31.5.10

Larga vida a Rimbaud

Ídolo de bohemios, surrealistas y punkies, el poeta revive en una exposición en París, que ya es furor en Internet. La muestra incluye manucristos y fotografías de su época como traficantes de armas y esclavos

POETA Y TRAFICANTE. La muestra enseña raros manuscritos y "La carta del vidente", jamás exhibida.foto.fuente: Revista Ñ

Pocas veces una exposición habrá encontrado un título más certero: Rimbaudmanía, la eternidad de un icono. Hasta el punto de que la Galerie des Bibliothèques, recinto municipal que acoge los 350 documentos que sobre el poeta se exponen hasta el 1 de agosto, saltó bruscamente de su discreto papel de sala de barrio a ser una referencia para esos fans de todo pelo que han suscitado ya casi 2,5 millones de visitas en Google.
Por eso mismo, el ágora virtual de internet reaccionó con violencia, en abril pasado, cuando el Salón Mundial del Libro Antiguo de París colgó una foto del otro Rimbaud,el traficante de armas y esclavos. El insólito escándalo por una foto en plena era del disparo con el móvil tuvo eco en la vieja prensa europea.

Rimbaud, el intocable. Pero ¿y el poeta? A los casi 109 años de su muerte, el Rimbaud que cada generación enarbola es el de la fotografía de Etienne Carjat de octubre de 1871, "ese rostro perfectamente ovalado de ángel en el exilio" (Verlaine); "auténtico dios de la pubertad como reclama toda mitología" (Breton) o "mi contemporáneo, mi castrador", de acuerdo con Pier Paolo Pasolini.
Un icono sin voz. O sostenido por un eslogan, como todos. Una temporada en el infierno,de acuerdo, pero ¿quién recita sus poemas? Ídolo de los románticos, de los bohemios, de los surrealistas, de los punks incluso. Con la única competencia, en el pasado siglo, de otra foto, la del Che Guevara, el Rimbaud sacramental está en sus sonetos del amor oscuro con Verlaine, la peregrinación alcohólica o el disparo en una habitación de hotel.

Con 17 libros sobre Rimbaud, Claude Jeancolas era la persona idónea para montar la exposición, que fue inaugurada por una obra efímera del grafitero Pedrô.

Rimbaud no guardaba copias de los poemas que enviaba a distintas publicaciones; sus manuscritos son raros. Es un acontecimiento, entonces, que Rimbaudmanía enseñe diez poemas y cartas, desde Voyelles (la concordancia entre vocales y colores, pero también sensaciones sonoras u olfativas, en la línea de acuerdos de Baudelaire), hasta La carta del vidente,jamás exhibida. Tras las vitrinas que la protegen, la letra de un adolescente del gris Charleville traza esta declaración, de 1870: "Con terrible empecinamiento adoro la libertad libre".

Pero si gracias a internet su nombre se ha universalizado, seguramente más que su obra,
Jeancolas afirma que el gran público sólo descubrió a Rimbaud en 1954, cuando el centenario de su nacimiento fue celebrado con una gran exposición en la Biblioteca Nacional de Francia, cuyo eco enlazaría con el de los movimientos que antecedieron a los de la juventud occidental de los años 1960.

El resto es estruendo: de Picasso, Miró y Léger a la historieta; del disco (Patti Smith, The Clash) a la novela; de la moda (Castelbajac; pero en la muestra hay incluso un string con su imagen) a la vajilla (Charleville lo estampó en todo tipo de objetos). El mito ha invadido cada sector de la cultura y del ocio. Y la exposición parisina es su altar.

Una historia de la que la mitomanía debió amputar los años de armas tomar, poéticamente incorrectos. Luego, el cáncer que le costó el regreso y una pierna, la muerte a los 37 años, restablecieron la tragedia, imprescindible para el mito.

"Tenemos el triste deber de anunciar la muerte de Arthur Rimbaud; fue enterrado en Charleville; sólo su madre y su hermana seguían el ataúd", epilogaba discretamente el 1 de diciembre de 1891 la revista La Plume.

Por supuesto, la poesía de Rimbaud fue traducida a todas las lenguas, sin olvidar naturalmente la oficial de Etiopía. Pero es su historia la que prevalece: Dr. Jekyll y Mr. Hyde, poeta y traficante. Para saberlo todo, el competidor de Jeancolas en Rimbaudmanía,Jean-Jacques Lefrère, médico que prefirió hurgar en viejos baúles tras las huellas de Rimbaud antes que manejar el bisturí, compilador ya de 1.200 páginas de correspondencia, completa su trabajo con otras tantas: Correspondance posthume 1891-1900 (Fayard). Cartas que demuestran, por ejemplo, que en aquel final de siglo, Rimbaud, poeta que no vendió un sólo ejemplar, era más conocido como explorador. Es decir, ese hombre de pelo corto y bigotillo de la foto hallada por Alban Caussé y Jacques Desse, dos libreros de viejo, en el 2008, en medio de postales amarillentas, en una feria de pueblo. ¿Por qué la compraron? Al dorso se leía Hôtel de l´Univers, Adén. Un domicilio de Rimbaud. Lefrère les ayudó a identificar al ex poeta en ese conclave de siete hombres sin mujeres. Uno, Alfred Bardey, su patrón en Adén, le había rezado este responso: "Hubiera sido más fácil fijar a una estrella fugaz".

Rimbaud, por su parte, se lo había escrito a su voz, antes de abandonar Francia: "Es necesario que huya y que vuele".

© La Vanguardia y Clarín


Una temporada en facebook
Miguel Molina
Cuando poetas y cantautores de mal vivir como Patti Smith o Jim Carroll reivindican la vigencia de Rimbaud lo hacen apelando sobre todo a su nihilismo, tan presente en la obra y en la propia trayectoria vital del autor francés. Autoproclamarse herederos de su palabra supone, en términos de cultura underground, ganarse el derecho a llevar en la solapa el pin que acredita la condición de maldito, aquél en el que el que aparecerá desafiante la fotografía del joven poeta del flequillo y la mirada taimada. El origen de esta devoción está en sus versos ("Las albas son entristecedoras. Toda luna es atroz / y todo sol amargo") y en su renuncia temprana a la poesía y al ideal burgués. Su pesimismo radical, su nihilismo metafísico fueron munición de plata para los desarraigados fundadores del punk en el Nueva York de los setenta. Lo fueron en las noches autodestructivas del CBGB y también lo son ahora, cuando su fiel Patti Smith declara que "Rimbaud fue el primer chico del punk rock". Por eso aún reina entre los trovadores el adolescente que escribió Una temporada en el infierno.

Sólo que ahora, inesperadamente, gana Rimbaud una nueva contemporaneidad por culpa de una fotografía en tonos sepia. La aparición de una imagen que nos muestra el rostro del ya ex poeta en sus años de madurez, cuando ejercía de traficante de armas en Adén, nos lo convierte de repente en un personaje de la actualidad cincelada por Google o Facebook.

Las facciones avejentadas y la mirada hundida del Rimbaud treintañero en la única foto que conocemos de él tras abandonar la poesía suponen la muerte del icono. Rimbaud ya no será sólo el chaval de la imagen que ilustra todas las ediciones de sus libros: también será el traficante enfermo y desencantado. Por mucho que ya supiéramos de sus negocios inconfesables con sátrapas africanos, era el rostro del niño travieso que se hace perdonar sus pecados el que teníamos fijado en la memoria. Ahora, Rimbaud es como todos nosotros. Ya es un personaje con múltiples caras: las que nos gusta mostrar y las que un mal día tuvimos y que sobreviven contra nuestra voluntad en las entrañas de la redoen las hemerotecas digitalizadas. No es Esta una época para los héroes de una pieza. Ni siquiera para los antihéroes muertos.

"Cabellos rubios enredándose en tu respiración vital. Hidrógeno blanco. Rimbaud".(P. Smith)


Arthur Rimbaud también fue periodista

La parálisis de la crítica

Complaciente, perezosa, acomodaticia. Así define Gonzalo Garcés a las reseñas literarias en español y traza una radiografía de los defectos y las virtudes del análisis de libros

foto.fuente:Revista Ñ
Yo leo crítica literaria para divertirme. Encuentro que la reseña, como género, no está muy por debajo del cuento o el ensayo. Dicho esto, las reseñas que leo por placer están casi siem­pre en inglés. Alguien dirá que soy un esnob. Es una posibilidad. Pe­ro cualquiera que conozca el New York Times Review of Books, o el New Yorker, entiende que la razón es otra. La verdad es que la crítica en español, con excepciones, es aburrida. Con esto quiero decir: complaciente, perezosa, acomo­daticia. En inglés a veces también es estas cosas, pero en conjunto no. ¿Por qué?

Aclaro que la reseña en caste­llano no es, hasta donde llega mi conocimiento, la peor del mundo. Esa palma le toca a Francia, donde la prosa de cotillón, el provincia­nismo y el amiguismo la vuelven derechamente ilegible. En Francia, la reseña suele consistir en una re­capitulación mimosa de la carrera del autor y una descripción lírica del libro. Si el escritor es hombre, el reseñista puede decir cosas como: "Noguez lava sus textos a noventa grados." Si es mujer, que su pluma "acaricia, como las uñas antes de arañar." Los dispositivos preferidos son la clasificación en seudocategorías ("Guyotat pone en juego una teología del deseo"), la banalidad en forma de díptico ("Nothomb impone su propia concepción del mundo, con una desenvoltura que contrasta con la profundidad del tema") y el gui­ñote culto ("Una novela que nos pone cara a cara con el Otro"). Por otro lado, está la crítica en profon­deur ; es peor. Ahí la obra desapare­ce bajo los escombros de la teoría posestructuralista, y de allá abajo no hay rescate posible.

