero, sino de mi compañía. Cuando me disponía a abandonar Viena, resultó estar implicado en un escándalo desagradable. Y todo por culpa de lo que había hecho su padre antes que él.

-Entonces, ¿tenía en mente estos dos personajes a medida que se adentraba en el argumento?

-Había un tercer personaje, y muy importante: la ciudad de Hamburgo. Alemania tiraba de mí, como suele hacer cuando escribo, del mismo modo que atrajo a George Smiley una y otra vez; Alemania, el motor de Europa, ese elefante díscolo de la historia del siglo XX, cuna de gran parte de nuestra cultura europea. Pero en esta ocasión tenía que ser Hamburgo, sólo valía Hamburgo. Y Hamburgo es en muchos sentidos el personaje más exótico del libro. Hoy en día es una ciudad vibrante y próspera, bella y segura de sí misma; no una gran estrella de la cultura, pero sí la ciudad más rica de Europa, aunque arrastra un pasado turbulento: ocupada por Napoleón, arrebatada por los comunistas en 1918, y más tarde por los nazis en 1933. En 1933 había en Hamburgo veinte mil judíos, y para el año 1945 quedaba apenas un millar. Su renacimiento y reconstrucción después de la guerra fueron prácticamente milagrosos. Tolerancia y liberalismo eran el nuevo santo y seña. A lo mejor por eso la ciudad fue a su pesar anfitriona de Ulrike Meinhoff y de la banda de Baader Meinhoff. Y años más tarde, de Mohammed Atta y media docena de los secuestradores predestinados para ir al cielo que se estrellaron contra las Torres Gemelas, o que ayudaron a planear esta atrocidad. Tenía otro motivo para elegir Hamburgo, un motivo personal. Yo era un hijo pródigo. A principios de los años sesenta trabajé allí como cónsul del Reino Unido, adscrito al ya desaparecido Consulado General. Fui destinado allí apresuradamente por la Embajada británica en Bonn después de que hubiera salido a la luz que yo era el autor de El espía que surgió del frío. Mis superiores no pusieron objeciones al libro, pero no se esperaban el escándalo que se montó cuando me identificaron como su autor. Hamburgo parecía un buen sitio para alejarme del primer plano. De manera que me quedé en Hamburgo dudando entre proseguir con mi carrera diplomática o dedicarme de lleno a la escritura. Cuando opté por esto último, mi salida de Hamburgo fue prácticamente furtiva. No recuerdo ninguna despedida. Fue como si me hubiera embarcado en una aventura amorosa con la ciudad y luego me hubiera escabullido por la noche sin tan siquiera dejar mi nueva dirección. Quedó en mí una enorme necesidad de retomar la relación en el punto en el que la había abandonado.

-¿Después de 40 años?

-Bueno, he vuelto unas cuantas veces, pero nunca el tiempo suficiente. Supongo que fue una casualidad que me encontrara en Hamburgo el 11 de setiembre de 2001, pero el resto no parece que sea fruto del azar. Me estaba documentando para un libro bastante diferente, Amigos absolutos, que también trata sobre Alemania, y me había pasado la mañana entera encerrado en el archivo de un canal de televisión alemán, viendo secuencias de Rudi Dutschke, el líder estudiantil anarquista de los años sesenta y setenta, enardeciendo a sus fieles y clamando contra Estados Unidos. Al regresar al hotel a la hora de la comida, tenía un mensaje telefónico que había dejado mi secretaria desde Cornwall: "Pon la televisión ahora mismo". Así hice y llegué a tiempo para ver cómo se estrellaba el segundo avión contra las Torres Gemelas. Había pasado la mañana con Rudi Dutschke, y la tarde con Osama Bin Laden, ambos enemigos declarados del colonialismo estadounidense, de la globalización y de lo que llamamos progreso. Me quedé en Alemania durante una semana más y escuché las reacciones de mis amigos. En apariencia, se observaba un gran despliegue de simpatía hacia Estados Unidos. De puertas para adentro, buena parte de los comentarios eran menos agradables. Un sacerdote protestante de 60 años me dijo que los estadounidenses tenían lo que se merecían. Para los de su generación al menos, el eco de la voz de Rudi Dutschke no había desaparecido del todo.

-Y Annabel, su abogada alemana especializada en derechos civiles que acude en ayuda de Issa, ¿de dónde surge?

-Primero quería incluir en el reparto a una mujer de Alemania Oriental que insinuara alguna clase de marginación respecto al bullicioso materialismo de Hamburgo, pero eso era pedir demasiado. De manera que opté en su lugar por una mujer altruista de las acomodadas clases profesionales de Alemania, una abogada de derechos humanos, pero que adopta una postura rebelde. Puritana, pero librepensadora, contra las clases establecidas, pero parte de ellas, y decorosa hasta decir basta, en especial en el trato con Issa. Y atractiva. Buscaba esa tensión sexual propia de una relación entre un musulmán de veintitantos años que no ha estado con una mujer desde hace años y una mujer joven e idealista conmovida por su delicada situación. Issa la conoce después de haber sido encarcelado y torturado. Las víctimas de torturas pertenecen a una aristocracia atroz. Los que no hemos sufrido torturas no nos podemos comparar con ellos, gracias a Dios. Nos sentimos culpables por ellos, y profundamente protectores, y creemos que estamos en eterna deuda con ellos. De ahí proceden los sentimientos de Annabel. Si a esta mezcla le añadimos mi banquero, Brue, ya tenemos un círculo de amor frustrado. Para mí esta química funcionaba.

-Dice que ha dotado al argumento de un toque de ira. ¿A qué se debe esa ira?

-Estoy furioso en parte porque hay muy poca ira a mi alrededor al ver lo que se está haciendo a nuestra sociedad, supuestamente para protegerla. Nos han llevado a una guerra de manera fraudulenta, y nos han despojado de nuestras libertades civiles en medio de un ambiente de pánico. Nuestros abogados no se echan a las calles como ocurre en Pakistán. Nuestros parlamentarios se dejan engañar por sus propios expertos de la manipulación y terminan creyéndose su propia propaganda. Traemos a rastras a nuestro ministro de Asuntos Exteriores que se encuentra en una misión en Oriente Próximo para que pueda votar a favor de la ley que amplía la detención preventiva a 42 días. La gente me dice que soy un viejo furioso. Que se vayan a la mierda. No hace falta ser viejo para que esas cosas te pongan furioso. Hemos sacrificado nuestra soberanía en favor de una supuesta "Relación Especial" que no tiene nada de especial salvo para nosotros mismos, y por eso precisamente quería explorar la cuestión de lo lejos que está dispuesta a ir Alemania a la hora de imitar nuestros errores. Pero eso no deja de ser palabrería, a menos que el argumento y los personajes cojan al toro por los cuernos, que es lo que hacen en este libro. Y me encanta justo por eso.


Le Carré Básico
Pool, Dorset, 1932.
Escritor

John Le Carré tuvo por lo menos tres vidas. En su condición de David Cornwell fue alguna vez espía y es en la actualidad el patriarca de una familia numerosa (cuatro hijos, once nietos). Bajo su famoso seudónimo es el autor de 21 novelas, muchas best-séllers, sobre las intrigas del espionaje internacional. David John Moore Cornwell estudió durante un año Literatura Alemana en la Universidad de Berne. Enseñó en Eton y fue miembro del British Foreign Service de 1959 a 1964, sirviendo en la Embajada Británica en Bonn y luego como cónsul en Hamburgo. Comenzó a publicar en 1961 y a partir de ahí surgieron El espía que surgió del frío, La canción de los misioneros y El jardinero fiel, entre otros títulos.




(c) Babelia y David Cornwell.
Traducción de News Clips.

Ray Bradbury: "¡Al infierno con Internet!"


AUTODIDACTA. "Las bibliotecas me criaron. No creo en las universidades", dijo el autor de Farenheit 451.

El autor de Crónicas marcianas, que cumplirá 89 años en agosto, asistió este fin de semana a una colecta pública para impedir el cierre de una biblioteca en Ventura (California). por falta de presupuesto. Allí, el maestro de la ciencia ficción dijo que su educación se debe enteramente a las bibliotecas públicas y que Internet es algo irreal que sólo "existe en el aire".


A los 88 años, Ray Bradbury sigue tan energéticamente involucrado con sus pasiones como si tuviera un tercio de su edad. El hombre que escribió la novela Fahrenheit 451, donde imagina un futuro totalitario en el que los libros son quemados a rajatabla, está hoy luchando con furia e indignación contra el cierre de una biblioteca pública en el estado de California -la biblioteca H.P. Wright del pueblo de Ventura- por falta de presupuesto.

"Las bibliotecas me criaron -dijo el autor de Crónicas marcianas en una entrevista con The New York Times-. No creo en las universidades. Creo en las bibliotecas porque la mayoría de los estudiantes no tienen nada de dinero. Yo me gradué del secundario durante la gran depresión y no teníamos dinero. No pude ir a la universidad, entonces fui a la biblioteca pública tres días a la semana a lo largo de diez años".

