9.8.13

La verdad sobre el crimen literario

Los escritores Pablo de Santis, Qiu Xiaolong, Maurizio de Giovanni y Pascal Dessaint dialogan con Ernesto Mallo sobre las relaciones e influencias entre el delito y la literatura policial antes del inicio del festival Buenos Aires Negra

Ficción y realidad. Javier Basile./revista Ñ
 
En las visperas del ya pasado Festival del Buenos Aires Negra y aquí, cuatro destacados participantes hablan con el escritor Ernesto Mallo, director de este festival, sobre las relaciones entre la literatura, el crimen y la vida cotidiana. El argentino Pablo de Santis; Qiu Xiaolong, uno de los más célebres autores de China; Maurizio de Giovanni la revelación del “giallo” italiano y Pascal Dessaint, el autor francés más temido por las industrias contaminantes

Ernesto Mallo: ¿Qué les sugiere hoy la frase “la realidad supera la ficción”?
Pablo De Santis: Una fórmula para señalar que a veces ocurren cosas insólitas.
Qiu Xiaolong: Para mí, la frase es particularmente aplicable a la China de hoy. Titulé un artículo que escribí para el New York Times “La vida en China es más extraña que mi ficción”. El caso criminal en cuestión está relacionado con Bo Xiliai, el jefe del Partido de Chongqing, cuyos detalles se revelan en la última novela del Inspector Chen en la que estoy trabajando. Pero el libro no trata solamente de un funcionario gubernamental corrupto, también trata de los crímenes, absurdos hasta lo inimaginable, que pueden tener lugar bajo un régimen autoritario unipartidista.
Maurizio de Giovanni: Estoy convencido de que la realidad es demasiado absurda y extraña para ser contada. La narrativa necesita ser lógica, el lector tiene que poder comprender el desarrollo de la historia, entrar en la psicología de los personajes, seguir su pensamiento. ¿Cómo puede contarse sobre esos tres chicos encerrados en una villa de Cleveland durante diez años, sin pedir ayuda sin intentar la fuga? Es mejor inventar un cuento verosímil, más real que la realidad misma.
Pascal Dessaint: En muchos momentos de mi trabajo como escritor, puedo percibir que la realidad es más extraña y compleja que las historias que puedo imaginar. En 2001, escribí una ficción cuyo telón de fondo era una fábrica en Toulouse. Esto debería ser una historia simple, social. Unas semanas más tarde, la planta explotó. Yo no me hubiera atrevido a imaginar ese escenario. Fue muy inquietante.
EM: ¿De qué manera los sucesos criminales influyen en su literatura y en la literatura policial en general?
PDS: De ninguna manera. Creo que la literatura policial no tiene ninguna relación con el crimen real: es un artificio para representar el modo como nos relacionamos con la búsqueda de la verdad.
QX: Sigo los hechos criminales de China a través de Internet como investigación básica para mis libros. Suelo bromear con mis amigos diciendo que, con tantos sucesos criminales y de corrupción como hay en la sociedad china contemporánea, jamás voy a sufrir el bloqueo del escritor. No necesito inventar nada para mis trabajos de ficción. Hubo un caso en particular que conocí de primera mano cuando trabajaba en la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai, ya que uno de los criminales involucrados, que fue sentenciado a muerte, trabajaba en el mismo edificio. Años más tarde fue materia para mi novela Muerte de una heroína roja .
MDG: Es indiscutible que los delitos se encuentran en la mente de los autores de novela negra, que forma parte de sus miedos y, por lo tanto, de sus historias. Pero, insisto, sólo tiene valor como inspiración. La narrativa se mueve según otra trayectoria, por fortuna, juega un partido diferente.
PD: Todo hecho criminal expresa el malestar, el desorden y la ansiedad de una era. También, aunque no siempre, me inspiran hechos precisos, ya que soy sensible a los acontecimientos de mi ciudad, de Francia y del mundo. Creo que, en todos los sentidos, a menudo inconscientemente, los eventos que vi influyen de alguna manera en mi escritura, en mi imaginación. Creo que es así para todos los escritores de novelas de suspenso. Por eso podemos comprender ciertos períodos de nuestra historia a través de las novelas que inspiraron.
EM: ¿El crimen de ficción, su estética o lenguaje, influyen en el crimen real?
PDS: No.
QX: Eso es bastante posible, aunque pienso que no debe ser muy frecuente. Aun así resulta intrigante que la mente criminal pueda ser influenciada o torcida por la estética del lenguaje de la ficción literaria (no sólo por la ficción criminal). En El vestido mandarín rojo , mi quinta novela de la serie del Inspector Chen exploro la interrelación entre ambas.
MDG: El fenómeno de la imitación es un peligro que está siempre a la vuelta de la esquina. La novela, la ficción cinematográfica o televisiva pueden tener este efecto sobre ciertas mentes. Pero son las crónicas, las historias terribles que cuentan los periódicos, la Internet o la TV quienes ejercen estas influencias con mayor poder.
PD: ¡Espero que no! Tendríamos un poder extremadamente perjudicial. El día que alguien me diga que mis historias lo inspiraron para cometer un crimen, dejo de escribir.
EM: ¿Cómo se relaciona la narración policial de ficción con la narración policial periodística?
PDS: Tuve la suerte de ser amigo de Enrique Sdrech, gran cronista de policiales, y en cuyo imaginario pesaban las novelas que había leído en su juventud, sobre todo las de Gastón Leroux. Es sobre todo el mecanismo del folletín lo que guía a veces a los cronistas de policiales, porque hay también para ellos un continuará.
QX: En la sociedad de hoy no creo que haya una línea divisoria clara entre la no-ficción y la ficción. La gente lee con el mismo interés el periodismo y la ficción de criminales.
MDG: Creo que la narración criminal, sea verdadera o inventada, puede moverse a lo largo de la misma vía. La investigación del desvío de un sentimiento, de una pasión que produce celos, obsesión, odio y, finalmente, el arma en la mano criminal no cambia en la ficción o en las noticias.
PD: Ciertamente, el relato periodístico, cuando se trata de una investigación le pide prestado a la novela policial. Reunir el material, tratar de comprender, analizar, combinar, inferir. El periodista de investigación tanto como el autor de novelas policiales son investigadores.
EM: ¿A qué atribuye el interés del público lector por la literatura policial?
PDS: La novela policial representa para el lector la nostalgia por una forma; una máquina de organizar las expectativas del lector. Toda la literatura vive del secreto, pero en la novela policial este secreto ocupa un lugar esencial y está desplazado hacia el final y es el corazón invisible de la historia.
QX: Se podrían enumerar una cantidad de razones. Entre ellas, el hecho de que en la actualidad se estén cometiendo tantos crímenes en todas partes del mundo. Algunos tan increíbles, otros tan misteriosos y otros tan horribles. La gente, naturalmente, se interesa en tratar de conocer toda clase de interpretaciones al respecto. De allí proviene la popularidad de las novelas policiales.
MDG: Al leer un libro, los lectores quieren hacer un viaje. Quieren ser secuestrados y llevados a otra realidad que le haga olvidar la propia durante unas horas. Es evidente que un tipo de novela más realista, como la negra, facilita este proceso, proponiendo situaciones vertiginosas y atractivas, con un ritmo rápido y con historias simples y fuertes. Creo que ese es sustancialmente el secreto de su éxito.
PD: Esto se debe sin duda a que los lectores aman que les cuentes historias emocionantes, pero también, que los interroguen sobre el mundo que los rodea. Son siempre inquietados por la realidad y buscan respuestas o alivio para sus ansiedades.
EM: ¿Cuáles creen que son los tres elementos que nunca deben faltar en una narración policial?
PDS: La tensión narrativa, la exposición objetiva, la construcción deliberada.
QX: El suspenso, el análisis y una investigación convincente, no sólo del crimen en sí mismo sino también del entorno social, político y cultural en los cuales ocurre el crimen.
MDG: Yo no creo que haya una receta. Para mí es contar con un ritmo lo más apretado posible, contar con uno o más personajes con los cuales los lectores pueden identificarse y, sobre todo, narrar una buena historia, contada de la manera más convincente y simple que sea posible.
PD: La poesía, el amor y el humor. Lo mejor entre lo peor.
EM: ¿Cuál es la función social de la literatura policial, si es que la tiene?
PDS: Ninguna.
QX: La función social de la ficción criminal, si es que la tiene, podría ser estimular la alerta de la gente respecto de las actividades criminales. Por otra parte puede suministrar una falsa sensación de seguridad, si nos hace creer que teniendo a Sherlock Holmes en Baker Street, la justicia será aplicada en el mundo.
MDG: La literatura no debe preocuparse por el problema de su propia utilidad social. Contamos historias, sólo historias, y si alguien quiere ver un mensaje que asuma la responsabilidad. Tenemos que dejar que el flujo de la historia haga el camino que quiera hacer, y reportar el flujo. Sólo eso.
PD: En Francia, gracias a Jean-Patrick Manchette, el thriller ha retomado su función de novela social y crítica de la vida cotidiana. Estoy absolutamente convencido de que tiene que ser así. En esto, la novela negra es literatura responsable. Como dijo el gran abogado y periodista Albert Londres: hay que meter el dedo en la llaga.
EM: ¿Qué les sugiere el concepto “escritor comprometido”?
PDS: Algo que sobrevive en la idea de que la lectura política de un texto es la más profunda: yo creo que es la más superficial, y tiene fecha de vencimiento.
QX: Yo no sé qué significa exactamente ese concepto. Un escritor debe ser comprometido como escritor, pero si se aplica a ciertos géneros puede serlo o no. En lo personal no le veo nada de malo en escribir transgrediendo los géneros. Un escritor de ficción criminal no está necesariamente confinado a ese género.
MDG: Un escritor está comprometido desde el momento en que se publica su novela y se la ofrece al público. Son los ojos de los lectores lo que ven en el compromiso con la historia, esto da el mensaje, no el escritor.
PD: Una de las primeras cualidades de un escritor debe ser una crítica lúcida y sin concesiones a su tiempo. Este es un paso necesario. El compromiso se inicia allí. Testigo de su época, a menudo involucrado físicamente, el escritor no puede, lamentablemente, unirse a todas las causas porque es humanamente imposible.
EM: ¿En qué medida la literatura de ficción puede ser útil para denunciar hechos criminales?
PDS: En ninguna.
QX: Tanto para la ficción literaria como para la ficción criminal, la buena escritura es esencial. Para denunciar actos criminales un escritor puede aprender mucho de la excelente ficción literaria y sus técnicas. En realidad no le veo objeto a separar la literatura de la denuncia.
MDG: La literatura tiene una función muy importante: tratar de interpretar el pensamiento penal. Lo que viene a la mente del criminal, lo que siente, lo que hace. Esto puede llegar a donde ningún otro proceso puede alcanzar para entender las razones del crimen.
PD: En la medida en que el escritor de novela negra es testigo de su tiempo, lo es también de los crímenes que se cometen y ello lo convierte en un denunciante de primer orden, aunque no lo sea de un hecho específico, sí de una situación social y de un sistema político que lo genera y muchas veces lo apaña.

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