En España, la crítica suele ser igual de descerebrada, pero al menos tiene el encanto de lo rús­tico. Después del amaneramiento francés, reconforta leer al agrama­tical Francisco Solano (quien, en una reseña reciente, elogia a Ju­lian Barnes por escribir "con una completa desconfianza al estilo so­lemne") o al hilarante Ricardo Se­nabre, que termina todas sus rese­ñas con una andanada de correc­ciones escolares. Uno casi puede oír el acento de maestro rural, esti­lo Amanece que no es poco , cuan­do Senabre deplora en una novela "ciertos anglicismos de moda", asevera que no debe decirse "no sufras" sino "no te preocupes", y termina despachando al autor con una palmadita en el hombro: hala, ahora a jugar, chaval, y no hagas trastadas. En la Argentina, la barra está colocada un poco más alto. Al menos suele haber cierta noción de historia literaria, cierta idea de que un libro debería situarse en un contexto. Pero, a la hora de la verdad, la crítica argentina padece las mismas taras que la española. Es chirle; casi nunca transmite la impresión de que hay algo impor­tante en juego.

En este punto, supongo, se podría protestar que en España y Latinoamérica hay críticos admi­rables. Los hay, por supuesto. A los nombres evidentes (Domín­guez Michael, Faverón, Carrión, Gandolfo) podría agregar otros menos conocidos (Walter Cassa­ra, Osvaldo Gallone). Pero no se trata de eso. Es en las constantes donde se manifiesta el estado de la cultura. Y el hecho es que cier­tas nociones, y sobre todo ciertas inhibiciones, hacen de la crítica en castellano algo más débil de lo que podría ser.

¿Quién te creés?

¿Qué autoriza al crítico a decir lo que dice? Robert Musil escribió (y a Ignacio Echevarría le gusta repe­tirlo) que la autoridad del crítico le viene de la capacidad de tener ra­zón. Muy bien. ¿Pero razón sobre qué? Se puede tener razón al decir que un libro es malo, pero eso no basta para hacer interesante una reseña. Ahora bien, los críticos españoles establecidos –cuando no están adulando abyectamente a un autor publicado por el mis­mo grupo editorial del diario que les paga el sueldo–, están intere­sados en una sola cosa: el control de calidad.

A tono con esa suerte de servi­cio de protección al consumidor, usan esos modismos que suelen dar un aire tan cómicamente al­midonado a los suplementos espa­ñoles: "Echase en falta una mayor agilidad..." "No se puede en modo alguno aprobar..." A propósito de esfuerzos ridículos por esconder la propia subjetividad, me acuerdo de un compañero de colegio que una vez, jugando a las escondidas, cuando lo descubrieron gritó: ¡No, yo no estoy acá! Si eso fue motivo de risa durante toda la primaria, no veo por qué merece menos quien intenta ganar autoridad desapareciendo detrás de la figura pétrea del Custodio de la Cultura.

Pero su par argentino no lo hace mucho mejor. Es curioso cómo, partiendo de un tono muy distinto, termina por causar un efecto bastante similar. El crítico argentino típico se reconoce por un rasgo: no critica. Si formula reparos, lo hace sobre el final y co­mo por cumplir, se queja de la fal­ta de agilidad de algún diálogo o la insuficiente definición de un per­sonaje, y nunca como problema a indagar. Por lo demás, procura ex­poner lo que cree la intención de la obra, omitiendo cuanto puede los juicios de valor. Si la autoridad a la que aspira el crítico español es la del árbitro del gusto, la que bus­ca el argentino está más ligada a cierta pretensión positivista, la au­toridad del profesor. Este modelo también tiene sus peligros.

¿Cómo construye sus reseñas el crítico argentino? Típicamen­te, el primer párrafo anuncia la "propuesta". Se hace una des­cripción del estilo, se menciona una tendencia general en la que se inscribe o se parafrasea una de las escenas. Leemos: "La saga familiar parece haberse vuelto una tradición literaria hindú..." (Nina Jäger, Página/12, para in­troducir una novela de Anuradha Roy). "Escenas breves, mínimas iluminaciones y un estilo seco, despojado." (Susana Rosano, Ñ, para introducir un libro de Ja­mes Salter). "Alonso Cueto [...] profundiza en las ramificacio­nes de la culpa y la persistencia del pasado." (Clara Albertengo, ADN cultura). En la revista onli­ne El Interpretador, una reseña de un libro de Alan Pauls, firma­da por Micaela Cuesta y Mariano Zarowsky, se abre con una cita de Rodolfo Walsh: "Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante".

Nada que objetar a todo esto. El malestar empieza al compro­bar que el autor de la reseña no procede a examinar en qué medi­da esas propuestas o modelos tu­telares se realizan, o no. Hablo de la falta de una estructura retórica ("Parece que hay esto; ¿es lo que parece?") que, aunque no hiciera otra cosa, ofrecería una ilusión de indagación en acto; pero en rea­lidad ofrece mucho más. Parece mentira que haga falta recordar­lo, pero en política, en arte, en el mercado, en el sexo, las relacio­nes de poder están marcadas por el intento de unos por parecer al­go, y el intento simétrico de otros por discernir la verdad detrás de esa apariencia. Barthes escribió que la función de la escritura no es sólo comunicar o expresar, sino imponer "un más allá del lenguaje que es al mismo tiem­po la Historia y el partido que to­mamos en ella." ¿Y cuál sería la primera función del crítico, si no es discernir ese partido tomado que la escritura delata, pero que el escritor prefiere ocultar, o de­rechamente ignora?

Pero el crítico promedio en este país, por alguna razón, se prohíbe especular sobre las in­tenciones del autor (o la genera­ción, o el género sexual, o la clase social, o el grupo editorial) acti­vas detrás del libro. Hace como si la intención o el anuncio o el programa fuera lo mismo que el resultado. En el desarrollo de las reseñas que cité antes, resulta que el libro de Cueto, en efecto, profundiza en las ramificaciones, que la novela de Roy es en efecto una saga familiar, que los cuen­tos de Salter en efecto son secos y despojados, y que la novela de Pauls, en efecto, responde bas­tante bien a la frase de Walsh. ¿Y cómo iba a ser de otro modo, si todo el esfuerzo del crítico estuvo consagrado a afirmar esas relacio­nes? Es como buscarle formas a las constelaciones y después feli­citarse de haber descubierto que en el cielo hay un centauro.

Como se ve, esto excluye toda posibilidad de hacer crítica real. Si el crítico cree que toda su mi­sión consiste en glosar la forma en que la obra ilustra una consig­na formulada por un prócer lite­rario, o las supuestas intenciones del autor, entonces tiene todo el interés del mundo en ayudar ac­tivamente al libro a rendir, como frutos esperados, esas ilustra­ciones. Esto se llama colusión de intereses. El libro le provee al crítico la ocasión de mostrar su buena formación, y éste, a cam­bio, lo presenta como un arte­facto inobjetable, sin fisuras, un sistema de correspondencias tan perfecto como un crucigrama re­suelto o un dibujo de Pictionary . No digo nada de lo apasionante que resulta, presentada de esta forma, la literatura.

Dos versiones de Ford

Quizá no es necesario que sea así. Tengo a mano dos reseñas de la novela Acción de gracias , de Richard Ford. La primera apare­ció en el diario español El Mundo y la firma José Antonio Gurpegui; la otra la escribió A.O. Scott para el New York Times.

La reseña de Gurpegui es re­presentativa. Desde la primera frase descarta la crítica en favor del cholulaje: "Richard Ford fue uno de los invitados estrella du­rante la última edición de la feria de Francfort." Siguen tres párra­fos de sinopsis; en el cuarto, se afirma que cierta frase del pro­tagonista de Acción de Gracias "podía haberla pronunciado el inefable Conejo Armstrong de Updike, o el singular Nat Zucker­man de Philip Roth". Que Ford se parece a Roth y Updike es una de esas ideas que corren por las redacciones y se repiten a falta de opiniones propias. Gurpegui no intenta someterla a examen. So­bre el final, advierte que hay en la novela personajes "que plantean complejos interrogantes": se re­fiere al tibetano Mike Mahoney. Dicho lo cual, cambia de tema. Por lo visto, los interrogantes son tan complejos que mejor ni tocarlos.
Son 706 palabras. No hay una que no pudiera estar en la solapa del libro.

La reseña de Scott toca casi los mismos puntos que Gurpegui. Pero ahí donde el español repro­duce acríticamente, Scott indaga. En realidad, basta el primer pá­rrafo para establecer –y, de nue­vo, no hay crítica sin esto– que estamos ante un problema. Scott cita del libro: "Ojalá pudiera decir que tengo una fórmula para con­vertir la cualidad de lo grande en pequeño." Esta frase resume una voluntad muy presente en la no­vela: presentar lo cotidiano como lo que vale la pena narrar de la experiencia humana. Frank Bas­combe, el protagonista, insiste en presentarse como un tipo nor­mal. Scott toma nota, pero duda. En la práctica —dice—, el autor amplía hasta lo monumental lo que normalmente sería pequeño. Cada sándwich que se come, cada subida a la autopista, está tratada como un hecho épico. Pese a las protestas de normalidad, el mun­do de Frank tiende al gigantismo. Scott nota que esto puede ser ha­lagador para los lectores, que se encuentran, al mismo tiempo, con un personaje excepcional y con permiso para considerarlo como su igual:
"Aquellos de nosotros que so­mos menos modestos que Frank nos complacemos en proclamar­lo un Hombre Representativo, un Héroe Cotidiano, un reluciente ejemplar del Gran Cualunque Americano."

En menos de una página te­nemos una discusión en marcha acerca de la identidad colectiva, los arquetipos nacionales, la no­ción consensual de "normalidad" y los juegos más o menos dies­tros que un escritor puede inten­tar a partir de esto. Sería absurdo sostener que esto agota lo que una reseña puede hacer; decir que no resulta más estimulante que el ejercicio publicado por el español sería mala fe.