En enero de este año el Estado de California le informó a la Biblioteca H.P. Wright que si no recaudaba 280 mil dólares tendría que cerrar sus puertas definitivamente. Contra reloj, la biblioteca ha llegado a reunir 80 mil dólares. Tiene hasta marzo del 2010 para llegar a la cifra establecida.

El sábado pasado Bradbury fue el invitado de honor en una colecta pública donde se proyectó una película basada en su cuento El maravilloso traje de helado. La entrada salía 25 dólares. Allí Bradbury dijo que ha visitado casi todas las bibliotecas públicas de California: "Yo ya estoy en una silla de ruedas. Entonces me pueden tirar en el auto y después tirarme en la biblioteca y vender libros, recaudar fondos y quedarse con todo el dinero. Lo hago gratis. Recaudo fondos para que puedan seguir".

Sin duda una de las causas del declive de las bibliotecas es el auge de Internet. En esta era de Wikipedia, ¿qué chico va a la biblioteca de su barrio para conseguir información para un trabajo del colegio?

Si uno cree que un autor de ciencia ficción como Bradbury estaría fascinado con el Internet, está equivocado. Lo detesta. "Es una distracción. No es real. Está en algún lugar en el aire", dijo el escritor.

Bradbury contó que hace poco Yahoo lo llamó para pedirle permiso para subir uno de sus textos a la web. "¿Saben qué les contesté? Les dije que se fueran al infierno. Al infierno con ustedes y al infierno con Internet".

Para rematarla, Bradbury enfatizó la centralidad de las bibliotecas para el aprendizaje y la auto-educación: "Yo leí todo en la biblioteca. Todo. Sacaba como 10 libros por semana, unos centenares de libros por año. Literatura, poesía, teatro; todos los grandes cuentos cortos... ¡todos! Me recibí de la biblioteca cuando tenía 28 años. Allí me educé. No en la universidad".



Fuente: The New York Times y The Guardian

Twitteratura: una iniciativa para descuartizar a los clásicos


Twitter se ha convertido en la última moda de Internet. Es una manera de publicar –y seguir– brevísimos mensajes subidos a la Red. Ahora dos alumnos de la Universidad de Chicago comprimirán los grandes clásicos de la literatura –se menciona a Dante, Shakespeare, Stendhal y Joyce– en esos textos brevísimos llamados "tweets". La idea es reducirlos a 20 tweets o menos, es decir, a 20 oraciones de no más de 140 caracteres cada una. Serán publicados por la editorial Penguin.


Por: Andrés Hax

Twitter? Prólogo largo para un herramienta escueta

Hace varios meses ya existe una nueva palabra para agregar al vocabulario esencial básico de comunicaciones por Internet (después de email, blogs, sms, chat...): la palabra es Twitter. Esencialmente, Twitter es una empresa (fundada en el 2006 por un tal Jack Dorsey) que creó una plataforma para compartir brevísimos mensajes en un sito personal de Internet, como si fuera un blog en miniatura.

De hecho, el fenómeno se conoce como micro-blogging. La extensión de un post (la entrada o artículo que uno publica) en Twitter tiene un limite máximo de 140 caracteres, incluyendo espacios. Para tener una idea de la extensión, esta frase tiene exactamente 140 caracteres (incluyendo los espacios):

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga a

La interfase del sito tiene un contador que va descontando caracteres mientras el usurario escribe, y no permite la publicación del texto si se excede ese límite. Eso sí: en caso de querer incluir un link a una nota en otro sito online, el programa tiene una forma de abreviarlo para que no consuma tantos espacios. Cada uno de estos artículos se llama un tweet.

Finalmente, la palabra Twitter significa gorjeo, el sonido crepuscular que hacen los pájaros en masa.

¿De qué sirve este nuevo servicio de comunicación? ¿Puede servir para algo un sistema tan, tan rudimentario, abreviado y escueto? Sí. Por ejemplo, la semana pasada Twitter estuvo en la primera plana de varios diarios internacionales porque fue una de las pocas herramientas que logró superar la censura en Irán y enviar comunicados –al estilo periodismo participativo- sobre la realidad de los sucesos durante las disputadas elecciones en aquel país.

Las Bellas Letras llegan a Twitter. El nacimiento de la Twitteratura

Lo más fascinante de este experimento en vivo de comunicaciones es ver cómo se descubren nuevos usos para una herramienta aparentemente inútil. La última tiene que ver con la literatura y es la difusión de los clásicos a través de "tweets".

La sucursal de Nueva York de la editorial Penguin acaba de anunciar el lanzamiento de un nuevo libro que combina la divulgación literaria con el fenómeno Twitter que llamará Twitterature, o Twitteratura.

El libro Twitteratura comprimirá varios clásicos de la literatura universal a 20 tweets o menos. Los genios (o necios, según el criterio de cada quien) detrás de este libro son dos alumnos de primer año de la Universidad de Chicago, Alexander Aciman y Emmett Rensin (ambos de 19 años).

Los jóvenes alumnos parecen estar más motivados por el dinero –y aprovechar una moda tal vez pasajera- que por la vocación literaria. Es inconcebible pensar qué valor agregaría leer La Divina Comedia de Dante en 20 frases de 140 caracteres.



El libro será publicado en el otoño boreal. Mientras tanto, el resumen de esta nota (incluyendo El Aleph Twitterizado) se puede ver en el sito de Twitter de la Revista Ñ: http://twitter.com/revistaenie

25.6.09

Príncipe de Asturias

Foto: Efe

El escritor albanés Ismail Kadaré, de 73 años, ganó el reconocido galardón literario español.

El escritor albanés Ismail Kadaré nació en Gjirokastra (Albania) en 1936 y siendo aún niño, vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética.



La obra de Kadaré se centra en el totalitarismo, sus mecanismos y las complicidades que lo hacen posible.

Entre los finalistas figuraban los escritores holandés Cees Nooteboom, italiano Antonio Tabucchi, checo Milán Kundera y el británico Ian McEwan.

Considerado uno de los grandes autores de la literatura universal, cuya obra fue traducida a más de cuarenta idiomas, nació en Gjirokastra (Albania) en 1936 y siendo aún niño, vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944.

Crítico al totalitarismo

El tema central de su obra, plasmado en todos sus libros, es el totalitarismo, sus mecanismos de funcionamiento y las complicidades que lo hacen posible, una obsesión literaria que termina en "El palacio de los sueños" (1988), publicada en 1981 en Albania, cuando todavía imperaba la dictadura comunista.

Sin embargo, a partir de la caída del comunismo, Kadaré siguió sondeando el alma de las sociedades totalitarias, plasmadas en libros como "Tres cantos fúnebres por Kosovo" (1999) y "Frente al espejo de una mujer" (2002).

Kadaré "narra con lenguaje cotidiano, pero lleno de lirismo, la tragedia de su tierra, campo de continuas batallas", argumentó el jurado, "dando vida a los viejos mitos con palabras nuevas, expresa toda la pesadumbre y la carga dramática de la conciencia".

El compromiso de Kadaré, "hunde las raíces en la gran tradición literaria del mundo helénico, que proyecta en el escenario contemporáneo como denuncia de cualquier forma de totalitarismo y en defensa de la razón", concluyó el jurado.

Candidato al Nobel

Narrador, ensayista y poeta, Kadaré representa "la cima de la literatura albanesa que, sin olvidar sus raíces, ha traspasado fronteras para alzarse como una voz universal contra el totalitarismo", destacó la Fundación.

En los dos últimos años, Kadaré había quedado finalista del premio Príncipe de Asturias de las Letras, al que optaban 31 candidaturas de 25 nacionalidades, entre las cuales de Argentina, Canadá, Cuba, Chile, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay.

Nacido en una pequeña aldea albanesa, en el seno de una familia musulmana, vive actualmente la mitad del año en París y fue varias veces candidato al Premio Nobel.

A comienzos de la década de los 90, Kadaré dejó la vicepresidencia del Frente Democrático y el 25 de octubre de ese año pidió asilo político a Francia para él y su esposa.

En su exilio, siempre siguió los acontecimientos políticos de Albania y, en 1991, negó rotundamente los rumores que circularon de que podía presentar su candidatura a las elecciones legislativas del día 16 de marzo.

Este galardón es el sexto de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden anualmente; ya fueron otorgados los de las Artes, el de Cooperación Internacional, el de Ciencias Sociales, el de Comunicación y Humanidades y el de Investigación Científica y Técnica.

Los premios, dotados con 50.000 euros (70.000 dólares) y la reproducción de una escultura de Joan Miró, son entregados por el heredero de la Corona española, el príncipe Felipe, en una ceremonia en el teatro Campoamor de Oviedo (norte de España), ciudad sede de la Fundación, en el otoño boreal.



