16.8.12

Mis mejores páginas son...

En el libro Mil bosques en una bellota escritores como Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Sánchez Ferlosio señalan los instantes más inspirados de su obra

En Mil bosques en una bellota, 28 autores se confiesan con Valerie Miles. foto.fuente:elcultural.es

Preguntarle a un autor veterano cuál es el mejor pasaje de su obra, el que considera más representativo de sus ambiciones literarias y en el que ha alcanzado la cota más alta de talento e inspiración, es, desde luego, ponerle un aprieto. Los escritores suelen ser reservados a la hora de mostrar sus cartas. Por lo general, hablan de su último libro como el más logrado o del que más satisfechos han quedado. Saber, por testimonio propio, dónde está el meollo de su escritura resulta así especialmente revelador. "Que elijan el pasaje que en su opinión autónoma representa aspectos esenciales de la producción íntegra de toda su vida, nos permite una intimidad que no podría proporcionar nadie más: ni críticos, ni editores, ni estudiosos". Así lo explica la editora Valerie Miles, actual directora de la editorial Duomo, tras ostentar diversos cargos de responsabilidad en los tres grandes grupos editoriales de nuestro país (Ramdon House Mondadori, Planeta y Santillana). "Con esa mirada vemos al escritor en su estudio, en su biblioteca, frente al acto de creación sin mediadores -en el silencio frente a la página- y creo que es una visión privilegiada para los lectores curiosos".

Ella ha sido la que ha convencido a una pléyade de 28 autores en castellano para que le indicasen las que ellos creen que son sus páginas de mayor altura. Luego ha volcado todas esas confidencias en el libro Mil bosques en una bellota. El título lo toma de una frase de Ralph Waldo Emerson: "La creación de mil bosques está en una bellota", que remite a esa idea de núcleo concentrado en el que se puede rastrear la inmensidad del universo creativo de cada autor. Y la idea la tuvo en una biblioteca de Carolina del Norte, donde encontró una antología similar, publicada en 1942 y circunscrita a literatura norteamericana. Pensó que sería conveniente hacer lo mismo pero en el ámbito hispánico: "Cada vez que perdíamos a un autor en español me daba pena no haber podido preguntarle. Desde Torrente Ballester, Cabrera Infante y últimamente Daniel Sada".

En su antología están figuras de la talla de Vargas Llosa, Muñoz Molina, Vila-Matas, Marsé, Juan Goytisolo, Ramiro Pinilla, Javier Marías, Rafael Sánchez Ferlosio... Incluso Carlos Fuentes, al que, por suerte, persuadió antes de que muriera hace apenas tres meses. La elección de Fuentes resulta llamativa. A la hora de poner el foco en la que a su juicio es su principal aportación a la historia de la literatura reparó en Terra nostra, su novela más experimental, donde se permitió mayores licencias a la hora de escribirla. El autor mexicano explica así su decisión: "He escogido estos fragmentos de porque tienen la mala costumbre de resumir mi idea de la narración".

No es raro encontrar a autores que se hayan decantado por libros suyos que no son los que los han encumbrado, o los que más popularidad les han brindado. Vila-Matas, por ejemplo, escogió Porque ella no lo pidió porque, dice, ahí se encuentra el germen del juego de espejos entre realidad y ficción clásico en su narrativa. Y Vargas Llosa apuntó su dedo a las páginas de La fiesta del chivo y El paraíso en la otra esquina. "Sí, la verdad es que sorprende", reconoce Miles. "Pero cuando lo razonan se termina entendiendo porqué. Los lectores, expertos o profesionales, no sabemos cuánto les ha costado un pasaje u otro. Muchas veces el genio reside precisamente en que lo difícil parezca fácil, natural. No conocemos la lucha creativa que han sostenido para plasmar una idea o para recrear una escena o escribir un diálogo. Con qué páginas han logrado su objetivo secreto".

El volumen ideado por Valerie Miles incluye, además del fragmento elegido por cada autor ("la bellota") y la motivación que ofrecen a sus respectivas decisiones, otras dos secciones: por un lado, En conversación con los difuntos, donde los escritores repasan sus influencias más determinantes a la hora de configurar su credo literario (en el caso de Carlos Fuentes, sus propias abuelas), y Coda, donde responden a una pregunta planteada en relación al fragmento seleccionado.

En total, Mil bosques en una bellota es una antología, de más de 700 páginas, que, no obstante, no tiene ninguna vocación de canon: "He querido ofrecer un documento literario-histórico. Es decir, he preguntado a autores de las generaciones mayores porque sus respuestas podrían ser permanentes. Si hubiese preguntado a autores más jóvenes, es posible que no hayan escrito todavía sus mejores páginas y la antología no tendría vigencia. Es absurdo incluir sólo 28 autores de todo el orbe español y pensar que eso es un canon. No, es más bien un desafío que yo misma me puse: leer al estilo de Virginia Woolf, sin prejuicios". 

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