Por otra parte, la reseña de Scott pone de manifiesto, por contraste, las inhibiciones que paralizan al sistema crítico ar­gentino: la repugnancia a pre­guntarse por la recepción, por las teclas que el libro tocará en el lector común, y la renuencia a tomarse a sí mismo como campo de pruebas válido para inferir esa recepción. Ni siquiera aceptamos el concepto de "público"; nos re­sulta demagógico, sospechoso de mercantilismo. Pero el público, sin preocuparse de lo que pense­mos, existe; y en cambio el libro no existe plenamente hasta que entra en contacto con él. Consi­derado esto, que el crítico tome sus propias reacciones como aceptablemente representativas y las incluya como prueba de cargo, sin esconder su necesaria subje­tividad, sin el "nosotros" clerical ni la impostación positivista, no es un acto de soberbia sino de humildad, apropiada y provecho­sa humildad. Cuando el crítico se resigna a decir "yo", se puede empezar a construir algo.

En el caso de Scott, le permite plantear la disparidad entre la co­sa que Acción de gracias pretende ser y lo que resulta en la lectura. Bascombe (concluye Scott) no es un personaje representativo; co­mo a una persona real, sólo pode­mos aceptarlo o rechazarlo como ser humano. Yo no estoy seguro de compartir esa conclusión. Lo cual, si algo prueba, es que una reseña ni siquiera necesita con­vencer para resultar interesante.

¿Y si le hiciéramos caso al Spam?

Un libro publicado en España sobre las estafas y el correo basura que todos los días inunda las casillas de correo de usuarios de todo el mundo incluye además un rectángulo de plástico verde y otro rojo, como los de las viejas gafas 3D, para obtener dos versiones de un mismo texto.

foto.fuente:revista
¡Enlarge your penis! Alárguese el pene. Y déle un uso guinness: tómese un viagrazo natural, píldoras a base de potingues usados por tribus remotas dotadas de un inverosímil vigor sexual...

Miles de millones de emails, ciberfarfolla con estas vainas anegando la Red. Y además de esa patente rabomanía en el spam, en el correo basura, otras tendencias de spamestafa, los scam, ciberversiones de tocomochos, estampitas y demás timos tan populares por aquí. La transferencia de un dineral sería un clásico. A principios de siglo corrió por la Red un mail de la viuda del presidente zaireño Mobutu, proponiéndote la transferencia de un pastón, que la pobre tenía bloqueado, llevándote una pasta por el mero hecho de ingresarlo en tu cuenta. Que fuera la viuda de uno de los grandes afro-chorizos hacía mínimamente verosímil el mensaje. Al final, por gastos y trámites te pedía un dinero. Y si picabas...

Este cibertocomocho, esta ciberestampita conocida como la estafa nigeriana, era la actualización del mismo camelo que con otros protagonistas parece que ya corrió en los años 80 por el email de entonces, el fax. Y Fax You! La red ha propiciado que volviera y se multiplicaran geométricamente efectos y modalidades.

¿Realmente es negocio esto del spam? ¿Alguien puede picar? ¿Les es rentable inundarnos de cibercaca? La respuesta a las tres es: sí. Por increíble que parezca, sí, si y sí, la actividad puede propiciar unos beneficios millonarios al año. No es para forrarse, pero sí para ir haciendo caja a costa de la estupidez humana.

Pero también un scam, un spam estafa, puede desatar un curioso embolado. Hablando de millones, qué hacer si te llega el email del Captain Teddy Hook, un militar yanki destinado en Irak, el cual quiere hacerse un Mobutu contigo, esto es, ofrecerte una parte de los ¡700.000 millones de dólares! hallados en unos contenedores cerca de Bagdad. Lo más probable es que hagas clic en borrar.

Pero este no fue el caso de Fontcuberta, que decidió seguirle la corriente al tal Capitán Garfio adoptando, eso sí, un recurso marca de la casa, un "camuflaje de identidades". Para el caso se impersonó en el intrépido mossèn Joan (Pellissa-Gisbert) Fontcuberta, con despacho en el templo expiatorio de la Sagrada Familia (que el AVE guarde muchos años).

El capitán Hook - que al segundo email se autodegrada a sargento-le ofrece al padrecito 2,5 millones de dólares para gastar en obra social. Y alli se inicia un intercambio de emails para ir concretando la entrega de la morterada + historias que irán surgiendo +...

Ese intercambio, un scam baiting, o sea, un cebo para estafadores o el timador timado,forma parte de uno de los últimos objetos producidos por Fontcuberta, el libro Santa Inocencia / Holy Innocence,su contribución a Estancias Creativas, una invitación que Albarracín hace a un creador para que durante un tiempo resida en el pueblo y luego plasme tal estancia en una obra. Y así tendremos ese objeto especial en forma de libro, ocupando la primera parte copias de los emails y la documentación intercambiada entre presunto soldado y presunto cura, y la segunda por una serie de visiones de Albarracín fotografiadas por F.

Rojo y verde La parte más singular del objeto será la del intercambio de emails entre religioso y militar, plasmado de un modo digamos que estereoglífico. El libro incluye un rectángulo de plástico verde y otro rojo, como los de las viejas gafas 3-D. Así, según el filtro que apliquemos a la hoja tendremos el texto en inglés o en español de esa relación epistolar, o podremos ver algunos montajes donde, filtro rojo o verde mediante, saldrá una imagen u otra. En cuanto al texto, Fontcuberta, ya impersonado en ese mossèn Ventura psicotrónico, tomará la retórica propia del hábito, y a través de sus mails y las respuestas del hook logra bastir una jocosa pieza literaria, con una trama in crescendo en la cual el mossèn Fontcuberta, con su parodia del estilo clerical y un fino sarcasmo - lo que en catalán se diria enfotre-se´n-le toma el pelo, vacila al guindón. Algunos pasajes reclaman el descojone, como cuando le propone al sargento Hook destinar parte del dinero para iluminar las murallas de Albarracín y asi darles un toque más hollywoodiense, a lo que Hook dirá, claro, que amén a eso...

Fontcuberta inserta el relato de su viaje y estancia en Albarracín, siendo así también el pueblo protagonista de ese curioso ciberintercambio epistolar al final del cual, con el mossèn a punto de " viajar" hacia Camboya a por " la pasta", con el acorralador un tanto acorralado... y hasta aquí voy a contar.

Ese scam, ese spam estafa se plasmará en singular pieza narrativa con falso cura, falso militar, abundante y falsa documentación... Preguntado durante la presentación del libro en Albarracín sobre si toda la historia era o no verídica, Fontcuberta, enigmático y divertido, dejó la duda en el aire (¡es demasiado buena para ser verdad!). A fin de cuentas una de sus especialidades, como mago mediático, es crear interzonas, hacer de la ficción realidad (o viceversa).

© La Vanguardia y Clarín

Quedamos en Twitter para leer

La red social convierte en globales y masivos los clubes de lectura


Dibujo de Eulogia Merlet. foto.fuente:elpais.com


Para muchos, los clubes de lectura son algo tan anacrónico y en vías de extinción como las máquinas de escribir. Otros piensan -como sugiere la serie Los Simpson- en un grupo de mujeres de mediana edad que aprovecha su reunión semanal para hacer cualquier cosa en vez de comentar un libro.

Nadie imagina a 8.000 personas, de más de una treintena de países, que discuten sobre una misma obra a través de de Internet. Pero así es One book, one Twitter (un libro, un Twitter), el club de lectura que Jeff Howe, profesor de la Universidad de Harvard y editor de la revista Wired, ha creado en la red social Twitter. No es el único. Otras iniciativas parecidas, como The book club, confirman la tendencia: este portal es una herramienta perfecta para dar una dimensión global a las asociaciones literarias.

El perfil de Howe solo lleva dos meses en activo, pero es el más importante en cuanto a número de seguidores. Además de diferente de los demás en su espíritu, según explica el creador en un correo electrónico: "No busco tanto animar a la gente a leer, como dar a un montón de personas algo en común. Quiero crear conexiones alrededor del mundo, entre gente que esté, por ejemplo, en Illinois, España o la India".

Su proyecto es una adaptación online de la iniciativa One city, one book (una ciudad, un libro) que persigue que todos los habitantes de una ciudad lean una novela al mismo tiempo. La localidad que puso en marcha este programa por primera vez fue Seattle (Estados Unidos). Lo hizo en 1998 y desde entonces se han sucedido cientos de estas experiencias en diferentes comunidades de todo el mundo. Durante este mes, por ejemplo, los vecinos de Brighton (Reino Unido) están llamados a descubrir Desde Rusia con amor, de Ian Fleming. Tras una votación muy reñida, los usuarios de 1B1T -que es como se llama el perfil en Twitter fundado por Howe- han decidido leer American Gods de Neil Gaiman. "Me hace sentir bien, pero también raro, ver por primera vez cómo comentan mi libro en Twitter. Me impresiona la inteligencia de la comunidad en Internet", explicaba el autor estadounidense en una entrevista con los lectores a través de 1B1T.

Además de hablar sobre el libro en general, los miembros de One book, one Twitter pueden diseccionar uno a uno los 16 capítulos de American Gods a través de otras tantas subpáginas integradas en el mismo perfil. Así, argumenta Howe, los lectores que están en distintos puntos del libro no se desvelan los secretos de la novela. "Puedes consultar cualquier pequeño detalle y al segundo obtienes una respuesta de alguien que puede estar al otro lado del globo. Y eso pasa 24 horas al día, siete días a la semana. Es genial, como un club de lectura global", cuenta el creador.

Acceder a una comunidad de 8.000 personas es algo con lo que un grupo de lectura presencial no puede competir.

Pero el directo, compartir espacio físico, permite placeres como interrumpir las exposiciones del resto de los miembros, mirarles a los ojos o saborear la información que da la entonación. Howe concede: "También te falta la intimidad que te da una reunión en el salón de tu casa".