Madrid (España)
AFP

24.6.09

Un tema espinoso.


Por Nicolas Morales

William Ospina se lleva el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Después de Ángela Becerra con el Premio Planeta y Evelio Rosero con el merecido de The Independent, parecería que Colombia es pasión. Que buena temporada para los escritores de la tierra. Una temporada de la cual habrá que ver lo que queda en el horizonte. Como dijo alguna vez Lezama Lima, “en ocasiones las victorias son muchas veces sus propias derrotas”. Hablando del Rómulo, dejemos atrás, por ahora, la polémica generada por el retiro de los autores venezolanos, las acusaciones de favoritismos chavistas y el ligero descenso de la reputación de este premio latinoamericano. Podrían ser solo habladurías de la sarcástica y dolida oposición cultural venezolana. El portal latercera.com comenta: “Julián Marías advertía que el premio se estaba politizando (…) pero el premio finalmente recayó en un libro prácticamente sin detractores”. Sin embargo, la expresión “prácticamente sin detractores”, a diferencia de, digamos, “escogida de manera unánime” o, “premiada en medio de intensos debates”, ¿no significará, en términos literarios, que Ospina ganó por la apática indiferencia del jurado, más que por su virtud? Durante mucho tiempo hemos leído a William Ospina.

Comenzamos con las entregas por fascículos de sus artículos en la revista Número, de la cual él es socio fundador; proseguimos con su popular ¿Donde está la Franja amarilla?, que nos fue impuesta en algunos currículos de materias que repasaban la siempre esperada buena colombianidad; seguimos con su extenso papel semanal en Cromos; vinieron las novelas de conquistadores y la impresionante euforia nacional de nuestras madres, tías y primos y, por último, terminamos hojeando, de nuevo, sus extensos artículos en el potenciado El Espectador del domingo. Nuestra juventud y madurez, entonces, se han encontrado, una y muchas veces, ante los contornos literarios del poeta de Padua (Tolima). Este omnipresente pensador, a quien, de entrada, no debemos negarle sus virtudes de otros tiempos, al menos en el campo de la poesía, ha resultado invicto en innumerables listados de ventas de las librerías de nuestros centros comerciales favoritos, desde donde hemos presenciado, atónitos e inermes, la lenta consagración del menos mágico juglar que tiene el país. Una reseña que se hizo de Ursúa en Arcadia comenzó a darnos señales de esperanza y a sentar las bases de un miniclub de escépticos frente a la propuesta de Ospina. Una de estas reseñas, firmada por el editor Hernán Darío Correa, hacía un recorrido breve pero juicioso en el que se ponían en evidencia los errores históricos, las manipulaciones y los manierismos que proliferan en el libro, tras lo que concluía: “Nos tememos que tanta pretensión solo ha quedado en una novedad que resucita aquel cisne cuyo cuello torció García Márquez hace años en esta confundida sociedad, tan cerca de las estrellas”.

Poco antes habíamos asistido a la polémica con Alejandro Gaviria que, a propósito de Los nuevos centros de la esfera, criticó valientemente, en la revista El Malpensante, la bucólica y naif visión del mundo de Ospina que, por cierto, transcurridos los años no ha variado ni un ápice. Y es que, en cierto sentido, empieza a resultar preocupante ver que la increíble movilidad de Ospina en el terreno metacultural de nuestro país habla menos de su intensa actividad y más de su creciente poder. Un poder que le permite a nuestro autor ser a la vez gestor, político, historiador y creativo de una u otra iniciativa: ¿en qué sentido, el premio, más que ser adjudicado a un escritor, terminó entregándosele a una figura mediática de cierta afinidad política con sectores próximos a la izquierda burocrática? Sea el momento de comentar la acusación contra William Ospina, de querer presumiblemente, según nos cuenta Olga Lucía Lozano en el blog lasillavacia.com, gastarse treinta mil millones de pesos en unos globos que volarían sobre Bogotá cargados de personas disfrazadas de próceres, pagados por la Alcaldía en el marco de las celebraciones del bicentenario de la Independencia. Si nuestro autor-gestor quisiera realmente hacer un homenaje al legado bolivariano, ¿no tenemos en frente a Ciudad Bolívar una zona a la que le caería más que bien algo de esos presupuestos? Quizás en próximas ediciones del premio, este regrese a manos de alguien dedicado a escribir —este año, por ejemplo, al finalista Roberto Burgos Cantor— y no a un novelista demagógico y, con no pocos detractores, que cada vez está más ocupado en seguir echando, a diestra y siniestra, globos de mil colores.



revistaarcadia.com

23.6.09

Entrevista a Roth


En el suplemento Ñ apareció el fin de semana una entrevista con Philip Roth, quien se encuentra en el West side de Manhattan acompañando a su hermano enfermo (¿saldrá de esta experiencia otro libro tremendo como Patrimonio?). Entre otras cosas, me enteré de que se divorció de su segunda esposa -la actriz Claire Bloom- por culpa del manuscrito de su novela aparecida en 1990, Decepción (que no he leído, maldita sea, qué curiosidad chismosa) donde, al parecer, retrata su matrimonio sin entusiasmo como se deduce del título. También me entero de que a Larry David -creador de Seinfeld y de curb your enthusiasm- lo llaman "el Roth de las sitcoms". Vaya. Por cierto, en la entrevista Roth aclara que no ve a ese "tal Larry". Me imagino que eso podría ser un buen capítulo de curb your enthusiasm. Dejo aquí algunas de las preguntas:



En un marco que consagra la juventud más allá de lo real y razonable. ¿Siente que la vejez es una frontera, un tabú?
No creo que sea un tabú, cada quien la maneja según sus dones, como se maneja la vida. Lo que piense la sociedad en general a mí no me importa... La suerte fue que después de los 70, dejé de pensar en ella como un problema y la tomé como tema para la literatura.

En los libros desde mediados de los '90 en adelante, los desenlaces suelen ser provisorios, incluso los que llegan al promediar el libro, mediante las diversas ambigüedades propias de la realidad: hay diálogos imaginarios, conjeturas e hipótesis que e dan por buenas; sueños, fantasías, imposturas... Ficciones multiplicada en espejo.
Pero eso es la invención. Yo nunca me trazo un argumento de principio a fin, me dejo llevar por el envión, me sumerjo. No podría decirle por dónde comienzo; si lo supiera no seguiría siendo tan difícil. ¡Cada vez empiezo de cero! Tengo una noción de cierto personaje en una situación complicada. Cada narración surge de un personaje en una situación inédita para la que no está preparado. La clave al escribir es encontrar, sin un plan, por puro instinto –y éste es el don– el personaje adecuado a cada predicamento. En Pastoral americana , el sueco Levov debe enfrentarse con la noticia de que su dulce hijita se convirtió en una terrorista urbana: él no está preparado para lo que significarán los años '60 en los Estados Unidos. Ningún ser humano está preparado para lo que debe enfrentar en su vida.

Uno de los fragmentos sobresalientes es cuando la amiguita de la hija terrorista acosa a Levov. Y lo que prevalece es la vulgaridad como violencia suprema.
Coquetear a un hombre mayor es la mejor manera de humillarlo. Y cuanto más vulgar, más violento, sí, injurioso. Esa joven es la encarnación del diablo de esos años pero no es una criatura de mi invención sino de esa época. Había cientos de chicas así. De hecho, era el primer momento en la historia de la humanidad en que las mujeres se involucraban en política y no con pancartas. Es la erupción volcánica que precede el movimiento feminista. Y además, la sexualidad siempre entraba en juego.

En sus libros desmiente la identidad, aunque se teorice mucho sobre las narices...
Los judíos han sido grandes inventores;de hecho inventaron el mito de la nariz judía hasta creérselo, cuando está el mundo lleno de grandes narices italianas, griegas y egipcias. Ya lo ve; después de su calvario en el siglo XX los judíos siguen fabricando buenas narices... Yo tengo una nariz de gentil si la compara con las narices mayores de la estirpe. ¿Sería judío el que inventó la rinoplastía? Yo me hice hombre en la época de las rinoplastías pioneras, y aunque hoy se ven trabajos asombrosos, las narices de quirófano brillan a los costados.

La actriz judía de 'Me casé con un comunista' se odia a sí misma por serlo. Ese es el judío que ridiculiza Larry David.
¡Ah, los judíos que se odian a sí mismos son los mejores! Es un chiste. No me gustan las etiquetas; puedo decirle que escribo para romper etiquetas. Un buen libro es una caja con estereotipos rotos. El estereotipoes un corsé de metal, es ignorancia. Y le aclaro que no miro a ese tal Larry. Por tevé sólo veo partidos de béisbol.

¿Cree que sigue siendo un país puritano? ¿Cómo conviven la pornografía con el caso Mónica Lewinsky, que por poco lleva a Clinton al juicio político?

