31.5.10

¿Y si le hiciéramos caso al Spam?

Un libro publicado en España sobre las estafas y el correo basura que todos los días inunda las casillas de correo de usuarios de todo el mundo incluye además un rectángulo de plástico verde y otro rojo, como los de las viejas gafas 3D, para obtener dos versiones de un mismo texto.

foto.fuente:revista
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Miles de millones de emails, ciberfarfolla con estas vainas anegando la Red. Y además de esa patente rabomanía en el spam, en el correo basura, otras tendencias de spamestafa, los scam, ciberversiones de tocomochos, estampitas y demás timos tan populares por aquí. La transferencia de un dineral sería un clásico. A principios de siglo corrió por la Red un mail de la viuda del presidente zaireño Mobutu, proponiéndote la transferencia de un pastón, que la pobre tenía bloqueado, llevándote una pasta por el mero hecho de ingresarlo en tu cuenta. Que fuera la viuda de uno de los grandes afro-chorizos hacía mínimamente verosímil el mensaje. Al final, por gastos y trámites te pedía un dinero. Y si picabas...

Este cibertocomocho, esta ciberestampita conocida como la estafa nigeriana, era la actualización del mismo camelo que con otros protagonistas parece que ya corrió en los años 80 por el email de entonces, el fax. Y Fax You! La red ha propiciado que volviera y se multiplicaran geométricamente efectos y modalidades.

¿Realmente es negocio esto del spam? ¿Alguien puede picar? ¿Les es rentable inundarnos de cibercaca? La respuesta a las tres es: sí. Por increíble que parezca, sí, si y sí, la actividad puede propiciar unos beneficios millonarios al año. No es para forrarse, pero sí para ir haciendo caja a costa de la estupidez humana.

Pero también un scam, un spam estafa, puede desatar un curioso embolado. Hablando de millones, qué hacer si te llega el email del Captain Teddy Hook, un militar yanki destinado en Irak, el cual quiere hacerse un Mobutu contigo, esto es, ofrecerte una parte de los ¡700.000 millones de dólares! hallados en unos contenedores cerca de Bagdad. Lo más probable es que hagas clic en borrar.

Pero este no fue el caso de Fontcuberta, que decidió seguirle la corriente al tal Capitán Garfio adoptando, eso sí, un recurso marca de la casa, un "camuflaje de identidades". Para el caso se impersonó en el intrépido mossèn Joan (Pellissa-Gisbert) Fontcuberta, con despacho en el templo expiatorio de la Sagrada Familia (que el AVE guarde muchos años).

El capitán Hook - que al segundo email se autodegrada a sargento-le ofrece al padrecito 2,5 millones de dólares para gastar en obra social. Y alli se inicia un intercambio de emails para ir concretando la entrega de la morterada + historias que irán surgiendo +...

Ese intercambio, un scam baiting, o sea, un cebo para estafadores o el timador timado,forma parte de uno de los últimos objetos producidos por Fontcuberta, el libro Santa Inocencia / Holy Innocence,su contribución a Estancias Creativas, una invitación que Albarracín hace a un creador para que durante un tiempo resida en el pueblo y luego plasme tal estancia en una obra. Y así tendremos ese objeto especial en forma de libro, ocupando la primera parte copias de los emails y la documentación intercambiada entre presunto soldado y presunto cura, y la segunda por una serie de visiones de Albarracín fotografiadas por F.

Rojo y verde La parte más singular del objeto será la del intercambio de emails entre religioso y militar, plasmado de un modo digamos que estereoglífico. El libro incluye un rectángulo de plástico verde y otro rojo, como los de las viejas gafas 3-D. Así, según el filtro que apliquemos a la hoja tendremos el texto en inglés o en español de esa relación epistolar, o podremos ver algunos montajes donde, filtro rojo o verde mediante, saldrá una imagen u otra. En cuanto al texto, Fontcuberta, ya impersonado en ese mossèn Ventura psicotrónico, tomará la retórica propia del hábito, y a través de sus mails y las respuestas del hook logra bastir una jocosa pieza literaria, con una trama in crescendo en la cual el mossèn Fontcuberta, con su parodia del estilo clerical y un fino sarcasmo - lo que en catalán se diria enfotre-se´n-le toma el pelo, vacila al guindón. Algunos pasajes reclaman el descojone, como cuando le propone al sargento Hook destinar parte del dinero para iluminar las murallas de Albarracín y asi darles un toque más hollywoodiense, a lo que Hook dirá, claro, que amén a eso...

Fontcuberta inserta el relato de su viaje y estancia en Albarracín, siendo así también el pueblo protagonista de ese curioso ciberintercambio epistolar al final del cual, con el mossèn a punto de " viajar" hacia Camboya a por " la pasta", con el acorralador un tanto acorralado... y hasta aquí voy a contar.

Ese scam, ese spam estafa se plasmará en singular pieza narrativa con falso cura, falso militar, abundante y falsa documentación... Preguntado durante la presentación del libro en Albarracín sobre si toda la historia era o no verídica, Fontcuberta, enigmático y divertido, dejó la duda en el aire (¡es demasiado buena para ser verdad!). A fin de cuentas una de sus especialidades, como mago mediático, es crear interzonas, hacer de la ficción realidad (o viceversa).

© La Vanguardia y Clarín

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