27.5.10

Un cuento en cadena firmado por ti y por Andrés Neuman

CONCURSO
Participa en la redacción de Silla para alguien. El primer párrafo es obra del último premio Nacional de la Crítica

Andrés Neuman, iniciador del cuento.foto.fuente:elpais.com

Silla para alguien, un cuento iniciado por Andrés Neuman:

"Esta es tu silla, ¿ves? Por favor, ven, siéntate. Ahora despliego el respaldo, reviso las ruedas, les paso un trapo húmedo para que tus manos sigan tan blancas como siempre. Blancas, no inocentes: a ti y a mí la inocencia no nos interesa demasiado. El color blanco sí, porque es fruto del esfuerzo. Hay que cuidarlo, mantenerlo limpio. Así que la preparo, como te prometí. La he preparado, ¿sabes?, durante meses, años, no me acuerdo bien. Eso me pasa con esta silla: me concentro tanto en ella que el calendario se pone a rodar y ya no sé qué fecha es, ni hace cuánto te espero.

Con motivo de la Feria del Libro de Madrid, 'Babelia' y ELPAÍS.com proponen a los lectores la redacción de un cuento en cadena. Para continuar el relato iniciado por Andrés Neuman , puedes enviar un máximo de cien palabras. Debes indicar si es punto seguido o aparte. Sólo se preseleccionarán los textos recibidos en la dirección:babelia.elpais@gmail.com , entre las 12.00 hora peninsular española (10.00 GMT) hasta las 9.00 (7.00 GMT) del día siguiente. A las 12.00 de cada día laborable se publicará el nuevo párrafo seleccionado. El cuento en cadena que se cerrará el viernes 13 de junio a las 9.00. El último párrafo será escrito por un autor por definir. 'Babelia' publicará en las próximas semanas en su edición impresa el relato completo.Visita el blog de 'Babelia', Papeles perdidos, para disfrutar de la Feria del Libro de Madrid

Lapierre "jamás" escribirá sobre las finanzas porque "ahí sólo hay villanos"

Su extensa y exitosa obra, en solitario o junto a Collins, va a ser reeditada ahora por Planeta en la Biblioteca Dominique Lapierre

Dominique Lapierre, autor francés.foto.fuente:EFE

"La gente tiene la necesidad de leer grandes epopeyas humanas que le den esperanza", por eso Lapierre es tajante al afirmar que jamás hará un libro sobre el mundo de las finanzas, pese a que ahora esté de actualidad por la crisis: "No hay héroes ahí, sólo villanos".

El escritor francés Dominique Lapierre, quien lleva en su ADN la "huella" de su añorado Larry Collins, no escribirá "jamás" sobre el mundo de las finanzas porque, "ahí, sólo hay villanos", y a él le gustan los "héroes" como Gandhi, la madre Teresa de Calcuta o Nelson Mandela, "ese gigante de la humanidad".

Su extensa y exitosa obra, en solitario o junto a Collins, va a ser reeditada ahora por Planeta en la Biblioteca Dominique Lapierre.

Se trata, subraya en una entrevista con Efe el autor de varios "bestsellers" que marcaron el siglo XX, de "un gran honor", pues los lectores españoles son "excepcionales", y él espera que "las grandes epopeyas históricas" que ha escrito lleguen a "nuevas generaciones".

"La Ciudad de la Alegría", de cuya publicación se cumplen ahora 25 años, y "Esta noche, la libertad", con 35 años de antigüedad, inauguran la colección; le seguirán, en noviembre, "El quinto jinete" (1980) y, en primavera de 2011, "¿Arde París?" (1964) y "...O llevarás luto por mi" (1967).

Todos, menos "La Ciudad de la Alegría", fueron escritos "a cuatro manos" con Collins (1929, EEUU-2005, Francia), de quien Lapierre (1931) dice, con emoción, que "guarda" su presencia en él "como una huella de ADN".

También, desde hace 25 años, le acompaña una campanilla, que saca de su bolsillo y hace sonar mientras cuenta que se la regaló Hasari Pal, uno de los protagonistas de "La Ciudad de la Alegría", un libro "de culto" sobre los pobres de Calcuta, ya "un clásico".

Hasari Pal se ganaba la vida como conductor de ricksaw, uno de esos hombres que, en Calcuta, transportan viajeros y mercancías en una carreta con brazos que arrastran descalzos.

Pal, "uno de esos héroes anónimos", murió joven, de tuberculosis, y el tintineo constante de su campanilla mientras Lapierre pasea por las calles de Madrid, París o Nueva York es para él "la voz de los hombres sin voz" y le transmite "un mensaje de esperanza, valentía, amor y fe, de que somos más fuertes que las adversidades".

"La gente tiene la necesidad de leer grandes epopeyas humanas que le den esperanza", por eso Lapierre es tajante al afirmar que jamás hará un libro sobre el mundo de las finanzas, pese a que ahora esté de actualidad por la crisis: "No hay héroes ahí, sólo villanos".

A su manera, Manuel Benítez "El Cordobés", protagonista de "...O llevarás luto por mí", también fue en su juventud uno de esos héroes que gustan a Lapierre, en tanto que "símbolo de una España nueva" que en pleno franquismo "quería romper con las cadenas del pasado".

"Me gustaría que todos los españoles de las nuevas generaciones lean este libro de amor por España", subraya Lapierre, quien confía en que "El Cordobés" dé "su bendición" al proyecto que ya está en marcha de hacer una película sobre esta obra.

"...O llevarás luto por mí" es un libro tan grande como los mejores de (Ernest) Hemingway" sobre España, afirma Lapierre, quien ya ha visto llevar al cine "La Ciudad de la Alegría", así como "¿Arde París?" y "Oh, Jerusalén".

Es "magnífico -dice- poder prolongar una historia escrita con un bolígrafo en el cine, ya que llega a otro público más amplio".

Siempre se ha sentido un "poco decepcionado" por el resultado, pero cree que lo que importa es que el filme vehicule el mensaje y considera que en los tres casos se consiguió: "En 'La Ciudad de la Alegría' era que se puede ser más grande que la adversidad; en '¿Arde París?, que se puede salvar una ciudad de la destrucción; y en "Oh, Jerusalén", que judíos y palestinos pueden entenderse".

"Lástima", dice Lapierre, que Israel "no tenga un Mandela, un hombre con visión de futuro".

Pese a que es "bastante pesimista", pues se trata también de un conflicto de religión -"Es terrible cuando Dios promete la misma tierra a dos pueblos diferentes"-, no pierde la esperanza: "No hay que olvidar que esa es la tierra de los milagros".

La figura de Nelson Mandela, "ese gigante de la humanidad", está muy presente en el último libro escrito por Lapierre, "Un arco iris en la noche" (2008), en el que cuenta la "apasionante" historia de Sudáfrica, "un país formidable" que merece ser conocido.

En tanto que "fresco histórico", "Un arco iris en la noche" recuerda a "Esta noche, la libertad", en el que Collins y Lapierre, tras cuatro años de investigación y tras recorrerse la India, plasmaron el final del Imperio británico y el nacimiento de India y Pakistán.

Ahí empezó la "historia de amor" de Lapierre con la India, donde tiene varios proyectos humanitarios a los que destina la mitad de sus derechos de autor y las donaciones que le hacen llegar sus lectores. En total, 20 millones de dólares, precisa, y recuerda, como dice un proverbio indio: "Lo que no se da, se pierde".

El sello Bruguera dejará de editar libros en 2011 al no "cuajar" en el mercado

La histórica Editorial Bruguera, que fue cerrada en 1986, dejará de publicar en 2011, al no haber conseguido "cuajar" en el mercado literario

El sello Bruguera dejará de editar libros en 2011.foto.fuente:EFE

La crisis económica, en su opinión, "no ha ayudado en nada en la pervivencia del sello, que no ha conseguido cuajar en este momento".

Artola ha asegurado que los títulos que ya están contratados van a publicarse hasta finales de este año, pero ha reconocido que no se iniciarán gestiones para nuevos libros.

La crisis económica, en su opinión, "no ha ayudado en nada en la pervivencia del sello, que no ha conseguido cuajar en este momento".

Asimismo, ha indicado que la poeta y narradora Ana María Moix, tal como publica hoy el diario "El Mundo", fue despedida a finales de abril.

"Respeto la gran labor de Ana María -ha proseguido Artola-, pero las circunstancias del mercado no han permitido al sello Bruguera alcanzar un mínimo de entidad".

Desde el año 2006 hasta la actualidad se han publicado un centenar de libros como "El faro", de P.D. James, "Lukumi", de Alfredo Conde, y "El amante extremadamente puntilloso", de Alberto Manguel, aunque los dos títulos más vendidos y con un mayor impacto han sido los dos volúmenes de memorias de la editora Esther Tusquets, "Habíamos ganado la guerra", y "Confesiones de una vieja dama indigna".

Por otra parte, Artola ha querido desmentir que el V premio Bruguera de Novela fuera declarado desierto hace unos meses por falta de recursos económicos, de la misma manera que ha negado que existan "problemas de tesorería" en Ediciones B, del grupo Zeta.

El grupo Zeta adquirió Bruguera a comienzos de la década de los ochenta, pero no pudo superar los problemas económicos que arrastraba y, finalmente, fue cerrada en 1986, pasando sus fondos, sobre todo las publicaciones infantiles y los tebeos, a Ediciones B, a la nueva firma editorial creada por Zeta.

En su nueva etapa, Moix quiso buscar, según confesaba en febrero de 2006, "el espíritu del narrador actual, de lo que se está haciendo ahora en España. Me gustaría encontrar autores que se puedan leer de aquí a 30 años, autores cuya escritura les nazca desde dentro y que no escriban al dictado de la moda".