Lewinsky fue un rebrote masivo de prensa amarilla. Se debió al uso que los medios dieron al escándalo. El puritanismo acabó en los EE.UU. en el siglo XVIII, es un mito sobre este país donde el entretenimiento más extendido es la pornografía. Usted va a un hotel en Chicagoy si quiere, ve 27 películas porno en una noche. Si busca online "asiáticas calentonas", se puede pasar el resto de su vida abriendo páginas. La mitad de los matrimonios termina en divorcio por adulterio. Lo que sí teníamos en los '50 era un poderoso convencionalismo de clase media. Y sin embargo,era un país de grandes bebedores. ¿Sabe cuál es el movimiento social más importante de los EE.UU.? Alcohólicos Anónimos. La corrupción ha sido grave históricamente; piense en el negocio de los esclavos y en la conquista del Oeste. EE.UU. no se hizo con salmos sino matando indios. Entre la corrupción histórica, el capitalismo y las finanzas hay un hilo conductor. ¡Ahí tiene al financista Madoff ! Un judío que no le hizo nada bien al pueblo judío...

Qué modo de celebrar sus raíces, estafar a su colectividad...

La libertad produce exceso, arte y corrupción. Así es la bestia americana. Es un país que, por su dimensión misma, resulta diabólico.



notasmoleskine.blogspot.com

Herralde y sus musas


El editor español Jorge Herralde habla sobre el oficio del editor, al celebrar 40 años de Anagrama.

Hace 40 años, se respiraba en la bulliciosa Barcelona de los años sesenta un ambiente antifranquista, que buscaba incorporar esas nuevas corrientes del pensamiento que habían sufrido la censura durante muchos años.

Con la promulgación, en 1967, de una nueva ley de prensa, que relajó en parte esta situación, se vivió en la ciudad española un renacer de diversas editoriales y productoras de cine. En medio de ese ambiente de ebullición intelectual, el joven editor Jorge Herralde decidió fundar, en 1969, Anagrama, "una editorial muy participante en todas las inquietudes de aquellos tiempos del antifranquismo, la contracultura, el libro político y la literatura".

El sueño no estuvo exento de la prohibición y del embargo de libros. "Pero bueno, el catálogo de la editorial de los setenta es ilustrativo de cómo, a pesar de todo, publicamos libros impensables", recuerda su fundador.

Herralde, quien llega al país esta semana para participar, como invitado especial, en el Festival Malpensante, le contó a EL TIEMPO cómo se va dando ese proceso de enamoramiento con los textos que decide publicar, cuáles son las principales cualidades de un buen editor, cómo es su disciplina de lectura y su pasión por ciertos escritores, entre otros temas.

¿Alguna vez quiso ser escritor?

La verdad es que no. Como casi todo el mundo, en mi adolescencia perpetré algunos poemas y algunos relatos, pero entre ellas, mi autentica vocación es la de editor. Sin embargo, en estos años he escrito centenares de contraportadas de textos, que he ido recogiendo luego en volúmenes como Opiniones mohicanas, Por orden alfabético o Para Roberto Bolaño, pero no tengo vocación de novelista.

¿Cuáles son las principales cualidades que debe tener un editor?

Tener una idea muy clara de lo que quiere publicar. En el caso de Anagrama, es apostarle a la excelencia en la literatura en su doble registro de apostar por los clásicos del futuro, a menudo autores desconocidos, como es el caso de Bolaño, Vila-Matas o tantos otros. O también, un rescate de clásicos como Nabokov o Albert Cohen. Esto, por una parte. Además, el editor debe tener máximo rigor en la selección, no bajar la guardia y no publicar ni un solo libro por criterios que no sean literarios o de curiosidad y rigor en el ámbito del ensayo. Luego, un trabajo minucioso y artesanal en la edición propiamente dicha, con mucho cuidado en todo el proceso: desde los textos hasta el diseño y la escogencia de las imágenes; y luego, finalmente, el máximo ímpetu en la promoción.

¿Tiene alguna disciplina de lectura?

Es una disciplina relativa. Pero la máxima disciplina es los sábados y domingos, que no salgo de casa y es cuando hago la lectura de 10 y 12 horas de manuscritos con bolígrafo y pósit en mano. Y luego, naturalmente, como todo editor, aparte de leer -que es lo que más me gusta- también me gusta mucho participar en todo el proceso de edición.

Lo primero que usted publicó fue ensayo. ¿Qué debe tener un buen ensayo?

Un buen ensayo lo resumiría con la base ideológica fundamental del Premio Anagrama de Ensayo, que se creó a principios de los 70 y ya cumple 37 convocatorias seguidas: "Se preferirán obras de imaginación crítica antes que las meramente eruditas". Es decir, un tipo de ensayo a menudo subjetivo, personal, bien escrito, novedoso, más que tesis académicas laboriosas. Como ejemplos nombraría tres excelentes novelistas, que también son grandes críticos, como son los casos del argentino Ricardo Piglia, el mexicano Juan Villoro y el inglés Martin Amis. Pero cuando nos planteamos el premio, lo hicimos pensando en críticos como Enzensberger, Octavio Paz o Edmund Wilson.

¿Qué le siente usted al texto que lo lleva a tomar la decisión de publicarlo?

A menudo es algo súbito. A partir de la primera o la segunda página ya hay algo que te llama la atención y, entonces, tú vas leyendo el texto esperando y celebrando que aquellas primeras páginas, que te han entusiasmado, luego culminen en una buena novela. A veces sucede; otras no. Había una frase famosa de Nabokov según la cual él advertía una obra maestra cuando un estremecimiento le corría por la columna vertebral, pero en realidad es una experiencia de lectura. Por ejemplo, coge un libro de Bolaño, léete un par de páginas y, si no te ha atrapado, olvídate; pero estoy casi seguro de que te atrapará.

¿Hay un especial interés de ustedes por la literatura experimental? Se lo digo porque muchos de sus autores suelen ser artesanos del lenguaje y la estructura, como en los casos de Barico, Bellatín, Bolaño o Vila-Matas, entre otros.

Y el mexicano Daniel Sada, un artista del lenguaje casi insuperable. La palabra experimental puede sonar, en estos momentos, a estos libros dijéramos un poco enrevesados, asfixiantes y textualistas de los años setenta. A estos nuevos escritores yo los definiría como heterodoxos, que van rotulando su propio camino y son ajenos al mainstream. Por otra parte, también publicamos novelas muy potentes, como las de Rafael Chirbes, por ejemplo, con menos malabarismos, pero con mucha hondura. Es decir, tampoco somos una editorial centrada estrictamente en cabriolas heterodoxas.

¿Tiene a algún autor colombiano en la mira?

En estos momentos no tengo algo puntual. Pero confío en que se consolide el nuevo proyecto de distribución que tenemos en Colombia, y luego espero incorporar autores colombianos. Hay algunos bien valiosos, como Juan Gabriel Vásquez, por ejemplo, que es quizá mi favorito de las jóvenes generaciones. Y tengo algún otro nombre, pero prefiero no mencionarlo antes de no concretar algo.

¿Qué lo cautiva de los escritores ingleses?

Bueno, aparte de que he seguido desde hace muchos años la literatura inglesa, tuve la fortuna de que a principios de los ochenta, empezaron a publicar toda una serie de autores ingleses de primerísima calidad, los cuales he publicado casi en su totalidad: Ian McEwan, Martin Amis, Hanif Kureishi, Kazuo Ishiguro, Graham Swift. Y casi 30 años después, yo creo que es tal vez la mejor generación literaria internacional.

¿Cómo llegó a sus manos la obra de Roberto Bolaño?

Roberto Bolaño nos envió al premio La literatura nazi en América. Lo leí y me gustó mucho. Pero antes, incluso, de tener la primera reunión del jurado, recibí una carta suya en la que me decía que lo había presentado simultáneamente a varias editoriales, que le habían hecho una oferta y la iba a publicar. Entonces le dije que de todas maneras, si algún día pasaba por Barcelona, me gustaría conocerlo. A los pocos días pasó y le pregunté si tenía alguna novela disponible. Me ofreció Estrella distante, que yo creo que es uno de sus mejores libros. A partir de entonces, entablamos una gran amistad hasta su muerte. Y aunque los principios fueron difíciles, en términos de ventas, con los Detectives salvajes ganó nuestro premio de novela, luego el Rómulo Gallegos y quedó establecido como uno de los autores latinoamericanos del momento. Luego, esto se fue consolidando con sus otros libros, hasta la publicación póstuma de 2666, que ha alcanzado un éxito casi insospechable y ha conquistado, de forma esplendorosa, el mercado más hostil a la traducción, que es Estados Unidos. El último dato que tengo es que se habían vendido cien mil ejemplares de esa novela y había ganado el premio de los críticos americanos, el más prestigioso de todos.

Con este aniversario usted anuncia la creación de la colección 'Otra vuelta de tuerca'.

