28.10.10

Anuncian nueva edición aniversario del escándalo de "El amante de lady Chatterley"

Hace cincuenta años D H Lawrence, el autor de la novela, fue llevado a juicio por obsenidad en Inglaterra. Su obra de 1928 se convirtió en un nuevo clásico de la literatura
David H. Lawrence a la edad de 21 años (1906).foto:wikipedia.fuente:emol.com

La editorial británica Penguin publicará próximamente una nueva edición de "El amante de Lady Chatterley" con motivo del 50 aniversario del juicio por obscenidad contra su autor, D H Lawrence.
Una serie de cartas y documentos que se conservan en el archivo Penguin de la Universidad inglesa de Bristol, donados en su día por el abogado que defendió a la editorial, Michael Rubenstein, ha servido de base para un ensayo de Steve Hare, que se incorporará a esa edición de aniversario, informa hoy el diario The Independent.

Con motivo de la prohibición del libro y del procesamiento de su autor, Rubenstein escribió a más de 300 escritores, académicos, clérigos, gentes del teatro y otros destacados personajes a quienes preguntó si estaban dispuestos a defender el libro de D H Lawrence, aparecido en 1928 y luego prohibido.

Algunos se declararon inmediatamente dispuestos a testificar a favor: por ejemplo, E.M. Foster, que lo calificó de "importante obra literaria" y agregó: "La ley dice que la obscenidad puede pervertir y corromper, pero, que yo sepa, no define la perversión o la corrupción."

El testimonio de otros autores igualmente dispuestos a favor resultaba más complicado: tal es el caso de Aldous Huxley, que calificó el libro de "muy salutífero," pero pidió 1.000 dólares para viajar desde Estados Unidos, donde vivía, a Gran Bretaña si se requería finalmente su testimonio.

El premio Nobel T S Eliot, que había en un principio criticado el libro y al autor, revisó su juicio acerca de ambos y se prestó también voluntario: acudió al juicio como posible sustituto en el banquillo de la defensa.

Cuenta la leyenda que durante varios días, el autor de "Cuatro Cuartetos," esperó por si le convocaban a las puertas del tribunal, sentado en un taxi mientras corría el taxímetro.
Otros autores famosos, sin embargo, respondieron negativamente al llamamiento del abogado, entre ellos Evelyn Waugh y Robert Graves.

En una carta a Rubinstein, Waugh calificaba el libro de aburrido y pretencioso y explicaba que su publicación no haría ningún bien a nadie al tiempo que ponía en tela de juicio las capacidades literarias del autor. Graves escribió por su parte a Rubinstein que no se le ocurriría jamás colocar en su biblioteca un libro de Lawrence.

En la preparación de la defensa se emplearon ocho semanas, y durante el juicio hubo momentos de pura comedia: así mientras los jurados leían los pasajes supuestamente lascivos del libro, un abogado iba llevando una cuenta precisa de cada palabra obscena utilizada por el autor.

O cuando el fiscal preguntó al jurado: "¿Aprobarían ustedes el que sus hijos o sus hijas, porque las chicas saben leer tan bien como los chicos- leyesen este libro? ¿Es acaso un libro que ustedes dejarían en cualquier rincón de sus casas? ¿O que desearían que leyesen sus esposas o sus sirvientes?."

Un obispo anglicano horrorizó por su parte a algunos de sus feligreses cuando desde la tribuna de los testigos afirmó que las relaciones sexuales entre lady Chatterley, una mujer casada, y un obrero de su finca, tenían algo de "sagrado". El 2 de noviembre de 1960, el tribunal dio finalmente la razón a la editorial Penguin. El libro llegó rápidamente a las librerías y, gracias entre otras cosas a la publicidad generada por aquel proceso, se vendieron más de dos millones de ejemplares.

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