Jostein Gaarder y David Cantero darán comienzo a la Feria del Libro de Madrid

La Feria del Libro de Madrid comienza mañana con la mirada puesta en los países nórdicos. La literatura de esa parte del mundo es la invitada de honor de esta edición, que también será importante para el sector del libro, confiado en remontar sus cifras de crisis en estos días

Jostein Gaarder y David Cantero darán comienzo a la Feria ...foto.fuente:lainformación.com

La ventisca literaria procedente del norte llega mañana mismo y promete quedarse hasta el 13 de junio, día en que cierra sus puertas este gran certamen cultural, uno de los más importantes del ámbito hispánico.

Ha habido ediciones de la Feria en la que apenas se notaba la presencia del país invitado, pero este año no va a ser así: veinticinco escritores procedentes de Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia desembarcan en el Parque del Retiro para mostrar la vitalidad de la literatura nórdica. Y su gran calidad.

La ventisca literaria procedente del norte llega mañana mismo y promete quedarse hasta el 13 de junio, día en que cierra sus puertas este gran certamen cultural, uno de los más importantes del ámbito hispánico.

Tras la inauguración oficial por parte de la Reina, el escritor noruego Jostein Gaarder, universalmente conocido por su libro "El mundo de Sofía", dará por la tarde el pistoletazo de salida de las actividades feriales en un encuentro con el periodista y escritor David Cantero.

A partir de ahí, los miles de visitantes que cada año acuden al Retiro tendrán ocasión de ver a algunos de sus escritores nórdicos preferidos, entre ellos a Camilla Läckberg, Asa Larsson, Lisa Marklund, Hanne Bartholin, Arne Dahl, Peter Wessel, Sara Blaedel, Otso Kauto, Risto Isomäki, Árni Thórarinsson, Nikolaj Frobenius y Tomas Espedal.

Pero no sólo las diferentes narrativas nórdicas estarán presentes en la 69 edición de la Feria. También participarán en ella traductores, ilustradores, actores y expertos en diversas materias que debatirán sobre las bibliotecas del futuro o el fomento de la lectura entre las generaciones más jóvenes, entre otros asuntos.

La Feria del Libro de Madrid es una excelente ocasión para adquirir novedades literarias o aquellas otras obras que nunca deberían faltar en una buena biblioteca, y los editores y los libreros lo saben.

Por eso, y por la crisis, que también está afectando al sector del libro, tienen tantas esperanzas puestas en los diecisiete días de la Feria, en los que esperan remontar el descenso del 10 por ciento que sus ventas han experimentado en el primer trimestre de este año en relación con el mismo período de 2009.

De ese descenso dio cuenta el pasado lunes la presidenta de la Feria de Madrid, Pilar Gallego, durante la presentación de este gran encuentro cultural.

Gallego expresó algunos "sueños" para esta edición, entre ellos que los visitantes "acudan masivamente" y que las ventas "se mantengan al menos como el año pasado", ya que en el primer trimestre de 2010 han descendido "un 10 por ciento".

"Soñamos que en la situación de crisis que vivimos seamos capaces de hacer propuestas" que redunden en beneficio del sector, como "la consolidación" del precio fijo del libro y "la contención de la implantación del sistema de gratuidad mediante préstamo del libro de texto, que tanto daño hace al sector".

Desde el 28 de mayo y hasta el 13 de junio, 252 editores y 118 librerías mostrarán sus propuestas en una edición en la que, por primera vez, se ofrecerá a los visitantes la posibilidad de descargarse contenidos digitales, en determinadas casetas que estarán señalizadas para esta finalidad.

Las ventas de este tipo de contenidos apenas suponen un 0,8 por ciento del total, pero editores y libreros "están invirtiendo mucho dinero" en la implantación del libro digital, según dijo Gallego. Y, de hecho, los grandes grupos y los libreros han formado una plataforma para comercializar contenidos digitales.

El próximo día 9 se presenta esa plataforma, denominada "Libranda" y formada por Planeta, Santillana, Random House Mondadori, Roca Editorial, Grupo SM, Edicions 62, y Grupo Wolters Kluwer.

"Libranda" dará servicio a todas las editoriales del sector que estén interesadas y, al margen de los grupos fundadores, distribuirá también contenidos digitales de Maeva, Anagrama y Salamandra.

Ana Mendoza

Aceptan la demanda de un novelista chino contra Google

Un tribunal de Pekín aceptó juzgar la demanda que el novelista chino Mian Mian interpuso contra Google después de que la firma estadounidense escaneara y publicara una obra suya en internet

Google, ¿piratea en Chino? foto.fuente:lainformación.com
El abogado afirmó que el autor de "Acid House", de 29 años, no es el único escritor que se ha enfrentado a Google y no descarta que otros novelistas se sumen con más demandas similares.

Según confirmó hoy a Efe su abogado, Sun Jingwei, la demanda se presentó en octubre, cuando el autor en cuestión descubrió que Google Books -la aplicación para libros del gigante de internet- tenía en su directorio la novela "Acid House".

El escritor contactó con Google, que retiró la obra de sus servidores, pero las dos partes no llegaron a ponerse de acuerdo para una compensación económica.

"Los contactos con Google están limitados al tribunal, fuera de él no hemos recibido ninguna señal de voluntad de negociación", aseguró el abogado.

Ahora, Mian Mian exige una disculpa pública de Google por la vulneración de sus derechos y reclama una compensación económica de 61.000 yuanes (7.300 euros) por los daños causados.

El abogado afirmó que el autor de "Acid House", de 29 años, no es el único escritor que se ha enfrentado a Google y no descarta que otros novelistas se sumen con más demandas similares.

"Otros autores están observado la evolución del caso, pero hay más casos que ya han llegado a un acuerdo prejudicial con Google", expuso Sun.

El mayor buscador del mundo pretende crear una gigantesca biblioteca virtual con libros completos, un proyecto que se ha encontrado con numerosos opositores en todo el mundo.

En noviembre del año pasado, Google admitió haber digitalizado más de 20.000 libros que se encontraban sujetos a protección de derechos de autor en China.

La Asociación de Escritores de China manifestó su apoyo al demandante y acusó a la empresa estadounidense de infringir los derechos de los autores chinos.

Ante la polémica, Google decidió enviar a un representante a Pekín para tratar con las autoridades chinas el asunto de los derechos de autor, aunque no trascendió ningún acuerdo concreto al respecto.

La decisión del tribunal pequinés se suma a los problemas que Google tuvo a principios de año con el Gobierno chino, al que acusó de perpetrar ataques informáticos contra cuentas de correo alojadas en sus servidores y que terminaron con la retirada de la versión china del buscador (Google.cn)

Ofensiva del bestseller francés

Patrick Graham, escritor francés.foto:Internet.fuente:lavanguardia.es

El tópico asocia la literatura francesa a una sensibilidad especial, a novelas de gran ambición literaria y refinadas sutilezas. Sin embargo, las listas de más vendidos en el país vecino muestran una tendencia al best seller comercial, al thriller trepidante, e incluso a las novelas ligeras de amoríos, dinamitando así el prejuicio de que exista un público lector diferente al del resto del mundo

En los últimos meses y semanas, las editoriales españolas han lanzado al mercado títulos de autores que buscan plantar cara a la hegemonía del best seller norteamericano.

El caso más claro es Patrick Graham. De hecho –y no sólo por el nombre– este novelista de 42 años podría ser directamente norteamericano. Su seudónimo de aire yanqui recupera el apellido de una rama de la familia, pero en realidad entronca con una manera muy estadounidense de escribir libros. "Buscaba un seudónimo –explica él, repanchigado en el despacho de su editor francés– porque trabajo como consultor económico, algo ultra-serio y ultra-triste, y no he querido tomar riesgos con los clientes, mis socios están algo moscas, eso sí".

La hija del apocalipsis, recién publicada por Grijalbo, es la historia de Holly, una niña de once años que, tras el paso de un devastador huracán por Nueva Orleans, está refugiada en un estadio, sin noticias de sus padres. La agente del FBI Marie Parks –especialista en leer la mente y que acaba de neutralizar a un asesino en serie– se ocupará de ella y descubrirá que tiene unos poderes extraordinarios, pues es la elegida para proteger un legado ancestral. El autor de este thriller salpicado de brujería, psicoanálisis, mística new age y mensaje ecológico dice haber sido educado "en la cultura lectora de EE.UU., un determinado tipo de suspense, Dashiell Hammett, las películas en blanco y negro... He querido hacer eso desde Francia". Desde luego, Graham ha conseguido ser, durante mucho tiempo, el único francés en el top ten de ventas del género. "No sé por qué, los autores franceses suelen optar por otros modelos. Y a la vez los americanos detestan profundamente que un francés escriba sobre ellos", se lamenta. El evangelio del mal, la obra con la que debutó en el 2008, contenía muchos elementos religiosos.

Él asegura que La hija del apocalipsis es "sobre la redención y el instinto maternal" y que bebe de fuentes como Dune aunque admite que no es capaz de seguir una de las máximas de su admirado Stephen King, que "mantiene siempre una sola historia. Yo tengo un problema: se me diversifican las tramas, pero, bueno, así tenemos cuatro novelas por el precio de una", bromea. La clave de su libro es "la irrupción de lo imaginario en lo real. Al parar de escribir, tenía yo mismo la impresión de haber descubierto otra dimensión, el ultramundo, un territorio muy extraño y loco", que tiene más que ver con el fantasy anglosajón que con el policiaco europeo. "Para mí –replica– es una línea que España conoce, por ejemplo, con Carlos Ruiz Zafón y sus elementos mágicos".

La historia personal de Graham es traumática, pero explica su mezcla de violencia y ternura. "A los nueve años, sufrí una paro cardiaco, estuve dos semanas en coma, seguí quimioterapia y, al acabar, no sabía hablar, ni caminar, ni escribir, apenas comer... He salido de todo eso gracias a especialistas que me reeducaron. El coma me ha ayudado como escritor: desarrollé mucho el tacto, el olfato, y como consecuencia de ello detecto las sensaciones más simples con una gran intensidad. Es una capacidad que todos tenemos pero adormilada, y yo asocio cada acción o persona a un tipo de olor de modo natural y espontáneo. Es como los niños disléxicos, que son más inteligentes porque han aprendido a formularse más preguntas y a esforzarse por llegar a las mismas conclusiones que los demás por un camino más largo".