Es, precisamente, otra vuelta de tueca al catálogo de Anagrama. Es decir, en un catálogo tan extenso, de casi 3.000 publicaciones, queremos volver a proponer aquellos grandes libros que se publicaron hace 20 ó 25 años, que tuvieron buenas ventas y críticas como Relatos autobiográficos, de Thomas Bernard; Tom Ripley, de Patricia Highsmith; El rey de las Dos Sicilias, de Andrzej Kusniewicz, y La fortaleza asediada, de Qian Zhongshu.

Hace poco, en una entrevista con el diario 'El Mercurio', de Santiago de Chile, la agente literaria Carmen Balcells dijo que usted no había tenido nunca un gesto con ella, en retorno de los 200 mil que ella había tenido con usted. ¿Qué le responde?

Leí toda la entrevista en la que mi querida Carmen emite opiniones pintorescas sobre García Márquez, sobre Bryce Echenique, etc. En mi caso, desconozco esos 200 mil gestos, bueno, en realidad no conozco ninguno. En la historia de la edición, durante siglos, el editor ha sido el mismo agente. La figura del agente literario es algo reciente. Entonces, parece que ella lo que me reprocha es que nosotros, que hemos representado muy bien a tantos y tantos escritores, deberíamos decirle: "Mira Carmen, te regalo este escritor a pesar de que nosotros hemos conseguido 50 ó 70 contratos. Es decir, carece de la menor lógica. Es lo que llamamos acá un 'cruce de cables'.



* Jorge Herralde hablará con Juan Gabriel Vásquez el sábado 27 de junio, 5:30 p.m.,en el marco del Festival El Malpensante, en el auditorio William Shakesperare, de Bogotá.

CARLOS RESTREPO
eltiempo.com

"Aún hay cierto machismo literario"

Ángela Becerra

Una libreta y un esfero, y los ojos bien abiertos. Ángela Becerra no necesita nada más para comenzar a darle forma a una novela. Por eso se llama a sí misma "una mirona empedernida de la vida".
Su última novela, 'Ella, que todo lo tuvo', le dio el Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa, y empezó cuando Becerra tenía los ojos bien abiertos en un bar de Florencia, al que llegó una extraña mujer. Con el esfero apuntó la imagen en la libreta: "noté que se abría la puerta y entraba una ráfaga de aire frío. Era un día de febrero a las seis y media de la tarde. Apareció una mujer rarísima, con un abrigo de visón, muy enjoyada y la cara triste. El hombre del bar le sirvió un Dry Martini, sin que mediara una palabra entre los dos. Ella se lo tomó y se fue. Pensé que allí había algo. Lo mismo sucedió durante los siguientes cuatro días. Imaginé que esa mujer había sufrido una desgracia. Y vi que en el bar había muchas personas solas. Eran soledades pegadas que no se rozaban.
La imagen, sin embargo, permaneció durante un tiempo en la libreta. No se hundió, como muchas que se quedan anotadas y nunca se convierten en historias. Pero tampoco nació inmediatamente. "La señora volvía a mi mente, pero le tenía respeto porque sabía que traía una historia de soledad y no me interesaba meterme en el tema en ese momento de mi vida, así que escribí 'Lo que le falta al tiempo'. Pero la mujer era persistente. Se asomaba por entre las hojas de la libreta. Finalmente empecé a trabajarla".
¿Cómo es su proceso creativo?
En general lo puedo dividir en tres etapas. Durante la primera acaricio la idea. Pienso los personajes, los detalles. En esta, por ejemplo, decido que hay una mujer sola rodeada de hombres: el que sirve en el bar, el que pasa la aspiradora. Todos rodean a Ella, que se llama así porque comprende muchas mujeres. También recurro a la libreta para detalles, como el hombre que lee con gafas y lupa: una imagen que vi en el aeropuerto de Atenas. En esta etapa trabajo sola y no comparto las ideas con nadie. Es mi tesoro y lo quiero disfrutar, pero, aparte, la historia todavía está débil y cualquier cosa la puede estropear. Viene de la mano la investigación. Me documento. En este caso, por ejemplo, acudí al 'alluvione' que tuvo lugar en 1966. Recuerdo que en mi casa se habló de él, cuando yo tenía 9 años. Millones de obras de arte quedaron entre el barro. Entronco este hecho con mi historia. Ella también ha sufrido un desastre: una pérdida. El momento histórico aporta solidez a la novela. La segunda etapa es la escritura. Mezclar la imaginación con el fondo histórico. Personalmente subo y bajo de ánimo según lo que escribo. Y mantengo la adrenalina a tope.
Apoyo familiar
Aunque Becerra suele escribir por las mañanas tranquilamente en su casa, situada en medio de un bosque en las afueras de Barcelona, esta novela le rompió el ritmo. "Me hizo sentar día, tarde y noche y hasta vivir en un hotel los últimos meses. Cuando estoy en pleno proceso creativo, me cuesta mucho estar de mente presente en el día a día. Lo bueno es que mi familia ya lo sabe y lo respetan y comprenden", revela.
Se refiere a su esposo y sus dos hijas. Becerra está casada con Joaquín Lorente, que, según ella, "ha sido el mejor publicitario español". Dejó hace poco la publicidad para dedicarse a escribir. Acaba de publicar un libro que recoge grandes principios creativos y está siendo un éxito: "Piensa, es gratis". (Se trata de un compendio de sugerencias que la promoción resume como "un permanente masaje para las ideas").
La pareja tiene dos hijas: Ángela, que es diseñadora gráfica, y María, que quiere ser directora de cine. Becerra conoció a su marido en España, adonde llegó en 1988, con el propósito de hacer unas prácticas creativas en una agencia de publicidad de Barcelona. "En aquel momento, allí existía el 'boom' creativo, campañas en las que prevalecía un concepto concreto y limpio. Aquello me sedujo y después me enamoré del que desde hace 21 años es mi marido".
Con él y sus hijas desayuna todos los días, después de haber trotado durante una hora y media, y de haber hecho yoga y meditación (se levanta muy temprano, como es de suponer). Cuando todos se han ido, se dedica a la literatura. "Soy una mujer tranquila y trato de que mis días lo sean. Adoro el silencio y la paz".
Cuando Ángela Becerra pone punto final a una novela, llega la tercera etapa del proceso creativo: es cuando la suelta a ver cómo incide en la gente. 'Ella, que todo lo tuvo' comenzó bien. Ganó -entre 493 textos recibidos- la tercera edición del premio Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa y Becerra acaba de presentarla en Madrid.
¿Este premio marca un antes y un después en su carrera literaria?
Cuando envié Ella, que todo lo tuvo al premio, lo hice porque ofrecía algo muy importante: la posibilidad de llegar en simultáneo con mi obra a 22 países de habla hispana. Cuando un escritor publica es porque desea ir al público y ser leído. Creo que en ese sentido, he dado un gran paso. En cuanto a esta novela, premios aparte, pienso que de todas las que he escrito, literariamente es sin duda la más madura.
¿Cree que su vida como autora habría sido diferente si hubiera seguido en Colombia?
De haberme quedado en Colombia estoy absolutamente convencida de que habría terminado escribiendo, porque la palabra es algo que siempre he llevado adentro. Obviamente las historias hubiesen sido distintas, porque todo lo que vives, caminas, observas y te cuestionas tiende a colarse de una u otra forma en tus escritos. España, en el mundo literario hispanoamericano, sigue siendo centro neurálgico y gracias a su vitalidad editorial todavía es un país tremendamente atractivo para los escritores.
Para algunos, la literatura de sentimientos se escribe con minúsculas, ¿cree que su obra es incomprendida en el país?
¿Incomprendida? ¿Por quién? ¿Por cuatro pseudo-intelectuales de vuelo gallináceo? Todavía existe un cierto machismo literario. Si una novela de sentimientos es escrita por un hombre se dice que ha hecho una obra de corte sicológico; sin embargo, si es escrita por una mujer se le tilda de novela romántica. ¿Por qué nadie se ha atrevido a decir que 'El amor en los tiempos del cólera' es un gigantesco monumento literario al amor y a los sentimientos?
PRESENTACIONES
- Cali: martes 23 de junio en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero - Teatro Rojo (Tercer piso). 7:00 p.m. Entrada gratuita.- Medellín: miércoles 24 de junio en la Casa Barrientos (Calle 51 No. 45-57). 6:30 p.m. Entrada gratuita.- Bogotá: jueves 25 de junio en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno. 7:30 p.m. Entrada gratuita.


JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID
eltiempo.com

22.6.09

Las mujeres de Hemingway son la gran atracción de un encuentro internacional sobre el escritor en Cuba

MUJERIEGO. Hemingway y su tercera esposa, Pauline Pfeiffer.
Fotos y documentos de las relaciones de Ernest Hemingway con sus esposas, amantes y secretarias se exhiben en una de las exposiciones presentadas en el XII Coloquio Internacional sobre la figura del escritor norteamericano que comenzó este jueves en La Habana. Además, el encuentro facilita y favorece la relación entre Cuba y los EE.UU.

