24.5.11

Poesía para no morir

Amante de la literatura de Bohumil Hrabal y maestra minuciosa de los cuentos de Jorge Luis Borges, abra la puerta de sus inspiradores poéticos en un momento de dolor sin parangón

La poetisa Piedad Bonnett galardonada por su obra Explicaciones no pedidas.foto.fuente:elmundo.com

El pasado 13 de mayo fue un día de inmensa felicidad, al principio, y de tremenda desolación al final para la reconocida poeta colombiana Piedad Bonnett. Tras enterarse de que había ganado el XI Premio Casa de América de Poesía Americana recibió otra llamada desde Nueva York: su hijo Daniel, de 28 años, se había lanzado al vacío desde el techo de su edificio en la universidad de Columbia. Bonnett aceptó, en medio de su dolor, contarle a EL MUNDO.es cuáles han sido los cinco poemarios que han marcado su vida y en qué momento llegaron a sus manos por primera vez.

"Como no quiero perder el vinculo con la realidad, trataré de hacer el ejercicio (ahora todos duermen)" fue su respuesta generosa, ante nuestra petición. No sorprende que Bonnett, devota de sus pupilos en la Universidad de Los Andes de Bogotá desde hace más de 20 años, amante de la literatura de Bohumil Hrabal y maestra minuciosa de los cuentos de Jorge Luis Borges, abra la puerta de sus inspiradores poéticos en un momento de dolor sin parangón.

"Te puedo señalar los autores, a veces con sus libros, que fueron claves primero en mi educación sentimental poética, y luego han influido en las inflexiones de mi voz", dijo desde su soledad de las 5.00 horas en Nueva York, el día que cremarían a su hijo, buscando darle un respiro a su alma hecha pedazos.

Desde su móvil, tal vez en la habitación solitaria de un hotel tecleó: "En la adolescencia mi gran revelación fue Antonio Machado: con él descubrí la mirada sutil, que la poesía transmite del estremecimiento del mundo. En esa misma edad, 'Las flores del mal' me sedujeron por su capacidad de ver lo bello en lo feo, por su revelación del encanto de las ciudades, con su carga de caos e indiferencia".

Evoca a sus maestros y lo que representaron para ella, enviando por partes su confesión, por miedo a teclear mal un nombre en la cuadrícula minúscula del Blackberry. "Ya te mando más. Escribo desde mi 'BB' y me da miedo un error", escribe al final del primer mensaje.

Luego llega otro, sin faltas ortográficas ni tipográficas, escrito con la precisión que solo puede tener un artesano de la poesía: "Ya en la universidad, dos libros me revelaron otras formas de hacer poesía: 'Poemas humanos', de Vallejo, y 'Residencia en la tierra', de Neruda. Me mostraron que la emoción a veces encarna en una palabra rota, en un lenguaje astillado que nace de otra parte, mitad entraña, mitad razón. En los treinta hubo una voz iluminadora: la de Eliseo Diego, con su tersura, su capacidad de sugerencia, su transparencia. Desde hace unos años leo y releo a estos autores: Blanca Varela, Philip Larkin, Wistawa Szymborska, José Watanabe y Anne Carson. En su poesía encuentro una fuerza y una belleza afines a las que yo busco".

Piedad Bonnett ha escrito siete libros de poemas ('De círculo y ceniza', 'Nadie en casa', 'El hilo de los días', 'Ese animal triste', 'Todos los amantes son guerreros', 'Tretas del débil' y 'Las herencias') con los que ha llevado los versos colombianos extramuros. También ha publicado cuatro novelas y es autora de varias obras de teatro siendo una de las más destacadas escritoras del país. 'Explicaciones no pedidas' es el título del libro con el que obtuvo el galardón. Pero esta vez no podrá enviarle el primer ejemplar con una dedicatoria amorosa a su hijo Simón.

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