El mensaje del libro tiene que ver con Gaia –la Tierra como organismo vivo–, pero Patrick Graham dice: "No soy ecologista porque el ecologismo de hoy es económico, y se basa en meter miedo a la gente. Uno de mis niños me ha llegado a decir que si vamos en coche estamos matando a los osos polares. Yo creo que hay que retomar el contacto auténtico con las cosas, pero sin negar el progreso. En la novela vemos que el hombre nunca ha sido razonable, es un chiquillo que destruye sistemáticamente lo que tiene entre manos, pero puede arreglar los desastres que él mismo causa, si quiere. Si no cambiamos de modo de consumo, nos cargaremos la tierra. Pero encontraremos otros planetas para contaminar. Somos el cáncer del universo".

25.5.10

Juan Madrid apuesta por una novela que aporte una versión alternativa a la oficial

El escritor Juan Madrid ha defendido que la función de la narrativa, sobre todo de la novela negra, consiste en aportar una versión de la realidad "alternativa a la oficial"

Juan Madrid, escritor español.foto.fuente:larazon.es

Una corriente en la que el novelista malagueño no incluye a los últimos éxitos de la novela negra sueca, que atribuye exclusivamente a una operación de "marketing" orquestada por quienes sólo pretenden producir y vender libros como si fueran "pizzas".
El escritor Juan Madrid ha defendido hoy en San Sebastián que la función de la narrativa, sobre todo de la novela negra, consiste en aportar una versión de la realidad "alternativa a la oficial".

Juan Madrid (Málaga, 1947) inaugura hoy el programa Literaktum 10, un ciclo de conferencias dedicado a la "creación literaria y pensamiento", con una ponencia titulada "Manifiesto para una literatura útil".

El novelista andaluz, uno de los máximos exponentes de la novela negra española, ha explicado, en una rueda de prensa, que su afán ha consistido en utilizar el ropaje de la novela negra más clásica, la que remite a referentes básicos como Dashiell Hammett, para contar lo que los periódicos no cuentan: "los pactos con el poder".

"Las relaciones del suelo con el subsuelo, del suelo con las cloacas, y de las cloacas con determinados despachos", son las cuestiones que han dado aliento a su obra literaria, sin perder de vista que "la narratividad es el objeto primordial de la literatura".

Del mismo modo que la obra de Hammett, cuya influencia ha reconocido (al igual que la de la picaresca española y la de Pío Baroja), reflejó los devastadores efectos de la Gran Depresión en la sociedad estadounidense, Juan Madrid está convencido de que la actual crisis está sirviendo de inspiración para que los novelistas de esta generación construyan un "discurso soterrado" que "dice otra cosa" diferente a la verdad que "segrega el poder".

Este mismo fenómeno no es exclusivo de la crisis, ya que, según el novelista malagueño, ya afloró a finales de los 70 y durante toda la década de los 80, con la primera generación de novelistas posteriores al franquismo.

Madrid ha señalado que la actual crisis "se está respondiendo con una literatura que se refugia en códigos policiacos" y que contiene un discurso ideológico "oculto", un fenómeno que además es "global" porque se está produciendo "en la India, en Cuba" y en muchos países al mismo tiempo.

Una corriente en la que el novelista malagueño no incluye a los últimos éxitos de la novela negra sueca, que atribuye exclusivamente a una operación de "marketing" orquestada por quienes sólo pretenden producir y vender libros como si fueran "pizzas".

Tras la inauguración de hoy a cargo de Juan Madrid, Literaktum 10 recibirá durante esta semana a autores como Andrés Neuman, Nicolás Ridoux o la vascofrancesa Itxaro Borda, entre otros.

'Vida y destino' a la alemana

Una novela olvidada durante 63 años, el bestseller del año en Inglaterra

Portada de 'Alone in Berlin'.foto.fuente:elmundo.es

No hablamos, ni siquiera, de Stalingrado ni de París sino de la Alemania de 1940. Allí se desarrolla 'Jeder stirbt für sich allein', una historia de intriga sobre la resistencia interna contra los nazis escrita por Han Fallada. Por 'un tal' Hans Fallada.

¿Una novela sobre la II Guerra Mundial? ¿Olvidada durante 60 años? ¿Redescubierta y convertida en el 'bestseller' imparable de la temporada? 'Ja, Herren und Damen'; y no hablamos de 'Vida y destino' ni de Vasily Semyonovich Grossman ni de su formidable irrupción en las librerías españolas en la 'campaña' de 2007. Ni de la 'Suite francesa' de Irène Némirovsky.

No hablamos, ni siquiera, de Stalingrado ni de París sino de la Alemania de 1940. Allí se desarrolla 'Jeder stirbt für sich allein', una historia de intriga sobre la resistencia interna contra los nazis escrita por Han Fallada. Por 'un tal' Hans Fallada.

En realidad, el nombre de Fallada no es del todo desconocido para un público medianamente introducido. Hasta en España hay un puñado de obras suyas registradas en el ISBN: 11 ediciones anteriores a 1979 y un rescate de 2009, '¿Y ahora qué?', reeditado en español y catalán.

Nada, en cualquier caso, que justifique lo de 'Jeder stirbt für sich allein' (algo así como 'Cada uno se muere solo'), que ha reaparecido en edición inglesa con el muy libre título de 'Alone in Berlin' y ha vendido 100.000 ejemplares a golpe de boca a boca y club de lectura. Y su editorial, Penguin, espera colocar 250.000 libros de aquí a final de año. O sea, una barbaridad para una novela de 1947 que tampoco tiene, hasta ahora, traducción española.

'Jeder stirbt' tenía, eso sí, buenas referencias. Primo Levi dijo de ella que era "el mejor libro nunca escrito sobre la resistencia alemana contra los nazis". Y su trama suena, 'a priori', atractiva. Otto y Anna Quangel, sus protagonistas, son una pareja que pierde a su hijo en el frente. Aún en estado de 'shock', los Quangel empiezan a pegar carteles contra Hitler por las paredes de la ciudad. Suficiente para que un detective de la Gestapo se lance a su caza. La historia, además, tiene un modelo real, Otto y Elise Hampel, un matrimonio de clasde trabajadora que fue ejecutado en 1943.

El propio Fallada tiene una larga historia personal de éxitos y olvidos literarios, psiquiátricos y excesos con las drogas y el alcohol.

Literatura y redención

Herbjørg Wassmo es un clásico de la literatura noruega por su novela La casa del mirador ciego

Herbjørg Wassmo,autora noruega.

Portada.foto:wikipedia-fuente:elpais.com

"Tal vez sea el libro más crudo y menos elaborado de mi carrera", reconoce la autora de uno de los cinco países nórdicos que protagonizan la 69ª Feria del Libro de Madrid. La cita, del 28 de mayo al 13 de junio, mostrará su diversidad de temas y géneros literarios.

Ha sobrevivido al éxito y al fracaso. Logró que cicatrizaran sus heridas de infancia y supo asimilar el boom literario que supuso su primera y deslumbrante novela. Flaca, coqueta, con el pelo corto completamente blanco y puro nervio, Herbjørg Wassmo (Vesteralen, Noruega, 1942) debutó en la literatura con La casa del mirador ciego, publicado en su país en 1981 y editado ahora en España. Wassmo es una de las escritoras más populares en un país de apenas cinco millones de habitantes, donde un 93% de los noruegos leyeron uno o más libros en 2007. La cifra, que no es mala, mejora cuando se conoce que el promedio se sitúa en 16 títulos al año, según datos de Norla (centro para la literatura en extranjero).

La casa del mirador ciego no fue un libro trazado concienzudamente durante años. Sencillamente inundó su cabeza. Estamos en la sede de la editorial Gyldendal, uno de los grupos editoriales más potentes de su país, en un edificio modernista, ubicado en pleno centro de Oslo, y reconvertido en un impresionante espacio diáfano. El libro que cambió su vida comenzó con un sonido: el viento y el hielo que se resquebraja y una niña a la orilla del mar. La pequeña movió un pie y rompió el hielo. Iba vestida con ropa antigua y usaba unos zapatos como los que llevaban los críos noruegos en los años cuarenta para esquiar. Herbjørg Wassmo no sabía nada, en ese momento, sobre Tora, el personaje que empezaba a crecer en su cabeza. "Cada día de trabajo resulta tan excitante para mí como para el lector", cuenta la escritora noruega sobre los orígenes de La casa del mirador ciego con la que ganó todos los premios literarios de su país. "Tal vez sea el libro más crudo y menos elaborado de toda mi carrera; apenas construyo las frases, si lo hago no funciona. Me importaba más entrar en el corazón de esa niña que escribir literatura correcta".

Wassmo decidió seguir su instinto. Para la geografía y el paisaje servirían los de su infancia. Creció rodeada de brezo, abedules y grosellas, y su personaje viviría en un lugar que la escritora conocía bien, una comunidad pequeña, en un pueblo pesquero del norte de Noruega, con una casa que antiguamente pertenecía a una familia rica, pero que al acabar la Segunda Guerra Mundial la habitaban personas con problemas. Antes era la mansión del dueño del pueblo, pero ahora no tenía ni cristales. En su lugar clavaron tablones. Wassmo se puso como tarea describir las relaciones entre los personajes de la infravivienda y entender que, aunque vivían muy juntos, ninguno quería saber por qué la gente lloraba durante la noche. Más adelante, descubrió que Tora había nacido de la relación de un soldado alemán y una noruega, y sentía una vergüenza terrible: "Su madre siempre sería una puta de los alemanes". La segunda vergüenza era el abuso sexual de su padrastro, algo que Tora debía ocultar a todos.

