2.1.10

Los ríos son la vida

"Recorrerlos es una buena razón para escribir y, al tiempo, no es una mala manera de disfrutar de la vida mientras vamos a dar a ese mar de Jorge Manrique "que es el morir".

Foto Internet. fUENTE El País
"A la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos". Es un fragmento del magistral principio de Cien años de soledad, la novela-río, la novela que expresa un continente, la novela que creó un mundo y lo destruyó también(recordar el recuento lingüistico- literario- temático de la Historia de un deicidio). Pero los ríos son como la vida: en calma, en tormenta, fluidos, destructores y destructivos. Alrededor de un río se construyó toda una civilización. Javier Reverte, que es un periodista y escritor viajero, ha escrito un artículo estupendo donde reseña en carne propia las leyendas que constituyen los ríos en la literatura. Va el adelanto:

"Otro río hermoso y perverso: el Amazonas. Aquí la belleza se humilla ante la atrocidad: estremecen la miseria de los habitantes de sus orillas, el genocidio disfrazado de avance de civilización que sufren sus etnias indígenas, la codiciosa y pertinaz agresión sobre su naturaleza, la historia de una explotación que pesa sobre sus gentes desde los días en que comenzó a extenderse la recolección del caucho y la malignidad de un "hábitat" fecundo en la propagación de temibles enfermedades letales para el hombre. El Amazonas no es un río para disfrutar ni la Amazonía un marco apropiado para una literatura amable. La mejor novela que, en mi opinión, se ha escrito sobre el universo amazónico es, por el contrario, de signo trágico: La vorágine, del colombiano José Eustasio Rivera. Cuando yo recorrí el río recordaba, casi como si las llevara clavadas en la memoria, las palabras con que Arturo Cova, protagonista de la narración, comienza su relato: "Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia". Y es cierto que allí sientes la Violencia -con mayúscula- como si fuera la esencia singular de la vida amazónica. El Amazonas me dictó un libro cargado de melancolía y miedo que no pude titular de otra manera que El río de la desolación."

No hay comentarios: