11.6.14

Hanif Kureishi y la lucha entre dos hombres

  No había más asientos. La gente se acumulaba en la puerta de Shakespeare & Co. tratando de ver (o escuchar), detrás del vidrio, algo de lo que ocurría adentro...
Fans. Hanif Kureishi firma ejemplares en Shakespeare & Co. París./revista Ñ

No había más asientos. La gente se acumulaba en la puerta de Shakespeare & Co. tratando de ver (o escuchar), detrás del vidrio, algo de lo que ocurría adentro. Y adentro estaba Hanif Kureishi leyendo el principio de The last word (La última palabra). Su nueva novela publicada en inglés empieza con esta escena: el joven Harry Johnson viaja en tren hacia la casa de su próxima víctima. Ha sido contratado para escribir la biografía de un distinguido escritor de origen indio, Mamoon Azam, y viaja acompañado por su editor quien le recuerda que esta es una oportunidad única para escribir una biografía controversial. El público ríe a carcajadas. Tiene sus razones. Desde que se publicó la novela, muchos leyeron en esa imagen de Mamoon la transfiguración exagerada del Premio Nobel VS Naipaul. La descripción descarnada que hace Kureishi de un Mamoon de ojos “smokey” y una nostálgica obsesión por los equipos indios de criquet, lleva a pensar de ese modo. Mark Lawson, en su reseña en The Guardian, comentó sobre los chusmeríos que sugerían que éste era un roman a clef sobre Naipaul, quien invitó a Patrick French para retratarlo, y el resultado fue El mundo es así (Duomo), la biografía “autorizada” que presenta a Naipaul como un snob, un racista, un adúltero y un cliente de prostitutas. Sin embargo, desde el primer momento Kureishi quiso desmarcarse por precaución judicial y, desde luego, cierta libertad creativa. Mamoon y Naipaul no serían la misma persona. Más allá de eso, Kureishi intenta responder, en esta librería parisina, si acaso conocer los trapos sucios de las figuras públicas es un fenómeno contemporáneo. “Soy un hombre profundamente íntegro y respetable”, dijo Kureishi entre risas, “pero al igual que todo el mundo, me encantan los chismes. Siempre soy chusma en lo que respecta a los escritores. Quiero saber cuánto sexo practican, cuántos libros habían publicado a los 25, cosas así. Esta historia trata de dos hombres; uno quiere saber la verdad sobre el otro y éste no tiene ninguna intención de que la sepa. Es sobre la lucha de dos hombres”. Una de las cuestiones que Kureishi explora en The last word es el significado de ser escritor, y una de las ideas más interesantes es que un escritor es amado por los extraños y odiado por su propia familia. “Es infrecuente que alguien venga y te cuente una buena historia, pero a veces ocurre y cuando pasa es difícil resistir la tentación de escribirla. Yo enseño escritura creativa, y a veces viene un alumno y me dice: ‘Tengo una historia muy buena, pero a mi mamá no le va a gustar’. Y yo pienso que a los verdaderos escritores no debería importarles lo que piense su madre”. Kureishi piensa que es más divertido escribir sobre gente monstruosa que sobre gente buena. El día de la presentación estaba inmerso en la serie House of Cards, protagonizada por Kevin Spacey. “Me encanta. Me  gusta la gente que tiene la audacia de comportarse mal”, señaló sobre el personaje de Francis Underwood y, entusiasmado, se le escapó un spoiler que aquí no reproduciremos. “Hay gente sobre la que te gusta escribir porque no te animarías a ser como ellos”, dijo. “Mamoon hace cosas que yo nunca podría hacer porque soy demasiado decente o, tal vez, porque no soportaría la culpa.”

Historias personales

En los últimos días de 1990, Ricardo Piglia decía, en el epílogo a Formas breves, que los textos del volumen podían ser leídos como páginas perdidas en el diario de un escritor y también como los primeros ensayos y tentativas de una autobiografía futura. Sabía entonces que mientras uno creía escribir sobre sus lecturas en realidad escribía sobre su vida. Trabajado sobre relatos reales y también sobre variantes y versiones imaginarias de argumentos preexistentes, el libro es un laboratorio de pequeños experimentos narrativos y relatos personales que le sirvieron “como modelos microscópicos de un mundo posible o como fragmentos del mapa de un remoto territorio desconocido”. Estamos a punto de explorar otro mapa de Piglia. Por estos días, en su estudio a pocas cuadras de la Facultad de Medicina, el escritor prepara para su publicación en Fondo de Cultura Económica un nuevo capítulo de esa autobiografía futura. El título será Historias personales y cruzará, como de costumbre, cuentos, relatos inéditos, ensayos, notas autobiográficas y diarios privados. El escrito más antiguo (Primer diario) es de 1957 y el último (En el umbral) es de 2014.

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