"Manos que llegaban en la oscuridad. Eso era la peligrosidad. Manos duras que apretujaban y aplastaban. Después apenas alcanzaba llegar al servicio antes de que fuera demasiado tarde". Ya desde las primeras páginas de esta conmovedora novela, el lector conoce los secretos de Tora. Su sentimiento de culpa y su poder destructivo, pero también su capacidad de superación. La novela de Wassmo se lee como un thriller y, entre otras muchas sensaciones, como ocurre con buena parte de los autores nórdicos cuando describen los paisajes nevados, te deja helado. "Los niños víctimas de abusos tratan de esconderlos para proteger a sus padres y tratar de mantener la armonía. Sobre eso sé mucho, ahora lo puedo decir", aclara la autora.

Ambientada en los años que siguieron al final de la guerra mundial, tras la ocupación nazi del norte de Noruega, la novela aborda el problema con los hijos de los alemanes. Durante años, en esa zona casi despoblada la proporción llegó a ser de un alemán por cada ocho personas. En algunos casos se metieron en las casas y en otros expulsaron a sus habitantes. La huida de los nazis dejó un reguero de niños que no volvieron a saber nada de su progenitores. Niños como Tora para la que el terror también se encontraba fuera de su vivienda.

En los ochenta, cuando se publicó la novela, los hijos de los alemanes seguían siendo algo tabú. "Sencillamente los niños ignoraban quiénes habían sido sus padres. Las familias los cuidaban, claro, pero ellos habían perdido su identidad. En la escuela de mi pueblo teníamos un maestro muy valiente que paraba cualquier clase de abuso contra estos niños, pero en otros sitios no fue así". De alguna manera, la novela de Wassmo se anticipó a las recientes investigaciones historiográficas que han empezado a desvelar el dolor de los civiles que perdieron la guerra y que simplemente pusieron su corazón en el lugar equivocado. "Los nuevos héroes -algunos se habían marchado a Inglaterra cuando empezó la contienda y regresaron cuando los alemanes habían huido- aplicaron su justicia y en el mismo saco entró gente que había colaborado abiertamente con los nazis y jóvenes que más que traicionar sus ideas, simplemente se enamoraron", añade Wassmo. La escritora recalca que la justicia popular en los lugares pequeños es muy fuerte y, sobre todo, que no resulta fácil escapar a ella puesto que no hay donde huir. "Nunca se ha hablado de las mujeres que fueron expulsadas del país o las jóvenes que fueron rapadas en público. Recuerdo el caso de una muchacha de 14 años que fue castigada duramente porque no encontraron a su hermana. Eso es algo que nunca se ha aclarado y los héroes siguen siendo héroes".

Wassmo sabe bien de lo que habla. Durante años impartió clases en una escuela del archipiélago de Vesteralen, una profesión que abandonó en cuanto se publicó La casa del mirador ciego. Su debú literario y la explosión que generó le allanaron el camino. "No estaba tan desesperada como para seguir trabajando con los jóvenes", dice sonriente. El éxito le facilitó también mudarse a Oslo donde militó en el movimiento feminista y apoyó la discriminación positiva que ¡en esos años! promovió el Ministerio de Igualdad. "Tuve la suerte de formar parte de esa revolución, no tanto por las manifestaciones como por la manera de vivir". Noruega es ahora uno de los países más libres y con mayor renta de Europa, aunque "todavía los hombres ocupan mejores posiciones y ganan más, algo que acabará corrigiéndose puesto que los hombres y las mujeres noruegos son bastante fuertes", añade Wassmo.

La escritora no padeció ninguno de los problemas que sufren algunos autores cuando se enfrentan a su segundo título tras un éxito apabullante. Al contrario, acumuló tanto material que tuvo texto suficiente para una trilogía. La cosa no paró ahí. Su siguiente éxito y quizás su libro más conocido fuera de su país y del que incluso se ha realizado una adaptación cinematográfica, Dina, también fue una trilogía. Wassmo aclara que no lo planifica, las trilogías le salen solas. Los personajes se enganchan a ella como un alcohólico a la botella de ginebra.

El rostro afilado de Wassmo y sus vivaces ojos azules se clavan en su interlocutor. Parte de su carrera como escritora se ha movido en el espinoso terreno de las relaciones paterno filiales, como la trilogía de Dina, publicada en español y llevada al cine, y Cien años, su última novela, en la que recrea la vida de cuatro generaciones de mujeres de su propia familia y en la que habla directamente del miedo que le inspiraba su padre y de experiencias personales parecidas a las de Tora.

A primera vista parece que Wassmo sea una persona que se implica en todo lo que le rodea. Como buena parte de los autores escandinavos, apoya abiertamente la política de protección que desarrolla el Gobierno de su país a la literatura que, entre otras medidas, adquiere mil copias de prácticamente todos los títulos nuevos y los distribuye por la red de bibliotecas públicas. La política de protección y apoyo incluye también ayudas a la edición y traducción de su obra en el extranjero. Wassmo rechaza cualquier acusación de endogamia o excesivo proteccionismo a la creación. "Gracias a ella nuestros libros se encuentran lo mismo en el metro de Moscú que en el Retiro de Madrid", dice. "No merece la pena defender a un país que no protege su cultura. El Estado debe ser el primero en conocer que los artistas tienen que trabajar y vivir, no sólo pasar hambre".

Los primeros frutos de esa política ya empiezan a notarse. La Feria del Libro de Madrid -Wassmo no podrá acudir por problemas de promoción con su nueva novela- tiene este año como invitado a los países escandinavos y sus ventas se han disparado en el mundo, especialmente en Alemania y Francia. "Quiero pensar que, con un idioma tan pequeño, si somos capaces de romper fronteras es porque nuestra literatura es buena, no sólo exótica o pintoresca". Como profesional de las letras reconoce que en origen cualquier creador noruego le debe mucho a Ibsen y, por supuesto, a Jostein Gaarder -"una cometa que ha hecho que se nos conozca- y su Mundo de Sofía, traducido a cincuenta idiomas y el libro más vendido del mundo en 1995, pero Wassmo también le echa un capote a la novela negra, un género que no conoce en absoluto: "Mi filosofía es que si conseguimos que la gente lea, eso es bueno, especialmente si se trata de jóvenes".

Han pasado casi tres décadas desde que se publicó La casa del mirador ciego, y el libro se lee en las escuelas para que los jóvenes dispongan de información sobre el incesto. Todavía recibe cada semana correos electrónicos de alumnos que quieren hablar sobre su literatura en sus redacciones escolares. Son tantos que Herbjørg Wassmo ha redactado una carta tipo con la respuesta a las preguntas más frecuentes. "No puedo contestar a todas", dice disculpándose. Pero el asedio fue mayor cuando se publicó la novela. Wassmo se vio obligada a cambiar su número de teléfono y protegerse. De noche, recibía en su domicilio llamadas de personas anónimas, desesperadas, contando los abusos de que habían sido objeto y le pedían consejo: "¿Qué podía decirles? Yo no soy psicóloga".

Finalizada la entrevista, la autora se disculpa. Se acerca un largo puente laboral y se marcha al campo a ejercer como abuela de su nieto de 13 años.

Félix de Azúa: "Yo, evidentemente, no soy Casanova"

El filósofo y escritor publica un raro y hermoso texto, Autobiografía sin vida, con voluntad testamentaria

Félix de Azúa, escritor y filósofo.foto:Sergio Lainz.fuente:elperiodico.com

Aunque ahora me siento incapaz de enfrentarme a una novela del tipo tradicional, lo que quería es aportar la mejor prosa.


–Llama a su libro autobiografía pero quien quiera rastrear su trayectoria quedará decepcionado.
–Y sin embargo, esa es mi historia y la de mi generación. En vez de contar cómo hice la primera comunión o quién fue mi primera novia, he partido de imágenes de la historia del arte. Aunque ahora me siento incapaz de enfrentarme a una novela del tipo tradicional, lo que quería es aportar la mejor prosa.


–Y el resultado es este insólito ensayo literario.
–La cosa empieza con las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet, en Francia. Esos cuatro caballos de la portada son la primera representación del arte occidental y son perfectos. Tanto, que son absolutamente reconocibles. Así que pensé que los niños que nacieron en esa cueva conocieron antes la imagen que el animal real. Y así se inicia mi reflexión. Ahora nuestra vida está formada por un conjunto de signos que por un lado explican toda tu vida, te dicen las cosas que tienes que entender, pero por otra parte te separan de la realidad. La imagen tiene siempre un componente vampírico.

–Lo que dicho por un catedrático de estética que se ha pasado la vida analizando imágenes suena desolador.
–Pues en cierta forma, sí.

–¿La conclusión sería que las imágenes le han apartado de la vida real?
–No puedo negar que este libro tiene un carácter testamentario. A lo largo del libro hablo de distintos momentos en la historia del arte y las relaciono con mi vida. El último capítulo, el de la muerte del arte, es también el del momento de la muerte que yo tengo ya muy cerca.

–Las imágenes han cumplido ya su ciclo, las palabras también. ¿Qué queda ahora?
–Ya sé que puede sonar demagógico pero ahora empieza la vida. De lo que va a pasar no tenemos ni idea pero me da la impresión de que existe el indicio de una nueva era. El aumento de la violencia que nos rodea, por ejemplo.

–¿La violencia...?
–No me entienda mal. Eso es algo espantoso, por supuesto, y muestra lo duras que se están volviendo nuestras relaciones, pero también, un desprecio absoluto por la justicia y un deseo de la gente por creer en el cuerpo. Lo que estoy diciendo no se puede decir... es lo más incorrecto.

–No parece que le haya preocupado nunca la incorrección.
–No, eso es verdad. Pero en fin, no quiero insistir en ese tema porque es horroroso.

