27.5.14

Volpi: "La geopolítica prima sobre los buenos deseos"

En Memorial del engaño personajes de la historia del pasado siglo conviven con un autor ficticio, protagonista principal del libro, que se presenta como su responsable
 Daniel López y Jorge Volpi./Óscar Romero./revistadeletras.net
 
El pasado mes de abril el escritor mexicano Jorge Volpi (1968) presentó en España su última novela Memorial del engaño publicada por la editorial Alfaguara esta primavera de 2014. En este libro el premiado autor repasa la historia económica y política del siglo XX y principios del XXI a partir los secretos y mentiras que se fraguan en el seno de una familia estadounidense. En Memorial del engaño personajes de la historia del pasado siglo conviven con un autor ficticio, protagonista principal del libro, que se presenta como su responsable. Esta entrevista con Jorge Volpi tuvo lugar en Sevilla, tercera y última parada del escritor en nuestro país tras Madrid y Barcelona. Óscar Romero, el fotógrafo que me acompaña, y yo nos citamos con Volpi en el hotel en el que se hospeda. La timidez que muestra tras el móvil mientras nosotros preparamos el set para la charla, se convierte en confianza y cercanía una vez comenzamos la entrevista que resuelve de manera justa y precisa, acertando cada respuesta sin rodeos ni ambages, en un encuentro que se puede decir que fue tan breve como intenso.
Alfaguara
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Memorial del engaño abarca un siglo, y trata sobre cuestiones políticas y económicas de importancia que han marcado ese periodo ¿Cómo ha sido su proceso de creación y escritura, y cuánto tiempo te ha llevado?
Comencé a pensar en la novela en el año 2008, justamente cuando tuvo lugar la caída de Lehman Brothers y todo lo que vino después. Durante esa época estuve leyendo mucho sobre finanzas. Por otro lado, mientras investigaba para mi novela anterior, La tejedora de sombras, descubrí la historia de Harry Dexter White, uno de los redactores del primer borrador del Fondo Monetario Internacional y fundador del Banco Mundial, y me interesó mucho el tema y comencé a investigar sobre ello. Digamos que en esos años germinó la idea del libro. Ahora, la novela la empecé propiamente a escribir cuando viví un año en Madrid entre 2011 y 2012, y la terminé al año siguiente cuando era profesor en la Universidad de Princeton sobre el 2012 y 2013, por lo que su proceso de escritura me ha llevado unos dos años.
En la novela conviven elementos de ficción con otros que provienen de la no ficción, estos últimos del campo de la historia de la economía, las finanzas o el periodismo. ¿Qué importancia final han tenido estos textos en el libro?
Han sido muy importantes pues son los que han terminado por dar vida a la novela, de hacerla verosímil. Que el narrador fuera un experto en finanzas, un accionista, un bróker, luego el dueño de un fondo de inversión, suponía crear un universo lo más verosímil posible en relación a esas actividades. Por tanto, la introducción de algunos textos en relación a ello, que provenían de la no ficción, conseguían ese objetivo. Y, aunque yo no tenga ninguna formación en teoría económica, la idea era hacerlo lo más atractivo y lo más verosímil posible de cara al lector y, por tanto, mi dedicación a ellos debía ser aún más exigente.
Las relaciones entre política y economía son el eje del libro, expresados en la novela a través de la historia de una familia en Estados Unidos. ¿Por qué te has servido de esta relación entre los personajes y de este país?
Yo quería profundizar en una doble condición. Por un lado, quería escribir una novela cuyo contexto fuera el capitalismo, su nacimiento moderno después de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis del 2008 y un poco lo que le ha seguido. Y por otro lado, quería contar una historia de familia, una historia de la relación difícil y de las mentiras que siempre se suelen dar en su seno, y sobre todo en la relación entre padres e hijos. En ese sentido, me pareció que en una estructura familiar podía juntar estos dos temas, y que podría contar la historia de una familia particular en el contexto de un país capitalista como Estados Unidos, insertando a los personajes que formaban parte de esa relación en algunos de los hechos y acontecimientos más importantes en el desarrollo económico de ese país y que se dan en ese periodo de tiempo.
El personaje central de su novela, J. Volpi, muestra una fe sin reparos en el progreso económico que le hace interesarse tan solo en el futuro. Por otro lado, se empeña en el conocimiento de su pasado. ¿De qué le sirve esta ambivalencia que manifiesta el personaje?
Sobre esa ambivalencia que comentas quería construir la doble condición del personaje. Por un lado es un inversionista, y por lo que siempre ha estado preocupado es por el dinero que es por lo que están preocupados los hombres de negocios, por cómo ganar más en el futuro, por cómo prever cuál va a ser la situación del futuro que les permita invertir donde tienen que invertir, sacar el dinero de donde lo tienen que sacar, ponerlo donde lo tiene que poner. Ya incluso ese mercado lo conocemos en el argot financiero como mercado de futuros. Por tanto, debía mostrar una fe desmesurada en el futuro que aparecía subrayado por ese marcado carácter de desinterés por la historia, por el pasado. Por otro lado, ese personaje es el que se ve abocado a tratar de entender su pasado, y ahí está esa doble relación hacia delante y hacia atrás del personaje.
Debido a esa conexión entre pasado y futuro a través del personaje de J. Volpi, pareciera que hechos y sucesos del pasado explicaran lo que sucede al personaje en su presente y le acontece en el futuro.