La muestra reúne fotos, documentos y objetos que estarán expuestos todo el año en la famosa habitación 511 del Hotel "Ambos Mundos" de la capital cubana, donde Hemingway vivió en la década del treinta. Las imágenes de Agnes Von Korowsky, la enfermera que fue su primer amor e inspiró la novela Adiós a las armas, comparten espacio con las fotografías de sus esposas Hadley Richardson, Marta Gelhorn, Pauline Pfeiffer y Mary Welsh, y de algunas de sus amantes como la cubana Leopoldina. Imágenes de De Gelhorn, quien fue escritora y periodista y la primera esposa con la que el Nobel de Literatura convivió en la isla, se exponen algunos objetos personales y libros dedicados a Hemingway. También se exhiben cartas de Welsh, su cuarta y última esposa; un telegrama de la canadiense Jane Mason, que fue amante del escritor en La Habana en los años treinta; y un libro de poemas de la italiana Adriana Ivancich, otro de sus amores. En su libro de memorias La torre blanca, Adriana publicó fragmentos de cartas de Hemingway, quien se refería a ella como "mi amor último y verdadero". Además le escribía, "No soy un escritor lo bastante bueno como para poder decirte todo lo que te echo de menos". Adriana en tanto reflexiona en su obra: "A menudo tuve la impresión de estar junto a un jovenzuelo. A veces me daban ganas de protegerlo contra sí mismo". Gianfranco Ivancich, el hermano de la amante de Hemingway, "defendió la idea de que tuvieron un amor platónico. Pero yo creo que por la forma en que plasma en su obra a Renata, el alter ego de Adriana, es más que eso. Yo creo que fue un amor apasionado y tierno, si no fue carnal", opinó -ante la consulta de la agencia ANSA- Ada Rosa Alfonso, directora de la casa museo Hemingway . Sin embargo, uno de los personajes más atractivos de la muestra es Leopoldina, la prostituta cubana que Hemingway dejó reflejada en su libro "Islas en el Golfo" y que conoció en el bar "Floridita" de La Habana. "Es un tema muy carismático. Todos los visitantes quieren conocer cuántas mujeres tuvo Hemingway", explicó a Efe Esperanza García, a cargo del patrimonio del escritor en el Hotel "Ambos Mundos". Según la especialista, los turistas que visitan la habitación siempre "le achacan un romance nuevo" al autor de El Viejo y el mar. "Si llega un japonés, dice que Hemingway se enamoró en Japón. Si es un finlandés, también le busca novias en su país", añadió García. La muestra ha sido completada con el patrimonio que atesora la Casa Museo Hemingway en "Finca Vigía", ubicada en las afueras de La Habana, y donde el escritor vivió largas temporadas desde 1939 hasta poco antes de su muerte. Encuentro bilateralEl Coloquio Internacional "Ernest Hemingway", que se celebrará hasta el próximo domingo, también prevé una exposición cinética con fotogramas de las películas realizadas a partir de la obra del escritor. El encuentro ha servido para tender nuevos puentes entre especialistas estadounidenses y cubanos. "Hemingway fue un puente entre los dos países, afirmó a la AFP el investigador cubano Jorge Santos, quien señaló que "su comportamiento y su vida en Cuba demuestran que podemos convivir con los norteamericanos en buena medida en santa paz e intercambiar como seres humanos", añadió. "Lo más importante es que se está dando una colaboración interesante entre dos equipos, uno cubano y uno norteamericano, es algo muy estimulante para mí y otros colegas, esa cercanía con la parte cubana", declaró por su parte el arquitecto William Dupont.Dupont es uno de la treintena de especialistas estadounidenses, italianos y cubanos que ya empezaron a debatir sobre la vasta obra del autor de Fiesta. Además, el programa de encuentro incluye visitas a los sitios de La Habana relacionados con Hemingway, trabajos sobre sus escritos, la preservación de su legado y la influencia de Cuba en su vida y obra.

Fuente: EFE, ANSA, AP, AFP

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El golpe final (fragmento I)
DICIEMBRE DE 2008. DiA 16

La risa es inmediata. Ver al presidente de Estados Unidos encogiéndose tras un micrófono mientras un zapato vuela sobre su cabeza es un excelente ejercicio para los músculos de la cara que controlan la carcajada. Este hombre, famoso por su abisal ignorancia y por sus continuos dislates lingüísticos, nos ha hecho reír muchas veces durante los últimos ocho años. Este hombre, también famoso por otras razones menos atractivas, paranoico contumaz, nos ha dado mil motivos para que lo detestemos, a él y a sus acólitos, cómplices en la falsedad y en la intriga, mentes pervertidas que han hecho de la política internacional una farsa trágica y de la simple dignidad el mejor objetivo de la irrisión absoluta. Verdaderamente el mundo, a pesar del desolador espectáculo que nos ofrece todos los días, no merece un Bush. Lo hemos tenido, lo sufrimos hasta tal punto que la victoria de Barack Obama es considerada por mucha gente como una especie de justicia divina. Tardía, como en general es la justicia, pero definitiva. Pero todavía nos faltaba el golpe final, nos faltaban esos zapatos que un periodista de la televisión iraquí lanzó sobre la mentirosa y descarada fachada que tenía enfrente y que pueden ser entendidos de dos formas: o esos zapatos deberían tener unos pies dentro y el objetivo del golpe sería la parte curva del cuerpo donde la espalda cambia de nombre, o Mutazem al Kaidi (quede su nombre para la posteridad) encontró la manera más contundente y eficaz de expresar su desprecio. El ridículo. Un par de puntapiés tampoco estarían mal, pero el ridículo es para siempre. Voto por el ridículo.
Dios y Ratzinger (fragmento II)
octubre de 2008. día 9
¿Qué pensará Dios de Ratzinger? ¿Qué pensará Dios de la Iglesia Católica Apostólica Romana de laque este Ratzinger es soberano papa? Que yo sepa (y no hace falta decir que sé bastante poco), hasta hoy nadie se ha atrevido a formular estas heréticas preguntas, tal vez por saber, de antemano, que para ellas no hay ni habrá nunca respuesta. Como escribí en horas de vana interrogación metafísica, hará alrededor de quince años, Dios es el silencio del universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio. Está en los Cuadernos de Lanzarote y ha sido frecuentemente citado por teólogos de España, que tuvieron la bondad de leerme. Claro que, para que Dios piense algo acerca de Ratzinger o de la Iglesia que el papa quiere salvar de una muerte más que previsible, sea por inanición, sea por no encontrar oídos que la escuchen, ni fe que le refuerce los cimientos, será necesario demostrar la existencia del dicho Dios, tarea entre todas imposible, pese a las supuestas pruebas "arquitectadas " por San Anselmo, o aquel ejemplo de San Agustín, de vaciar los océanos con un cubo agujereado o incluso sin agujero alguno. Lo que Dios, en caso de que exista, debe de agradecerle a Ratzinger es la preocupación que viene manifestando en los últimos tiempos sobre el delicado estado de la fe católica. La gente no va a misa, ha dejado de creer en los dogmas y de cumplir preceptos que para sus antepasados, en la mayor parte de los casos, constituían la base de la propia vida espiritual, cuando no también de la vida material, como sucedía, por ejemplo, con muchos de los banqueros de los primordios del capitalismo, severos calvinistas y, por lo que se supone, de una honestidad personal y profesional a prueba de cualquier tentación demoníaca en forma de subprime. (...) Volvamos entonces a Ratzinger. A este hombre, seguro que inteligente e informado, con una vida activísima en los ámbitos vaticanos y adyacentes (baste decir que fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, continuadora, con otros métodos, del ominoso Tribunal del Santo Oficio, más conocido por Inquisición), se le ha ocurrido algo que no cabe esperar de alguien con su responsabilidad, cuya fe debemos respetar, aunque no la expresión de su pensamiento medieval. Escandalizado con los laicismos, frustrado por el abandono de los fieles, abrió la boca en la misa con que inició el sínodo para soltar enormidades como éstas: "Si contemplamos la Historia, nos vemos obligados a admitir que no son únicos este distanciamiento y esta rebelión de los cristianos incoherentes. Consecuentemente, Dios, aunque sin faltar nunca a su promesa de salvación, a menudo ha tenido que recurrir al castigo". En mi aldea se decía que Dios castiga sin palo ni piedra, luego es de temer que se esté preparando por ahí otro diluvio que ahogue de una vez por todas a los ateos, los agnósticos, los laicos en general y otros actores de desorden espiritual. A no ser, puesto que los designios de Dios son infinitos e ignotos, que el actual presidente de Estados Unidos ya forme parte del castigo que nos está reservado. Todo es posible si lo quiere Dios. Con la imprescindible condición de que exista, claro está. Si no existe (por lo menos nunca ha hablado con Ratzinger), entonces todo esto son cuentos que ya no asustan a nadie. Que Dios es eterno, dicen, y tiene tiempo para todo. Eterno será, lo admitimos para no contrariar al papa, pero su eternidad es sólo la de un eterno no ser.