–¿El haber dejado reducida al mínimo su labor periodística tiene que ver con esa idea de fin de trayecto?
–Más bien con el hartazgo que me produce la política catalana.

–¿Y no teme que le llamen gruñón?
–Me lo han dicho muchas veces pero es mentira. Aunque no lo parezca, mi libro es un canto de esperanza. Lo que dice es: dejaos de abstracciones.

–Escribió el prólogo de la reciente edición de las luminosas Memorias de Casanova, quién también las escribió en su madurez. ¿Podría ser esta Autobiografía su negativo?
–Lo más impresionante de las memorias de Casanova es que él es absolutamente honesto en su relato. Yo siempre he intentado mantener esa honestidad, aunque no siempre lo haya conseguido. Pero, evidentemente, yo no soy Casanova.

–«Yo no soy Casanova», qué declaración, tratándose de Félix de Azúa.
–Ja, ja, ja. Hace ya muchos años que no lo soy. Creo que tanto él como yo somos honrados en la descripción del mundo que nos ha tocado vivir. Solo que el de él era emergente y espléndido y el mío, todo lo contrario.

–¿Qué hará en el retiro de sus cuarteles de invierno?
–Voy a vivir entre Madrid y Barcelona porque ha llegado el momento de la desintoxicación. Aquí hay una atmósfera demasiado densa de ideología, de viejas ideas políticas de los 70, acompañadas de una ineficacia absoluta. Y después, sinceramente, creo que pasearé al perro.

Leer las mentes criminales

Las biografías de los asesinos en serie más perturbadores de la historia

El catedrático Miguel Mendoza se adentró en las historias de los criminales más despiadados del siglo XX.foto:Daniel Gómez.fuente:elespectador.com

"Debemos tener cuidado al mirar al fondo del abismo, porque el abismo también nos mira: el que lucha contra monstruos no debe convertirse en uno", sentenció alguna vez Robert Ressler, famoso investigador de crímenes violentos.

La misma frase se la repite a menudo el escritor y catedrático Miguel Mendoza, quien ha ocupado los últimos 13 años de su vida para aventurarse a caer en las profundidades de las mentes más perversas, confusas, negras y misteriosas de los asesinos en serie.

Mendoza ha sentido desde siempre una pulsión, una fascinación, por descifrar la maldad humana. Se adentró en el tema primero a través de la literatura, luego por medio de los libros de crímenes reales y, finalmente, tuvo un encuentro sentenciado con el crimen real. "He tenido una gran curiosidad por tratar de descifrar esos laberintos de la mente criminal, porque ahí también hay una forma de conocer la complejidad humana, ahí también me doy cuenta de esas potencias de la condición del hombre en su peor faceta".

Después de leer una y otra vez muchas de las investigaciones del FBI, este profesor, quien consagró su capricho en la cátedra Asesinos en serie en la Universidad Javeriana, empezó a descubrir algo perturbador. Como un tiro a quemarropa, se dio cuenta que muchas de las idealizaciones que el cine y la literatura han creado en torno a figuras como Jack el Destripador o Jeffrey Dahmer (quien mataba porque sólo se podía relacionar con cadáveres) no le hacen justicia a la verdadera complejidad y a la realidad del modus operandi que se esconde en estas mentes que caminan el mundo por sus márgenes.

"¿Que por qué sentimos esa cierta seducción por los asesinos seriales? Primero, por su tipo de crimen, en apariencia desprovisto de cualquier fin y ligado primordialmente a la obtención de placer. Luego hay siempre un gran interés, porque de manera inconsciente nos vemos susceptibles de ser víctimas y queremos entender cómo sería enfrentarse a un monstruo", explica Miguel, y añade: "Y también habría una fascinación un tanto oscura una vez que son personas que han traspasado las barreras de lo permitido, el asesino tipo Hannibal Lecter tiene ese encanto de alguien muy inteligente y sensible, pero que no tiene el menor reparo en ninguna norma legal o moral, y se construye como una especie de ser poderoso".

Con este libro, Asesinos en serie, de 295 páginas, Mendoza decidió exponer, desde un enfoque descriptivo y analítico, las características patológicas del perfil del asesino en serie, así como adentrarse en las biografías de los más peligrosos del mundo. Lista que encabeza el colombiano Luis Fernando Garavito ( 190 víctimas).

"Frente al asesino en serie la psiquiatría no se pone de acuerdo si este tipo de sujetos nacen o se hacen. No se sabe si influyen factores genéticos, contextuales, sociales o biográficos. Cuando te adentras en las biografías de hombres como Ted Bundy (del que se dijo: 'Lástima que sea usted un asesino, de lo contrario sería un gran abogado') o John Wayne (el payaso asesino) empiezas a notar que muchos no tienen traumas de la infancia, que no tienen un comportamiento antisocial en la adolescencia, que su vida social fue completamente normal, e incluso reconocida, que gozan de buena apariencia y de dinero. Otros, por el contrario, tienen un perfil más asocial, el típico sujeto tímido, retraído. Entonces es una galería de monstruos con miles de rostros que tiene sólo algunos elementos comunes", explica el escritor, quien asegura que quizás uno de los puntos en los que la comunidad médica está más clara es que un asesino en serie es "incurable".

El encuentro íntimo y literario con la historia de estranguladores, caníbales, mujeres y hasta niños asesinos es un viaje tremendo a la oscuridad humana que está sólo esclarecido por la luz que Mendoza intenta encender en torno a la comprensión y el análisis de un fenómeno que ha socavado la imaginación de las autoridades policiales y médicas. "La mayoría de asesinos son sanos, en la medida que saben lo que hacen, su cerebro funciona más o menos de forma adecuada, pero su sistema moral está pervertido y su lógica sobre la bondad o la maldad no es igual a la del resto de los mortales".

24.5.10

Amad/odiad a Martin Amis

Su nueva novela es la mejor de su carrera o un bodrio, según quién opine

El escritor británico Martin Amis. foto: Domènec Umbert.fuente:elmundo.es

Martin Amis volvió a la literatura en 1995 con La información, dispuesto a reinventarse.


Después de 23 años cambió a su agente literaria, Pat Kavanagh (la mujer de su amigo Julian Barnes) por Andrew Wylie 'el Cachal', y pasó su dentadura medieval (tan inglesa) por la túrmix fontanera de la ortodoncia. También cambiaría de mujer. Con el Chacal al volante, aumentaron ingresos y adelantos para rentabilizar estas caras remodelaciones. A partir de entonces el 'enfant terrible' de 50 años, hecho un hombre nuevo y más rico, entró de lleno en el tobogán de cerbatanas vespertinas y desayunos atragantados por los tabloides. Una década y media después, Amis sigue paseando (muy seriote) su vida y sus polémicas por las entrevistas promocionales de cada nuevo título. Hasta hoy.

Con su nueva novela (aún Anagrama no la ha editado en España), La viuda embarazada Amis promete soliviantar a las feministas. Otra vez. Ataca a la revolución sexual de los 70 y a sus agentes. Y lo ha vuelto a decir muy serio. Y los críticos no se aclaran: unos dicen que es su mejor novela en décadas y otros ('The New York Times'), dicen que podría irse al garete y no volver.

Empieza a ser habitual. Según la foto que veamos, Amis parece un dandi o un demacrado de cantina. No queda claro. Por otro lado, se habla de él como un paria que se mete con el islam o con el comunismo para hacer caja, o como una de las grandes figuras de las letras inglesas. Se le ha comparado con Updike o con Nabokov. Por cierto que el ruso también dijo unas cuantas burradas en su edad madura.

¿Decadencia o qué?

Porque, ¿existe una verdadera decadencia en la obra de Amis? ¿O es la envidia? La información misma, ficción sobre celos literarios, provocó disensiones profundas. Por no hablar de Oba el terrible o de terror callejeros, obras más cercanas. El también novelista Tibor Fisher dijo de esta última novela: "Es como si pillaras a tu tío favorito masturbándose en el patio de un jardín infantil". Sin embargo, su visita a los gulag de Stalin en la casa de los encuentros salió bien parada de la crítica.

Sus problemas con las mujeres

Amis, que ganó con sólo 24 años el premio Somerset Maughan (que ya había ganado el viejo Kingsley Amis, su padre) carga, desde entonces, desde El libro de Rachel con una una percha ingrata de misoginia en su estiloso armario. éxitoy niños muertos no ayudaron a aclarar esa mala fama. Y Campos de Londres de 1989, lo dejó marcado. Algún miembro del jurado del Booker Prize le negó el galardón por machito impresentable. Y la cosa aún fue a peor en la segunda mitad de los 90, la era de los tabloides. Una jovencita apareció en el 'Daily Express' cuando La información estaba recién publicada, y aseguró ser la hija de Amis con un ligue pasado. No esperen que 'La viuda embarazada' sea la reconciliación.

Ensayismo reciente

En la 'segunda etapa' del señorito Amis destacan las buenas notas que ha sacado en 'Ensayo, artículo y memoria'. Nos han llegado Oba el terrible experiencia, El segundo avión, La guerra contra el cliché y El infierno imbécil Y mientras tanto crece y crece, en contacto con el corte de manga enardecido de sus titulares, el perfil de parsimonia dandi y de leve mueca reacia en sus fotos. No se ríe ni loco. De ahí el misterio de su mandíbula depurada. En Experiencia dice haber heredado sus malas encías de su madre y sus marfiles complicados del genial papá Kingsley, el borracho con cátedra que desdeñaba el "exceso" de la prosa y el humorismo de foto seria de su hijo.

El mismo Amis da una definición ambigua de sí mismo. "Soy el único novelista hereditario de la literatura angloparlante. Además, como soy un 'workaholic', maniaco y ya bastante adulto, soy el príncipe Carlos de las letras británicas. Para quienes creen que me estoy convirtiendo en Kingsley, relájense: ya soy Kingsley".