1.11.09

Esther Tusquets

"Ni recuerdo mis años de editora con nostalgia, ni nada me haría volver"
Esther Tusquets. Foto: Domenec Umbert
Irreverente, divertida y consciente, además, de que "ya no somos Peter Pan", Esther Tusquets (Barcelona, 1936) lanza la próxima semana Confesiones de una vieja dama indigna (Ediciones B), tercer tomo de unas memorias en las que ajusta cuentas, a su pesar, con los espejismos de la gauche divine y con gentes como Carmen Balcells, Cela, Maragall, Gimferrer o Rosa Regàs.
La editora que lanzó en Lumen (y convirtió en bestsellers en España) al Umberto Eco de Apocalípticos e integrados y El nombre de la rosa, o a Mafalda no quiere ser polémica ni provocar. Pero a sus 73 años (y Esther Tusquets repetirá su edad en más de una ocasión a lo largo de la entrevista) tampoco quiere dejar de contar lo que vio y vivió, "porque tengo muy buena memoria y a menudo me sorprende cómo me cuentan aventuras que he vivido de manera que parecen otras". Eso sí, las mejores historias, las más indiscretas o escabrosas, acaban "enmáscaradas" en su relato: es lo que tiene ser una "vieja dama indigna, irreverente y libre".

"Ni pereza ni prudencia"
"Bueno -explica entre risas-, siempre lo he sido, desde que a las cuatro años comencé a protestar por todo y contra todos". A fin de cuentas, apostilla, el suyo es un club selecto al que no todos tienen acceso "porque hay quien prefiere ser siempre muy respetable". Por eso puede presumir de que "ni por pereza ni por prudencia jamás me he perdido nada en la vida, lo he disfrutado y sufrido todo. Pero también se paga un precio: se llega a la vejez solo, porque es difícil ser así y vivir en pareja."

Y vuelve a reír, aunque ahora no pueda celebrar medio siglo al frente de Lumen porque hace diez años prefirió vender la empresa a la multinacional, Bertelsman, base de Random House Mondadori. Obstinada en sus risas, no se arrepiente:
-Nunca, nunca lo he lamentado. Cuando vendí Lumen llevaba 35 años al frente de un negocio que me apasionaba pero que no era mi verdadera vocación. Yo quería escribir, y la parte empresarial del negocio no me interesaba. No sólo no recuerdo mis años de editora con nostalgia, sino que ahora nada me haría volver.

-¿Se reconoce en lo que está publicando Lumen hoy?
-En algunos casos sí; a veces editan libros que me compraría y están recuperando títulos que yo descubrí, que no tuvieron éxito, o que se vendieron muy mal, y que ahora relanzan con más éxito. Sólo lamento que hayan dejado perder la edición de libros infantiles.
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fuente:elcultural.es

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