Un año después (fragmento III)

DICIEMBRE DE 2008. DIA 23
"Morí" la noche del 22 de diciembre de 2007, a las cuatro de la madrugada, para "resucitar" sólo nueve horas después. Un colapso orgánico total, un paro de las funciones del cuerpo me llevaron al último umbral de la vida, ahí donde ya es demasiado tarde para despedidas. No recuerdo nada. Pilar estaba allí, estaba también María, mi cuñada, una y otra delante de un cuerpo inerte, abandonado de todas las fuerzas y de donde el espíritu parecía haberse ausentado, que más tenía ya de irremediable cadáver que de ser viviente. (...)Supe después que mi cuerpo sería expuesto en la biblioteca, rodeado de libros y, digámoslo así, otras flores. Escapé. Un año de recuperación, lenta, lentísima, como me avisaron los médicos que tendría que ser, me devolvió la salud, la energía, laagilidad de pensamiento, me devolvió también ese remedio universal que es el trabajo. En dirección, no a la muerte, sino a la vida, hice mi propio "Viaje del elefante", y aquí estoy. Para servirles.


"Con los blogs se está escribiendo más, pero peor"


ENTREVISTA A JOSE SARAMAGO"Con los blogs se está escribiendo más, pero peor"

El Nobel habla de su nuevo libro, con textos de su blog. Además, tres fragmentos.
Por: Patricia Kolesnicov

"Los periodistas... son horrorosos", (me) dice José Saramago, con ninguna sonrisa en la cara. Desde su sillón lo dice, en su casa de Madrid. Mirando la camarita de la computadora que su mujer, Pilar del Río, acaba de enfocar hacia él. De modo que así, Buenos Aires-Madrid, nos miramos y cerramos detalles de esta entrevista que, básicamente, él ha respondido por correo electrónico.

No hay que sorprenderse de que este hombre de 86 años bien cumplidos se lleve bien con la tecnología. En septiembre de 2008, el Premio Nobel de Literatura empezó a escribir un blog. Lo llamó "El cuaderno de Saramago". En él -http://cuaderno.josesaramago.org/- habla de política, claro, pero también de sus sentimientos, de lo que lee, de sus amigos, de su salud incluso. Lo hace, casi siempre, desde la casa donde vive, en Lanzarote. Y ahora ha decidido publicar como libro -tradicional, de papel¿ todas las entradas de ese blog, desde que empezó hasta marzo. El cuaderno, se llama y es, justamente, el libro que Berlusconi no dejó que saliera por Einaudi, editorial que le pertenece. Estará en nuestras librerías desde el 26 pero se presentará el 25 a las 13.30 (hora argentina), en un acto del que se puede participar a través de: http://videos.sapo.pt/saramago

¿Qué tipo de ideas destina al blog? Ninguna en particular. Los sismógrafos no eligen los terremotos, reaccionan a los que van ocurriendo. El blog es eso, un sismógrafo. Aquellos que me han leído saben que pueden encontrarse cada día ante algo totalmente inesperado.

¿Hay una forma distinta de escribir para el blog (más rápido, sin tanta corrección...)?

No falta quien piense mucho para responder: "La practica del blog ha llevado a la escritura a muchas personas que antes poco o nada escribían". Lástima que muchas de ellas piensen que no merece la pena preocuparse con la calidad de estilo de lo que se escribe. El resultado está siendo que, a la vez que se escribe más, se está escribiendo peor. Personalmente cuido tanto del texto de un blog como de una página de novela.

Al principio del libro usted escribe "El blog va iluminándole el camino al autor". ¿Qué significa eso?

Si el blog es un espacio para la reflexión, y yo intento siempre que lo sea, no debe sorprender que ilumine a quien lo escribe. Es una consecuencia lógica

¿Hubo algo que tuviera miedo de publicar?

No. No soy mucho de miedos.

¿Aparece un Saramago más explícitamente político en el blog que en las novelas?

Una novela como "Ensayo sobre la lucidez" es más explícitamente política que todos mis blogs.

Sin embargo, el blog sigue los hechos del mundo día a día ¿Qué es lo que más le preocupa?

La crisis del mundo, la mierda en la que estamos metidos, la falta de perspectivas para salir. Y que la izquierda no ha encontrado una vía para solucionar este caos. Porque la crisis es la manifestación del caos en que, aunque sin saberlo, sin querer penar en ello, estábamos instalados desde hacia años. Ahora el castillo de naipes se ha venido abajo: a ver de qué manera construimos para seguir viviendo. No será con las recetas del FMI, a ver qué vías absolutamente democráticas encontramos. Sobre eso voy escribiendo cada día, sobre esto me interpelo.

Saramago mira a la cámara, sonríe un poco, justo para el click de la fotito. Y vuelve a lo suyo.



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20.6.09

Carla Guelfenbein entrevistada


Carla Guelfenbein ha publicado la novela El resto es silencio (dejó el sello Alfaguara por Planeta para su tercera novela) en la que indaga sobre la historia de un niño al que se le han negado dos informaciones vitales para crear su identidad: el suicidio de su madre y su ascendencia judía. Entrevistada en "El Cultural" la escritoria chilena comenta el tema del judaísmo en su novela:




El antisemitismo es otra de las constantes que inocula tensión a la trama. ¿Hay alguna reminiscencia biográfica en ello?

No quería hacer un panfleto de denuncia contra el antisemitismo. Los araucanos, por ejemplo, están mucho más discriminados que los judíos, que en general tienen una buena posición social. Pero todavía hoy percibo en Chile formas de antisemitismo. Y sí tiene algo de biográfico, porque una parte de mi familia también encubrió su condición. Es importante que reconozcamos nuestro origen, todos los judíos, porque así podemos evitar que brote la semilla de los prejuicios. Hay que demostrar a la gente que somos perfectamente normales.


Por otra parte, comentando el título, confiesa con honestidad que no sabía cuando lo colocó que la frase "El resto es silencio" pertenecía a William Shakespeare. Dice la autora:


Cuenta que le costó encontrar mucho el título y que con él pretende sugerir la idea de que en la novela lo que no se dice tiene tanta importancia como lo que se explicita con palabras.

Lo encontré en el texto de la novela, sin saber que era el final de Hamlet, y me di cuenta que resumía bien la intención del libro, que era dar constancia de una de las paradojas más importantes del ser humano. A pesar de tener el don del lenguaje, que nos sirve para compartir ideas y emociones, éste es imperfecto, y provoca diferencias entre lo que queremos decir y lo que decimos, entre lo que no queremos decir pero se nos escapa... Es el doble filo de la palabra: que sirve tanto para comunicar como para erigir muros. Mis personajes, cuando están solos y reflexionan en primera persona, comunican mucho. Pero cuando están entre ellos las conversaciones son concisas y erráticas, y siempre late la tensión de lo no dicho. Dar esa sensación fue un desafío en términos narrativos.



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La disputada herencia de Benedetti


Siguen los líos por la herencia económica de Mario Benedetti. Una pena. Dice la nota:


A un mes de la muerte del escritor, y a una semana de acceder el contenido del testamento, su único hermano, Raúl, manifestó a Clarín sus sospechas de que a Mario "le hicieron firmar este segundo y último testamento", que para él no refleja la verdadera idea de su hermano. "Estoy disgustado y dolorido con quienes lo indujeron a firmar este testamento", dijo. "Se han portado muy mal, fundamentalmente por no respetar su verdadera voluntad, que es lo que a mí hoy más me duele", añadió. "Por ahora no voy a mencionar a nadie porque no tengo pruebas, pero cuando llegue a ellas no tendré problema en decir quienes son", aseguró, al tiempo que anunció que está estudiando iniciar acciones judiciales contra este escrito, realizado en 2008. Raúl dijo que la principal diferencia entre el testamento de 2007 y el de 2008 es que él no aparece como presidente de la Fundación Mario Benedetti y ni tampoco figura como vocal. "Mario me tenía confianza para estar al frente de la fundación, por ser yo el único familiar directo y por lo tanto el heredero único y universal. Lo hablamos varias veces y en más de una oportunidad lo expresó delante de otra gente". También habló Eduardo de Freitas, el abogado de Benedetti, que fuera designado por éste como albacea. "Imagino que estas declaraciones de Raúl son producto de un estado de ánimo, porque con ellas no está haciendo otra cosa que echar un manto de duda a la honorabilidad de todos los que participan en el testamento de Mario", dijo de Freitas. "Para el testamento de mayo de 2008, en la que su hermano no figura en ningún cargo de la Fundación, Mario hizo una serie de valoraciones: En primer lugar, debido a la edad de Raúl, que hoy tiene 80 años, y a su delicado estado de salud (sufrió dos infartos cerebrales), prefirió poner a la Fundación como figura central; y en segundo lugar pesaron también algunas ideas que Mario tenía con respecto al entorno que comenzó a rodear a Raúl hace un tiempo.


