22.9.12

Una misma noche

La narración en paralelo comienza con esa única y misma noche, pero en 2010, en la que una simple rutina como salir a pasear el perro, convierte a Leonardo Diego Bazán en el testigo de una encrucijada 

La misma noche, toca el doloroso punto de la dictadura argentina entre 1976 y 1983. foto. fuente:elespectador.com/blogs de papel.

Una misma noche es el escenario del crimen en la historia que narra el argentino Leopoldo Brizuela, una misma noche comprendida en treinta y cuatro años, que se han quedado suspendidos en la memoria de quienes vivieron, y viven aún, las secuelas de la dictadura militar de 1976.
La narración en paralelo comienza con esa única y misma noche, pero en 2010, en la que una simple rutina como salir a pasear el perro, convierte a Leonardo Diego Bazán en el testigo de una encrucijada que le hacen a alguien en su vecindario, y que trae a su memoria el oscuro recuerdo de 1976. Es el gran punto de quiebre que él ha querido dejar en el olvido, pero viene a cobrarle los saldos del horror, de los secretos mejor guardados, de las injustas desapariciones, de las culpas tanto de los ejecutores, como de quienes solamente miraron desde la otra acera y se protegieron tras los portones de sus casas.
Con más de quince títulos en su creación literaria, Leopoldo Brizuela, quien también es músico y periodista, se ha destacado como el creador y coordinador de talleres de escritura, y entre ellos, el que tal vez tuvo una mayor importancia para la investigación realizada en Una misma noche, que es el del grupo que durante diez años dirigió en la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.
Desde la publicación de Tejiendo agua, su primera novela, con la que recibió el premio Fortabat, el escritor ha sido condecorado en repetidas ocasiones. En 1996 recibió el premio de cuento Edelap, Premio Clarín de Novela en 1999 por Inglaterra. Una fábula, hasta llegar al importante galardón que le otorgó la editorial Alfaguara el 26 de marzo del año en curso.
El XV Premio Alfaguara de Novela 2012, además de jugar con varios elementos hipermedia como planos, fotos documentales y una desestabilizadora pantalla en negro, retorna a la novela policíaca y a un suspense apasionante que narra la historia de un escritor enfrentado a desvelar el porqué del silencio, de lo que se calló, de lo que no se quiso ver ante los juzgamientos y desapariciones que se llevaron a cabo desde los campos de concentración que creó la milicia durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, de lugares como la Esma (Escuela Mecánica de la Armada Argentina), hoy Museo de la Memoria de la dictadura, y en 1976, el centro de torturas no sólo de los juzgados como insurgentes, sino también de aquellos que revela Leonardo Bazán eran sospechosos, o mejor culpables por llevar a cuestas apellidos como Goldenberg, o Kuperman, que necesitan de pocos detalles para adivinar su procedencia.
En la escritura de su novela, Brizuela afirma: “La escritura es una manera única de iluminar la conexión entre el pasado y el presente. Y eso me alienta a empezar: no como quien informa, sino como quien descubre”. Y es que lo que descubre lo lleva a una y otra revelación de dolor, que como Edipo, cuando toma la decisión de investigar a fondo y encontrar al causante de las desgracias de su pueblo, no tiene otra opción que cumplir con su sino trágico y sacarse los ojos de sus cuencas, para vagar por el mundo desde sus tinieblas.
En Una misma noche, la oscuridad a quien encubre es a su propia familia, y las iluminaciones postreras tienen poco de epifanías, pero sí demasiadas tenebrosidades acerca de la verdad que estuvo allí desde su adolescencia y sólo se permitió recordar tantos años después.
Dice Leopoldo Brizuela en una entrevista realizada en 2005: “Está lo visto, y el ojo. Uno ve algo raro y, para tratar de explicarse, inventa una historia. En esa imagen que vos ves hay una promesa, algo que promete dar sentido a lo que te pasa, y al darle sentido, promete aliviar lo que te pasa”.
Precisamente, la promesa de la que habla Brizuela se convierte en Una misma noche, una novela exaltada por el jurado calificador presidido por la escritora española Rosa Montero, quien en el acta final de premiación consideró que es un relato “perturbador e hipnótico” que “nos enfrenta a los fantasmas familiares y a la oscuridad del ser humano, en la que se es a un mismo tiempo verdugo y víctima”.

1 comentario:

Lupa Sívori dijo...

Hola! A mi sinceramente el libro me pareció infumable. Denso y aburrido, y no tiene ninguno de los elementos del "thriller".

Verdaderamente una decepción, le tenía mucha fe. Justamente armé una nota al respecto en mi blog de literatura. Los invito a darse una vuelta para comentar, sugerir y opinar:

http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2012/12/una-misma-noche-novela-2012.html

Saludos!!

Luciano // https://www.facebook.com/sivoriluciano.