24.11.12

FIL, pasaporte al mapa literario

La Feria de Guadalajara comienza con más de diesiete mil profesionales del sector. Chile, país invitado de honor, llega con una delegación de más de cien personas

Arranca La Feria de Guadalajara, la más importante de este lado del mundo, dedicada a Chile./elpais.com
Tener en el currículo la sigla FIL se ha convertido para los escritores hispanohablantes en el sello para entrar o confirmar un lugar en el mapa de la literatura contemporánea. Entre tanto, para los autores en otros idiomas es casi una escala obligada pasar por allí, por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México). Un periplo multicultural que empieza hoy con la presencia de 17.000 profesionales del libro, casi dos mil editoriales, unas 300 mesas redondas, conferencias, debates y entrevistas y un público que disfrutará de la compañía de unos 600 escritores.
Este año la feria del libro más importante del mundo en español llega a su 26ª edición con ecos de polémica. La que suscitó en septiembre el premio FIL de Literatura al peruano Alfredo Bryce Echenique, al estar acusado de plagio en artículos periodísticos, comprobado en 40 casos, y multado en 16 de ellos.
“Después de la polémica que generó la concesión del premio prefiero concentrarme en la difusión de la Feria y no abundar sobre este tema”. Son las palabras de Nubia Macías, periodista, escritora y directora de la FIL desde 2003. La persona que ha ayudado a dar el carácter global, festivo y de cita imprescindible a este encuentro de escritores, agentes, editores, libreros y lectores.
Silencio, o mejor, puntos suspensivos es la respuesta de Macías, a través del correo electrónico, ante la intención de conocer su opinión sobre la reacción por el premio a Bryce Echenique por parte de un grupo de académicos mexicanos y otros escritores. Silencio porque, además, la entrega del galardón es el ritual inaugural de la FIL, que hoy no se realizará porque le fue dado al ganador en su casa de Lima (Perú), a fin de no atizar la controversia y no empeñar esta fiesta de la literatura. “La inauguración seguirá siendo un acto literario e importante”, asegura Macías, “nos acompañarán autoridades y escritores, y creo que también hay que tener en cuenta que es un espacio para Chile, nuestro invitado de honor, que viene con la mayor delegación cultural que ha salido de ese país sudamericano desde la llegada de la democracia”. Además, se rendirá un homenaje a Carlos Fuentes, fallecido en mayo pasado, y otro el domingo a Elena Poniatowska por sus 80 años.
Tierra de grandes escritores, especialmente de poetas recitados a lo largo del siglo XX, desde Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, hasta Gonzalo Rojas y Nicanor Parra, Chile llega con cien autores de todos los géneros literarios. Los clásicos, cuenta Macías, estarán presentes a través no sólo de sus homenajes, sino también con películas, documentales, libros y exposiciones que se exhibirán en el recinto ferial y otros lugares de la ciudad. Los consagrados como Jorge Edwards, Raúl Zurita, Óscar Hahn y Pedro Lemebel, compartirán cartel con las nuevas generaciones personificadas en nombres como Lina Meruane, Andrea Jeftanovich, Nona Fernández...
La resonancia no es solo de Chile. En este siglo la literatura latinoamericana contemporánea ha empezado a recuperar el primer plano internacional, y la FIL ha sido testigo y, en parte, promotor de ello. ¿Dónde puede estar ese interés? Un primer motivo, según la directora, tiene que ver con la actitud y la forma de ver el mundo de los latinoamericanos: “Es diferente: para muchos alegre, para muchos apasionada, para muchos azotada. Esa diversidad emocional que está a flor de cada palabra, que distingue a cada región latinoamericana de la otra, pero además las une en un mosaico lingüístico único en el mundo, es la gran fortaleza de nuestras letras en este momento. Hemos dejado de querer parecernos a otros y estamos orgullosos de ser, hablar y sentir como nosotros mismos”. Se trata de una decisión que los autores han tomado de forma natural con el relevo generacional posboom. A lo cual hay que sumar dos cosas: “Por un lado cómo se ha reacomodado el mundo, la fuerza cultural de cada región y el lugar que ha tomado América Latina frente al nuevo escenario económico. Por el otro la profesionalización de los editores que frente a la crisis de la industria son quienes se han dedicado a ser scouts literarios, a encontrar voces originales, pero que además ahora ya saben cómo hacer alianzas y lograr que sus libros circulen mejor, lo cual ha logrado una reactivación del mercado latinoamericano”.
Emoción es el sentimiento clave de agentes, editores, críticos y escritores extranjeros ante esta literatura, según Nubia Macías. “Emoción por el descubrimiento de esta creación tan diversa, tan fuerte, y en la que confían plenamente para volver a crear un nuevo movimiento literario que también los beneficia”. Un hecho que se refleja en el aumento de la presencia de los libros de los escritores hispanohablantes en sus traducciones a múltiples lenguas y premios internacionales y en un interés que traspasa el mundo occidental.
Y si lo hispanohablante tiene ya rutas hacia todas partes, la FIL acerca esos otros lugares a sus 650.000 visitantes. Se convierte en una babel de voces a través de conferencias o debates, mientras los stands ofrecen escritores de todo tipo y procedencia traducidos al español. La apuesta, según Macías, es conseguir que los latinoamericanos se lean y se conozcan entre ellos, al mismo tiempo que buscan mostrar la calidad literaria del continente. “Si conseguimos”, dice Macías, “que los autores de estos y muchos otros países se encuentren con los nuestros, estaremos cumpliendo el primer objetivo que nos propusimos para el futuro inmediato de la feria: ser un puente entre los lectores del mundo”. Un puente de nueve días. Desde hoy y hasta el domingo 2 de diciembre.

Así se hace la gran feria

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