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19.6.09

Inesperado Cortázar

Cortázar antes de ser El Cronopio Mayor

El libro póstumo Papeles inesperados de Julio Cortázar ha dividido en dos a la opinión: algunos consideran que los textos inéditos debieron quedar así, respetando la voluntad del autor; otros, que tienen algún valor para los estudiosos e incluso para los lectores. Jaime Coyller escribe al respecto en una larga reseña en La Revista de Libros de "El Mercurio" en la que afirma que el material, aunque con buenos y malos momentos, deberían ir con una advertencia al lector sobre la voluntad de Cortázar de desdeñar esas resmas. Es decir, pienso, debió llamarse "Papeles Prescindibles" más que "Inesperados", aunque eso no sería bueno para las ventas ¿verdad?:




La selección y edición estuvieron, en el caso presente, a cargo de la propia Aurora Bernárdez y de Carlos Álvarez Garriga, especialista en la obra cortazariana. El volumen agrupa el material rescatado del cajón en tres grandes secciones: Prosas, Entrevistas ante el espejo (o autoentrevistas) y Poemas. Entre los materiales incluidos en las Prosas hay una decena de cuentos y materiales "sobrantes" o descartados por Cortázar de sus Historias de cronopios y de famas y de Un tal Lucas, ese engendro curioso por cuya boca hablaba el propio Cortázar con mayor comodidad. Hay además variados discursos de índole doctrinaria o política y hasta breves homenajes o prólogos reseñados por el autor en apoyo de otros creadores. Hasta se incluye algún discurso muy pomposo e institucional pronunciado en su juventud, cuando era -como se suele decir- un oscuro profesor de provincias. No es un texto demasiado representativo de su filtro personal ante el mundo, pero le sirve a uno de consuelo, esto de comprobar que el gran Cortázar estuvo, él también, sometido a esos rituales desangelados (aunque a la vez pensando en la que hubiera sido su reacción -con seguridad horrorizada- de saber que sus amigos andan ahora ventilando esta clase de cosas). (...) El problema estriba, pues, en lo muy ambicioso y abarcador de la recopilación y en su carácter en exceso fragmentario, a ratos desorientador.Lo que no sucede con los once cuentos que abren la selección: varios textos desde todo punto de vista rescatables, incluso necesarios, en que afloran tempranamente los procedimientos que luego habrían de configurar el genio cortazariano. Como su devoción temática por esa grieta que irrumpe en lo cotidiano, acechando a la gran costumbre y la solemnidad; como los textos metaliterarios que hacen de la escritura su tema y un objeto improvisado de escarnio; como los relatos de índole idiosincrática en que asoman la argentinidad y sus desvaríos entrañables (y eso que no ocurrían aún las eliminatorias mundialistas); como la piroctecnia verbal a costa de los objetos que nos circundan, o la ironía política. Hay entre esos once cuentos del inicio versiones alternativas a cuentos luego publicados, previas a ellos, en los que incluso varía el punto de vista luego escogido por el autor, y eso es, una vez más, de agradecer. (...) No ocurre lo mismo con los textos sustraídos en su día -y aquí relanzados- a los cronopios y famas o a Un tal Lucas, o con los fragmentos y capítulos que faltaron en El libro de Manuel, muchos de los cuales resultan prescindibles. Hizo bien, el Cortázar más riguroso con sus materiales, al descartarlos. ¿Qué sentido tenía, o tiene a estas alturas, rescatar de las cenizas -las cenizas que nunca fueron- esos empeños archivados? De todo ello surgen algunas conclusiones paradójicas. Nadie que vibrara con la obra cortazariana tal y como ella quedó reunida en vida del autor -y es ciertamente mi caso- puede dejar pasar estos papeles inéditos, pero esa exploración quizás ineludible lo llevará por un derrotero sinuoso y no siempre útil, no siempre esclarecedor, y a reflexionar en torno a lo que esta clase de empeños -el hurgueteo inmisericorde en los cajones del autor fenecido- supone y conlleva. ¿Qué si es necesario explorar en estos materiales? Probablemente, pero a ello cabe sumar algunas advertencias -una caveat lector- que a ratos se echa en falta en esta edición tan entusiasta de sus bienintencionados albaceas. A saber: que el material inédito y de antaño es, las más de las veces, en tanto el propio autor no se resolvió a ventilarlo, un material preparatorio de sus connotados esfuerzos ulteriores; que es muchas veces redundante y suscita una saturación equívoca con procedimientos literarios que fueron luego perfeccionados por el autor; que está no pocas veces descontextualizado, rotulado de modo diverso a las intenciones del autor y organizado no según sus criterios más o menos estrictos, sino al gusto del editor o albacea supervivientes; y que es un material manipulable (vuélvase al ejemplo de Max Brod).


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17.6.09

Yo tuve un hermano



Yo tuve un hermano
Yo tuve un hermano
no nos vimos nunca
pero no importaba.

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua.

Camine de a ratos
cerca de su sombra
no nos vimos nunca
pero no importaba.

Mi hermano despierto
mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.




JULIO CORTÁZAR

15.6.09

Futuro y pasado del libro


Feria del libro de Madrid

Dos noticias interesantes del mundo editorial. Una tiene que ver con el futuro y otra con el pasado. Primero el futuro: la editorial Scribd (llamada el YouTube de los libros) a 'fichado' a la editorial Simon & Schuster. Dice la nota:





Scribd, el YouTube de los libros, adonde acuden 60 millones de internautas mensualmente para acceder o volcar gratuitamente escritos de todo tipo -desde recetas de cocina, apuntes de exámenes a bestseller pirateados-, vende desde ayer 5.000 títulos digitales de la editorial Simon & Schuster. Se trata de la primera alianza entre una de las principales editoriales estadounidenses y la popular web de intercambio de documentos, que el pasado mayo lanzó su propia librería online, el Scribd Store. El acuerdo, que según se supo en marzo también será firmado por otras grandes editoriales como Random House, ratifica la voluntad de la industria de no perder el tren del e-book y hacer frente a Amazon, que actualmente monopoliza la venta en ese formato con 300.000 títulos por 9,99 dólares. Aunque ese precio sea conveniente para el usuario, sólo quien posee un e-reader Kindle puede leer los e-books de Amazon y además los editores, quizás ajenos a la campaña de internautas contra e-books de más de diez dólares, se quejan de que ganan muy poco. De ahí que la aparición del Scribd Store -que en apenas un año ha pasado de ser acusado de fomentar la piratería a convertirse en aliado de las editoriales- sea vista por la industria con muy buenos ojos



Y en segundo lugar, el pasado: la feria del libro de Madrid anuncia que vendió 10% más que el año pasado. Impresionante, en plena crisis económica ¿verdad? Pero habrá que preguntarse cuánto más durarás este concepto de ventas en ferias de libros. ¿10 años? ¿Menos? El mundo on line acecha irremediablemente. Dice la nota:




La 68ª edición de la Feria del Libro de Madrid se cerró ayer con el mismo optimismo con el que se había abierto 17 días antes. Con el mismo optimismo y con un dato: el incremento del 10% de las ventas respecto al año pasado. En palabras de Teodoro Sacristán, director de la feria, el aumento supone un "respiro" para el sector del libro, que en el primer trimestre del año había sufrido un descenso de cerca del 20%, tal y como anunció Pilar Gallego, presidenta del Gremio de Libreros de Madrid y responsable última de la cita anual del Retiro. Eso sí, las ventas de este año se han incrementado un 10% sobre una cantidad fantasma, ya que la organización no facilita cifras oficiales. En un acto de honestidad no bien comprendido al principio, Teodoro Sacristán decidió suprimir esos datos cuando, hace cinco años, se hizo cargo de la dirección de la feria madrileña. Su propio antecesor en el cargo había eliminado ya la polémica lista de autores que más libros firmaban. (...) ¿De dónde sale entonces el 10% en el incremento de las ventas anunciado este año? De un muestreo realizado por la comisión organizadora entre 117 de los 373 expositores (357 casetas) presentes este año en la feria. La suma de los datos facilitados por las 50 editoriales, 30 librerías generales, 30 especializadas, cinco grandes grupos editoriales y dos distribuidores consultados son los que arrojan esa cifra. No obstante, la propia organización admite que los expositores facilitan el porcentaje de crecimiento respecto al año pasado, no cifras de ventas en euros. Sacristán reconoce que los datos que él maneja -"y que sé que no me engañan"- le sirven para conocer la tendencia general de la feria año tras año. La encuesta ideal tendría que hacerse con cantidades y no con porcentajes y consultando al menos a un 50% de los expositores.



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