Pues sí, esto se da sobre todo en la relación del personaje central con su padre, en la búsqueda de querer saber su historia. J. Volpi es un inversionista de mentalidad neoliberal, plenamente convencido de las bondades del mercado. Cree en la verdad del egoísmo, y conforme se ve de alguna manera interesado en la historia de su padre tras saber que había sido acusado de ser comunista, se ve obligado a emprender esa labor de introspección hacia atrás para tratar de saber quién es él mismo verdaderamente. Pero este es un caso en el que saber quién fue su padre no lo hace mejor, sino que el conocimiento de los valores y las creencias del padre a él no lo modifican, sino que lo afianzan en sus ideas y criterios absolutamente neoliberales. Eso sí, al menos hay esa labor de búsqueda e interés por su pasado.
La historia de secretos y mentiras de la familia Volpi parece que condensa la historia del engaño económico del siglo XX. ¿Te ha servido esta historia de familia como motor de desarrollo de la novela?
Un poco el centro de la novela está en la idea de que el egoísmo es bueno y que a partir de ahí uno puede hacer cualquier cosa, particularmente mentir, con tal de que al final salgan bien las cosas. Esa es la moral privada del personaje pero digamos que, de alguna manera, revela la moral pública, y por lo tanto el personaje de J. Volpi la aplica en idénticas dosis sin encontrar límites entre su vida profesional, como bróker y trabajador de entidades financieras, y en su vida personal. Es decir, si algo es J. Volpi es un mentiroso y un canalla, pero coherente, administra su vida sentimental como si fuera un negocio y su negocio como si fuera una relación sentimental.
J. Volpi es un personaje caracterizado por su falta de moral y una perspectiva profundamente egoísta. Sin embargo, en algunos momentos puede llegar a despertar simpatías ¿Cómo fue la construcción de este personaje?
Yo quería un personaje deleznable, que fuera un villano, pero al mismo tiempo quería que resultará una voz creíble, por un lado, y, por otro, lo suficientemente capaz de engañar al lector lo bastante como para qué simpatizara con él en varios momentos. La forma de justificación mayor es simplemente en los momentos en que intenta ser simpático. Él, que intenta ser cínico todo el tiempo, decir las verdades lo más duras y directas posible sobre todo en los temas que va tratando en su presente, sea la vida familiar, los negocios o la política, es alguien que no cree en nada, es un escéptico en cualquier esfera de su vida, excepto en la creencia que tiene en sí mismo. J. Volpi es un sobreviviente, hace todo lo posible por sobrevivir a sus propias emociones incluso en los momentos más duros, por ejemplo en la relación que tiene con sus hijos. Las contradicciones las intentaba encontrar ahí, en el porqué de esa condición suya. De ahí su pasión por la música, que es frustrada, y su condición finalmente de huérfano, de un huérfano que tiene que construirse a sí mismo.
Jorge Volpi | Foto: Óscar Romero
Jorge Volpi | Foto: Óscar Romero
La novela cuenta la relación de Noah Volpi, padre del personaje central, con Harry Dexter White. Entre ambos parece que vislumbran un tipo de organización económica entre las naciones que no triunfó, basada en el bien común entre naciones. ¿Están la buena voluntad y el entendimiento entre países abogados al fracaso en el contexto del feroz capitalismo que relatas?
Pues sí, digamos que aquí lo que relato es que ha terminado primando la geopolítica sobre los buenos deseos. Ahora podemos escuchar que el modelo de Keynes hubiera sido mucho mejor para el mundo, que hubiera sido un modelo más atractivo y que tal vez hubiera funcionado mejor, pero ahí se impuso, más que el contexto y la situación de los diferentes países, los propios intereses políticos en el momento en que los propios Estados Unidos deciden que ellos van a aplicar el modelo que a ellos les conviene. Incluso White cuando ve en funcionamiento su propia creación, el Fondo Monetario Internacional, también se decepciona viendo que el Fondo va a ser solo un instrumento para servir a los intereses políticos y económicos de Estados Unidos.
En el personaje de J. Volpi parece que se manifiesta la idea de que el capitalismo no es una opción político-económica, sino la única posible teniendo en cuenta la naturaleza del ser humano.
Esta es su convicción, y es probablemente la convicción que termina triunfando y se privilegia en la era del capitalismo neoliberal. Justamente se impone la idea de que todos somos egoístas, que lo somos por naturaleza, que nuestros genes son egoístas y que entonces no tenemos más remedio que seguir el principio natural que nos rige. Eso es lo que él defiende pero probablemente sea falso.
A pesar de que la no ficción es un recurso que dota de verosimilitud a la novela, el propio autor del libro y su biografía son ficción.
No estés tan seguro (risas)…
En cualquier caso, tras la lectura de la novela, como lector, tuve la sensación de que me había informado mejor de la historia económica del siglo XX desde una ficción que si hubiera leído centenares de tratados e informes económicos. ¿Sirve la ficción para hacer comprensible el mundo?
Pues ojalá fuera así, ojalá. Sería estupendo que tuviera esta función para los lectores en general. Yo creo que la ficción es un instrumento de investigación de la realidad, que utiliza la imaginación como herramienta, pero aplicándola también a los hechos reales. Y creo que una de las mejores maneras que tenemos de acercarnos a la realidad es a través de la ficción, por la cual a partir de un personaje otra persona vive una situación y podemos explorarla a través de la vida de ese otro yo nuestro que es muy importante para entender una realidad. En este sentido, a mí como narrador y como novelista me gustaría que el lector tuviera la sensación que yo tuve cuando la escribía, la de ser de pronto, por unos momentos, durante unas semanas, durante unos días, en mi caso durante estos dos o tres años de escritura, ese otro que vive en ese mundo del poder económico, ese otro que cree estas cosas para que nos demos cuenta de cómo las decisiones que toman personas como J. Volpi nos afectan a todos cotidianamente.

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